Capitulo 17

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10 de julio de 1913 del Calendario Unificado

Otto miró por la ventana de su despacho, contemplando las luces de la ciudad mientras la brisa nocturna acariciaba las cortinas. Sus pensamientos divagaban entre la historia y su propio destino.

"Este mes... este año... nace el 'Demonio del Rin'."

Se preguntó cómo sería el nacimiento de Tanya. Según sus cálculos, debía nacer entre 1913 y 1914, probablemente en julio. ¿Qué pasaría si la adoptara? La imagen de una pequeña niña rubia, con su penetrante mirada azul y su futuro marcado por la guerra, lo hizo reír entre dientes. No, imposible. Con todos los problemas que Ser X enviaba sobre Tanya podría ser más un intento de suicidio que otra cosa, y el valoraba su vida y no estaba dispuesto a arriesgarla más de lo necesario.

Sacudió la cabeza, apartando la idea con un suspiro. Ahora tenía preocupaciones más cercanas y personales: pronto sería padre. Silvia estaba embarazada de cinco meses, y la noticia había despertado en él emociones que no terminaba de comprender.

En su primera vida en la Tierra, jamás había sido padre. Nunca había sabido cómo tratar con niños. Y ahora, en esta segunda oportunidad, enfrentaba un temor más profundo... Ser X.

Tragó saliva, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. ¿Intervendría Ser X en la vida de su hijo? ¿En la de Silvia? ¿En la suya? La incertidumbre lo inquietaba más de lo que quería admitir.

Respiró hondo, apartando esos pensamientos de su mente. No podía permitirse debilidades. Había mucho por hacer, especialmente en Cirenaica.

La región era un páramo árido, desolado y escasamente poblado. Convencer a las grandes compañías ildoanas de invertir allí había sido difícil. Convencer a las extranjeras, imposible. Las corporaciones republicanas y del Reino Aliado se negaron rotundamente a participar en cualquier proyecto en la zona.

Pero entonces apareció Enrico Mattei.

Un hombre de visión audaz y determinación implacable, Mattei aceptó el desafío que muchos consideraban un suicidio económico. Otto no dudó en apoyarlo. Le otorgó financiación, permisos y todos los recursos necesarios para su expedición en busca de petróleo.

En febrero, Mattei se adentró en el desierto. Durante dos meses, sus reportes fueron decepcionantes. Arena, rocas, más arena... Otto comenzaba a preguntarse si había cometido un error. Pero en mayo, la suerte cambió.

Un telegrama llegó a su escritorio.

"Hemos encontrado un mar negro bajo la arena."

El hallazgo era monumental. Campos petrolíferos de una magnitud nunca antes vista. Mattei regresó a Ildoa con su informe, y Otto, sin perder tiempo, dio luz verde al proyecto.

Así nació la Ente Nazionale Idrocarburi.

Mattei fue nombrado vicepresidente y administrador de facto, recibiendo un 30% de las acciones. El resto quedó en manos del propio Otto. La construcción de los campos petroleros comenzó de inmediato. Sería un proceso largo, pero cuando estuvieran operativos, alimentarían la economía de Ildoa como nunca antes.

Las repercusiones del descubrimiento no tardaron en sentirse.

El mundo necesitaba petróleo. Y ahora, Ildoa tenía una de las mayores reservas del planeta.

El petróleo de Cirenaica tenía una ventaja clave: su cercanía a Europa. Con una infraestructura eficiente, podría transportarse fácilmente desde Azania hasta el continente, convirtiendo a Ildoa en un centro de distribución estratégico.

Pero más allá de los beneficios económicos, este hallazgo alteraba el equilibrio de poder.

Hasta ahora, la Federación Russy había dominado el mercado petrolero, pero muchos estados europeos—el Imperio, el Reino Aliado, la Entente Legadonia—se resistían a comprarle. Financiar a los comunistas con la compra de su petróleo era un riesgo inaceptable.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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Youjo Senki: Ildoa redimidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora