- Kairós -

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Lo único que hizo durante todo el vuelo fue pensar en llegar a Fairbanks. Sus manos picaban ante la espera, inquietas por derramar sangre. Definitivamente, Matthew jamás se consideró alguien sanguinario. Había matado personas, sí, en un sinfín de misiones, objetivos que representaban un problema y él los eliminaba; era su trabajo. Pero la sed de lastimar a alguien fuera del trabajo no la sentía. Tal vez cuando supo la historia de su mamá Mirabella, sintió esa sed, pero, por desgracia, no pudo hacer nada, no como ahora. En ese momento tenía la decisión de dañar a alguien y no podía esperar a hacerlo pedazos. Quería tener a ese hombre frente a él, quería verlo romperse, lo quería muerto, pero eso sería un premio, y definitivamente Matthew no iba a premiarlo.

No había conseguido hablar con Bastián. Sabia claro el porqué. El día que el menor le contó toda su historia, supo que para el omega no hubo peor cosa que el sexo.

Sus manos se apretaron, formando puños al pensar que ese degenerado había vuelto a dañar a Bastián.

- Matthew - la voz de Giovanni lo sacó de sus pensamientos - estamos por llegar

- Bien

Matthew vio un momento a sus amigos, agradeciendo que estuvieran ahí.

El avión aterrizó en Fairbanks y al fin sintió que el tiempo corría con normalidad. Una azafata subió entregándole un portatrajes. Se cambió de ropa en ese mismo lugar, acomodó cada insignia en su sitio, peinó su cabello y, una vez listo, bajó en compañía de sus amigos.

Al bajar, había dos carros con la puertas abiertas y más se diez militares uniformados presentaron sus respetos a Matthew.

- Teniente - pronunció uno de los militare qué tenía un mayor rango. Era un alfa

- ¿Tienen todo lo que pedí?

- El señor Ward en este momento se encuentra retenido según sus indicaciones. Se registro cada propiedad perteneciente al susodicho: casas, departamentos, edificios, computadoras y celulares. Todo lo que encontramos está en el auto, listo para que lo revise

- Bien. Zac, encárgate de llevar a mis familiares a mi propiedad - el beta junto a uno de los autos asintió – Parker, llévame a donde está el señor Ward

- Llámanos si pasa algo - se apresuró a decir Max

Matthew asintió antes de subirse a su auto. En el asiento junto a él había un montón de documentos. Leyó uno a uno, memorizado cada palabra. Luego, a mitad del viaje, Parker le entregó un par de memorias. Le explicó que eran más documentos. Después, le entregó dos discos duros.

- Son grabaciones y fotos - pronunció con miedo por la reacción del omega dominante - nadie vio el contenido. Fui el único que lo hizo, más no abrí ninguno

- ¿No hay copias? - intentó modular su molestia

- En ninguna computadora se encontró ninguna - le pasó un celular - solo en ese celular que traía el susodicho con él - le entregó otras dos carpetas - Fred le ha enviado esto. Dijo que era lo que faltaba

Matthew abrió la primera carpeta y el asco aumento. Le costó pasar saliva. Soltó la carpeta para no dañar el contenido. Luego, abrió la segunda, revisando los datos y las fotos obtenidas.

Llegaron a la estación de policías. Dio órdenes de que bajaran las cosas del auto y caminó hacia la entrada. Al abrir la puerta, lo recibieron con sonrisas.

- Teniente Rinaldi, es grato verlo nuevamente - lo saludó el policía encargado

- Gracias por colaborar en este arresto - estrechó su mano con firmeza

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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Entre ruinas y sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora