Capitulo 2

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24 de Febrero de 1910, del Calendario Unificado

En la gran sala del consejo en el Palacio Real de Romulia, se estaba llevando la primera reunión del gobierno, la primera desde mi coronación hace menos de un mes, afuera, en las calles de la ciudad, aun  quedan ecos de las celebraciones de mi coronación, banderas en los balcones frente a las casas, algunos borrachos que aun brindan por mí, y algunos oradores que usaban mi discurso para instigar el nacionalismo entre la gente.

Observo en silencio, con la mirada seria, mientras los ministros y oficiales de alto rango del ejército debaten sobre uno de los puntos centrales de mi agenda política: la modernización del sur del reino.
Aunque la reunión es formal, la tensión es palpable en el ambiente, las voces se elevan a medida que surgen desacuerdos entre los consejeros nativos del norte o del sur.

Eh propuesto un plan de modernización industrial, sobre todo para el sur, tanto para la industria ligera y pesada, sobre todo para el sector agricola, dado que la región es mayoritariamente rural, sería bueno aprovechar eso para fortalecer dicho sector, aunque también incluyo algunas expansiones urbanas, y la creación de otras industrias, como la industria naval, para fortalecer a la Regia Marina en el mar Interior.
Sin embargo los ministros originarios del sur, con un tono firme aunque respetuoso, se han negado vehementemente ante mi propuesta, exponiendo sus reservas ante mi idea.

- Majestad - dice uno de ellos, inclinándose levemente - invertir en el sur es costoso y arriesgado. La región es vasta, las carreteras escasas, y el terreno en su mayoría montañoso. Para que esa modernización rinda frutos, requeriríamos años, tal vez décadas. - Hablan de la dificultad de la tierra sobre todo

Sin embargo, ante la resistencia histórica de los terratenientes ante la casa von Lohenstein, es evidente que sus palabras son una advertencia velada, que los nobles del sur se resistirán ante la idea de modernizarse, de perder sus poderes que mi abuelo había respetado para asegurar su apoyo y también la estabilidad del reino, pues a pesar de ser súbditos de la corona, poseen un poder considerable y se muestran renuentes a ceder ante la autoridad real.

- Consideremos, además, que la inversión en el norte podría aprovecharse mejor. - Me giro para ver a otro de los ministros, un hombre de pelo canoso, y rostro arrugado de nombre Silvano Belle, es nativo del sur, de la ciudad de Napolitania - Las industrias textiles y metalúrgicas de esa región ya han mostrado su potencial, y fortalecer esa estructura sería menos costoso y de retorno inmediato. Quizás un impulso a esas industrias generaría ingresos que más tarde podrían utilizarse para el sur - algunos ministros sureños asienten de acuerdo con el, me miran esperando mi respuesta, creyendo que ignorare a los ministros del norte.

Sin embargo, volteo a ver hacia el lado opuesto de la sala, los ministros del norte están sentados en silencio, sin embargo uno de ellos se adelanta, poniéndose de pie, con voz clara y calculada, hace una pequeña reverencia y luego me mira.

 - Con el debido respeto, Majestad - Empieza el hombre, mientras se ajustaba su corbata de moño - si continuamos postergando el desarrollo del sur, nos arriesgamos a perpetuar un problema que solo crecerá con el tiempo. - En ese instante el ministro de economía, un hombre de mediana edad, de cabello castaño, y una mirada severa de nombre  Ariosto Carrozza, se pone de pie tosiendo para llamar mi atención, aunque ya la tienen.

- Su majestad, la economía de Ildoa está en un punto de inflexión; desde 1900, hemos visto un estancamiento que podría convertirse en crisis. Al modernizar el sur, aseguraremos nuevas rutas comerciales y aprovecharemos sus recursos naturales para sostener la economía y evitar que el país dependa únicamente de las industrias del norte - aclara el hombre, asiento levemente agradeciendo el argumento del hombre.

Youjo Senki: Ildoa redimidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora