En tu mirada

La Pedida de tu Mano

Ella miro por última vez la habitación de Mirabel Madrigal, como si quiese guardarla en su memoria para siempre

-No te preocupes Casita... También la extrañamos... No sabemos dónde está, pero la seguiremos buscando

"Espero, que ella se encuentre bien""

Pensó para sí mísma la pelirroja que controlaba el clima

Salio de aquella habitación con el aire de pesadumbre y melancolía trás de sí
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Finalmente, casi todo estaba listo para recibir a los Guzmán. Todo estaba limpio, la mesa estaba puesta, y todos estaban haciendo sus deberes

Luisa por alguna extraña razón, sentía que sus brazos fuertes, a pesar de haberlos entrenado duramente esa misma mañana, no estaban dando todo de sí

Su frente sudaba, los músculos de sus brazos no respondían, no sabría como mover aquella maceta con una planta enorme, a saber como se llamaba, pero las hojas que proyectaba verdes y alargadas, le hacian recordar a las orejitas de los burritos a los que tanto le gustaba cuidar

Eso la hizo recordar una de las pequeñas peleas de la infancia que tenia con su hermana mayor, aún recordaba cuando jugaban a la comidita en el patio de la Casa Madrigal

.......

-Se llama ¡Sansevieria! Y vamos a hacer taquitos de lodo con ella, ¡Vamos a jugar a ser cocineras como mamá!

Dijo la mayor, amasando lodo con un rodillo que había robado de la cocina de casita

-¡Orejas de burro!

Gritaba la menor, mientras su hermana le sacaba la lengua en un gesto enojado, a Isabela jamás le había gustado que renombraran sus plantas, si ella les había puesto nombre alguna vez, así se quedarían

-¡No entiendo de dónde sacas esos nombres tontos y complicados!

Dijo Luisa imitando el gesto absurdo de su hermana mayor, sacándole la lengua

-¡Se llaman Orejas de burro y no pienso discutirlo contigo!

Luisa desde pequeña, siempre le había llamado la atención ese majestuoso animal tan noble, que al igual que ella lo hacía, podían cargarlo todo sin chistar, sin duda alguna era su animal favorito

...

Luisa se recargo en uno de los pedestales de casita, mientras que con el dorso de una mano se limpiaba el sudor de la frente, y con la otra se hechaba aire, totalmente acalorada por el esfuerzo, no entendía como podía cargar burros sin ningún problema, pero una gran maceta con orejas de burro era su mayor dilema

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Todo estaba listo para aquella pedida de mano ante los Madrigal

Mariano caminaba hacia aquella casa colorida tomado de la mano de su madre, sirviéndole de apoyo
...

El ambiente olía a canela y a manzanas tibias, las ansias estaban presentes allí

-¿Dolores? ¿Puedes escuchar dónde vienen?

Pregunto la anciana intrigada

Dolores se quedo un momento estática, prestando atención más allá de los sonidos a su alrededor que la distraían

Zumbidos de abejas que estaban al lado de casita, el tío Agustín tendría que tener cuidado con ese panal de abejas o tendría un problema mayor con su alergia, ahora también tenían una nueva inquilina en casa, en la pequeña casita que su tío hizo para pájaros, escuchaba el trinar de una Codorníz joven junto a su parejita que recolectaban al parecer paja para su nuevo nido, y... Aislando todos aquellos sonidos, enfocandose un poco más... Allí estaban los Guzmán