La mujer está tendida en la cama, totalmente desnuda, de belleza equiparable a la de las diosas antiguamente veneradas. Sus ojos cerrados le dan una apariencia de tranquilidad como si estuviera sumida en un profundo sueño, sueño del que no quiere despertar. Pero no es así, la realidad es muy diferente. Sufre, el sueño en el que se mece es extremadamente duro.
La tranquilidad de la habitación se ve rota por un profundo gemido que escapa de su garganta, que mas tarde se convierte en un lamento. Se retuerce nerviosa entre las sábanas, sus manos buscan la salida de estas, su rostro angelical se convierte en una terrible mueca de dolor alterando las facciones que hasta ahora eran perfectas.
El hombre que la acompaña sonríe. Es exactamente lo que busca, su sufrimiento, su dolor. Ella se lo merece. Ha de pagar por todo el mal que hizo.
Ella se detiene. De pronto nada se escucha. Ya no se mueve. Las facciones de su rostro se recomponen hasta alcanzar la belleza anterior, una belleza que da la impresión de ser marmórea, intocable, perfecta.
El la mira, se extraña. Algo tiene que ir mal. Se levanta de su asiento y se acerca a la cama. Continúa quieta, parece un cadáver. La paz se dibuja en su rostro, tan sereno, tan perfecto. Él no puede contenerse. Sus labios rozan los de ella por un instante, como antaño. Cierra los ojos. La ha probado de nuevo, aún la ama, por mucho que quiera negarlo nunca pudo olvidar esos labios. Ni el roce de su piel desnuda contra él. Ni sus manos recorriendo su cuerpo. Aquellos susurros en su oído cuando el sol ya se ponía. Cuando dormían juntos. Cuando despertaban cada noche para amarse de nuevo. Lo recuerda todo y de nuevo le duele, sabe que no podrá tenerla, no mientras recuerde quien es. Pero si la tiene sin memoria nunca será como antes, nunca podrá decirle lo mucho que se quisieron antaño... ¿ Por qué todo es tan complicado?
Sus labios se separan de los de ella, la mira. Espera una reacción, quizá como en aquel cuento infantil donde la princesa dormida despertaba al notar en sus labios el roce de su amado. Pero esto no es un cuento, por desgracia no. Ella no despierta, no da señales de haber notado nada. Continua quieta, impasible, hermosa en su inconsciencia. Hermosa a su manera.
Las manos de él retiran las sabanas con extremo cuidado, como si no desease despertarla. Su sorpresa es mayor cuando descubre que la mano de su amada se cierne sobre un extraño brazalete. Apretándolo con fuerza. Quizá lo hizo en un ultimo intento de volver a la realidad piensa sonriendo mientras separa la mano del brazalete.
- O quizá lo hizo para avisarme -pronuncia una voz a su espalda-. Se oye un carraspeo. El vástago se gira para mirar la nueva compañía que tienen.
- ¿ Quién eres y qué diablos haces aquí?- pregunta con tono mas elevado del habitual.
- No me gusta que me pregunten cosas con ese...Hum...con ese tono de voz.
- Creo que tengo derecho a saberlo. Al menos estáis en mi morada.
-Así es, pero no por decisión propia. Ella me ha llamado. -La mano del intruso que sostiene un cigarrillo señala el cuerpo de la dama que reposa sobre la cama-. No creo que este muy cómoda aquí, así que, sintiéndolo mucho, la llevare de nuevo a mi casa -comenta con un jocoso tono de voz que no acepta una negativa por respuesta. Sin embargo la espera, sabe que la respuesta del iluso vástago será una negativa, y también sabe que es demasiado confiado, que piensa que su ¨visita¨ es un simple humano al que podrá vencer con los ojos cerrados, pero no es así.
- Probad a llevárosla, y me complaceré en arrancaros la piel a trizas haciendo luego un precioso vestido para Lady Pandora -responde el vástago a la ofensa realizada-. Será divertido observar vuestro grotesco rostro deformado por el poder de la Vicisitud. Vuestro cuerpo convertido en una masa sanguinolenta de carne putrefacta.
- Hum...todo eso me abre el apetito...-es el propio visitante quien ríe su gracia...mientras observa el desconcierto del vástago. La seguridad del ¨humano¨ le confunde. No sabe si está fingiendo, si solo es una treta para no salir demasiado mal parado, o si por el contrario tiene razón, y podrá llevarse a su amada de su lado. Desconfía, pero decide continuar con la afrenta, al fin y al cabo, es vástago y su ego es demasiado... elevado.
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Catacumbas © [Historia Corta]
VampireLa mujer está tendida en la cama, totalmente desnuda, de belleza equiparable a la de las diosas antiguamente veneradas. Sus ojos cerrados le dan una apariencia de tranquilidad como si estuviera sumida en un profundo sueño, sueño del que no quiere de...