Detrás de la línea de meta/Supercorp

Capítulo 22

El jadeo constante de la rubia era todo lo que se escuchaba dentro del casco, sentía la presión de las curvas justo al terminar de girar el volante para regresarlo y entrar a la siguiente curva.

-Estás registrando buenos tiempos, levanta caucho y ven a boxes-comentó su ingeniera

-Gracias, creo que logré entrar a los primeros cinco-dijo la rubia

Susan esperó a que Samantha finalizara la vuelta para informarle.

-Temporalmente estás tercera, Bárbara está en la pole y Donna segunda.

-Nada mal, veremos cómo lo hago en la carrera.

Después de conseguir el tercer puesto en la clasificación para la carrera, bajó del auto y retiró su casco, sabía que con su penalización iniciaría en el tráfico de la parrilla.

–Dame datos–dijo la rubia acercándose al módulo de estadísticas.

–Si puedo hablar desde la honestidad, no ganarás mañana. A menos que los primeros cuatro autos sufran un accidente es que podrías llegar al podio.

–Valoro tu sinceridad, Raegan, eres mi ingeniero favorito–soltó la piloto con sarcasmo–.¿Por qué no intentas decirle a Sam lo mismo y veamos qué pasa?

El ingeniero tragó saliva y caminó lejos del garaje, Kara miró con una sonrisa discreta el miedo latente que le tenían a la primer piloto del equipo.

Si, era probable no ganar, pero para ella, hasta no cruzar la meta en la última vuelta, no lo sabría.

(...)

Eran pasadas las once cuando los nudillos de Lena tocaron con suavidad la puerta de Kara, esperó ansiosa por una respuesta y cuando no la obtuvo giró sobre sus talones.

Estuvo apunto de correr cuando se escuchó la cerradura de la puerta ser retirada, una desorientada rubia la miraba con fascinante ternura.

–¡Lena!–gritó–. Entra, acabo de abrir una botella de Bourbon.

–Tal vez en otra ocasión–caminó lentamente al interior, justo para cerrar la puerta–. Kara, debo irme esta noche.

–¿Qué?–la miró esperando que hablara, y presionó cuando no vió reacción de la pelinegra–. La carrera es mañana, dummy.

–Me voy a L-Corp. Mi padre llamó, al parecer aceptaron colocarme en algunos proyectos de laboratorio y de verdad quiero hacerlo.

–Hazlo.

–No lo entiendes, es un proyecto de meses y horas de tiempo lejos.

–Lena, mi padre es científico, yo debería ser una también. Pasé años de mi vida en una oficina vacía esperando a que una niñera viniera a recogerme porque mi padre se olvidó que existe un mundo fuera de su laboratorio. He visto llorar a ancianos por lograr una patente. Aunque es un poco raro cuando lloran, son difíciles de consolar–y comenzó a divagar, por lo que Lena tuvo que intervenir.

–Creo que entendí tu punto.

–Debes ir, estos deportes son eternos, coleccionan y graban cada carrera. En lo tuyo no, es una oportunidad valiosa que no te dejaré perder, además, es raro que tu padre acepte una idea tuya.

Ambas rieron con eso último, Lena se acercó a la rubia y la abrazó por el cuello, a pesar de tardar un momento en reaccionar, fue mutuo.

–Eres demasiado abrazable para ser Escocesa–murmuró Lena en el cuello de Kara, lo que le provocó ciertas cosquillas y brotó de su boca una melodiosa risa.