Capitulo 1:

510 11 1
                                    

La noche estaba iluminada por la tenue luz de la luna. Pandora paseaba sola por las calles de la ciudad, estaba meditando, pensaba en algo, en como en una temporada mas breve que un suspiro todo se había distorsionado. Como las personas que quería iban desapareciendo poco a poco de su vida. Como hasta hace apenas unos días todo iba bien, y ahora... Ahora nada.

Escucho unos pasos. Se detuvo. Nada. Serian imaginaciones suyas. Continuó andando sumiéndose en sus pensamientos, no tenía miedo, ¿por qué tenerlo? Así que continuó andando, sin rumbo aparente, tarareando siempre esa extraña melodía.

De repente una mano apreso su brazo. La primera reacción fue de pánico hasta que miro la mano, casi llagada por completo, y observo la cara del hombre que la asía. Una cara desfigurada en la que reconoció unos ojos que antaño, fueron bellos.

- Golwind...- murmuró, una sonrisa se dibujó en su rostro mientras que el del hombre continuaba serio. Al cabo de apenas unos segundos se observarse mutuamente, el hombre parece sonreír.

- Pandora, Gildiar necesita tu ayuda, ha pasado algo...horrible. - la voz del hombre tenía un leve seseo, debido quizá a su malformación.

Ella asintió. Otra vez la historia se repetía.

- Bajemos, la noche aún es joven, da tiempo a bajar a las catacumbas ahora.

- Sabes que no te llamaríamos si no te necesitásemos. Siento molestarte, Gildiar ha dicho que es importante, y creeme, lo es.

Intento sonreír pero la mueca era horrible, así que procedieron a tomar la entrada mas cercana que les llevaría a las sagradas catacumbas propias del clan. A su lado no tenía porqué temer. A pesar de que la apariencia de ellos era extraña, casi repugnante, en el fondo eran criaturas como ella.

Sus pasos sonaban ahogados en el agua encharcada del suelo. El olor era repulsivo pero no parecía importarles. Ambos caminaban sin pronunciar palabra, adentrándose más y más en la oscuridad que les envolvía, adentrándose en un mudo desconocido por la mayoría fueran vástagos o humanos; simplemente adentrándose en la nada.

La catacumba parecía ampliarse por momentos y con ello la inquietud de Pandora crecía, algo iba mal. Sus manos rozaron el brazo del hombre que la acompañaba como pidiéndole que la protegiese. Él sonrió, tomó su mano y la apretó con fuerza, como en un intento de decir, demostrar sin palabras que estaban unidos. Unidos como antaño.

Entraron en lo que parecía una sala, llena de inmundicias pero una sala al fin y al cabo. Una sombra se movía a lo lejos, .parecía sobrenatural...lo era.

Los ojos de Pandora recorrieron el lugar donde se encontraba. De repente tuvo miedo, a excepción de su acompañante y la sombra estaban solos. ¿Qué había pasado con el resto del clan? ¿Por qué se habían ido? ¿Qué había pasado para que aquellos...para que en aquel lugar se respirara el olor a muerte?

La sombra se acercó a ella.



Catacumbas ©  [Historia Corta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora