Ese día, tras su extraño "beso", el menor se comportaba de un modo mas tierno con el mayor.
Últimamente se había vuelto mucho mas respetuoso con su espacio y obediente.
Ésa tarde el mayor había ido a buscar al menor. Al encontrarlo le vio jugando con algunas crías y dragones jóvenes. Sintió una pequeña descarga de molestia, pues, según sus infantiles ideas y creencias posesivas el era suyo y YA. ¿Pero como hacerle entender? ¿Cómo decirle?
Pronto los ojos amarillos cruzaron con los verdes del menor.
Se aleja de las crías y va a donde el invitandolo a jugar. El mayor se niega pero el menor insiste. Insite tanto que el mayor acaba por acceder y jugar con el.
El tiempo corría como río y la noche pronto les capturó. Cansados se dejaron caer sobre la hierba uno junto al otro, el menor cautivo del agarre posesivo del mayor y ambos rodeados por las crías como si se tratase de sus padres.
