We Were 18 ⇝ Nishimura Riki

● 𝗥𝗘𝗖 | 1999.05.01

● REC | 1999.05.01 | 11:06 AM

Las risas y el bullicio de la gente comenzó a sonar mientras Yerim enfocaba el cartel de entrada del mercadillo pintado de colores brillantes.

Enfocó a Riki, quien estaba agachado junto a un grupo de niños en su puesto de juegos. Cada vez que alguien lograba meter los aros en las botellas, Riki levantaba los brazos dramáticamente y animaba al niño como si hubiera ganado una medalla olímpica. Los niños se turnaban emocionados, y la fila seguía creciendo.

—¡Uno más! ¡Vamos, puedes hacerlo! —exclamó él, mientras un niño lanzaba la última pelota. Cuando las latas cayeron al suelo, Riki aplaudió fuerte, entregándole al ganador un pequeño premio envuelto en papel brillante.

Después de un corte, enfocó a Yunseo, que estaba sentada detrás de su puesto de artesanías, ajustándose las mangas mientras hablaba tímidamente con una clienta. Sobre la mesa había un despliegue de llaveros de colores, pulseras tejidas y pequeños adornos hechos a mano. 

—Gracias, espero que te guste mucho —dijo Yunseo mientras entregaba un llavero en forma de corazón. A pesar de su nerviosismo, se las arreglaba para convencer a casi todos los que se acercaban.

Otro leve corte y el siguiente plano mostró a Taki, que estaba ocupado sirviendo takoyaki en su puesto de comida japonesa. Había una fila larga, repleta de estudiantes y adultos, todos con dinero en mano y paciencia en sus rostros. Taki, con una sonrisa amable y algo de sudor en la frente, inclinó la cabeza en señal de agradecimiento mientras daba un plato a una señora mayor.

—¡Por favor, disfrute! —dijo en un acento torpe pero dulce, provocando risas amables entre los clientes.

Yerim bajó la cámara un momento y luego enfocó hacia el fondo, donde Sua y Jungwon estaban cerca de la caja registradora. Jungwon anotaba algo en un cuaderno mientras Sua se inclinaba sobre su hombro, observando.

—¿De verdad vas a hacer esas cuentas en tu cabeza? —preguntó Sua con los brazos cruzados.

—¿Por qué no lo haría? —replicó Jungwon sin levantar la mirada del cuaderno.

—Porque los genios en matemáticas no existen.

Jungwon soltó un resoplido.

—¿Entonces qué soy?

—Un fraude —declaró Sua con toda la seriedad del mundo.

De fondo se escuchó a Yerim contener una risa mientras hacía zoom en la cara de Jungwon, quien parpadeó un par de veces, preguntándose si valía la pena discutir. Optó por ignorarla y volvió a su cuaderno, pero Sua no lo dejó en paz.

—Si me lo preguntas, deberías dejarme hacer las cuentas.

—No te lo pregunté.

—¡Pues deberías haberlo hecho!

—¡No!

Sua abultó los labios, luego miró a la cámara de Yerim y chasqueó la lengua.

—¿Ves? Jungwon odia la verdad.

—Sua, por favor, ve a trabajar.

—Prefiero ver cómo pierdes los estribos.

—Te juro que...

La cámara tembló un poco con la risa de Yerim antes de girarse hacia otro lado. Finalmente, volvió a enfocar a Riki en su puesto de juegos. Esta vez, dejó que el lente se quedara ahí, siguiéndolo mientras hacía gestos exagerados para divertir a los niños. Su sonrisa era amplia y su entusiasmo genuino.

Yerim no parecía darse cuenta, pero mantuvo el lente sobre él por más tiempo del que había dedicado a cualquier otra persona. Lentamente, ajustó el zoom, enfocándolo con más detalle: la forma en que reía, cómo apartaba un mechón de cabello de su frente, cómo chocaba los cinco con los niños que pasaban por ahí.

De repente, Riki levantó la mirada, probablemente al sentir que alguien lo observaba. Sus ojos se encontraron con el lente de la cámara.

No dijo nada. Solo levantó una mano y la agitó en un saludo casual, con una ligera sonrisa.

Yerim bajó la cámara de inmediato, como si el simple gesto de Riki la hubiera devuelto a la realidad, sacándola de un trance en el que ni siquiera se había dado cuenta de que estaba.

La grabación terminó abruptamente.