Capítulo 1.

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Las risas resonaban en el salón y él familiar olor a tabaco y alcohol inundaba el local. Me abría paso entre la gente. Allí todo el mundo me conocía, algunos eran grandes amigos y otros me odiaban. Bueno, no se puede tener contento a todo el mundo. Llegué al final del salón donde estaba mi grupo preferido.
-¡Hombre, pero sí ha venido K!.
Sonreí y me senté en el taburete que había libre, saqué un cigarro de el bolsillo de mi chaqueta y lo encendí, solté él humo.
-Hola Mike, ¿Por cuanto empieza la apuesta?.
Únicamente llevaba cincuenta euros en el bolsillo, y en ese lugar nunca habrá una apuesta tan barata.
-Diez mil.
Me respondió otra vieja amiga, mirándome con una ceja alzada. Me acerqué al oído de Mike.
-¿Me pones el dinero?-Le susurré y sonrió.
-Sí, tú nunca traes dinero.
-Ese es mi amigo.
Le di una palmada en la espalda y puso cuatro mil euros en la mesa, un hombre regordete con su brazo lleno de tatuajes de armas puso las cartas sobre la mesa.
Terminó la partida, puse una mano debajo de la mesa y con la otra arrastré el dinero.
-Ya ha vuelto a ganar, terminaré pensando que haces trampa-Dijo otro amigo.
-En el caso de que así fuese, no sería la única.
Pegué un trago a mi bebida y me levanté. Mi amiga vino conmigo.
-¿Te vas ya a tu casa?.
-Voy a las carreras ¿Vienes?.
-Por supuesto que sí.
Las dos subimos en nuestras motos, arranqué y me dirigí a las afueras de la ciudad con Dévora detrás mía.
Paré frente a un muro donde habían velas y cascos pertenecientes a los desafortunados que murieron en alguna carrera. Me acerqué a un casco en especial y lo besé.
Cerré los ojos y recordé todo lo que pasó en ese maldito día.

Él cogió la curva, iba el primero. Era un orgullo tener un novio que siempre quedase primero en todo.
-¡Vamos Chusco!.
Lo animaba, saltaba. Estaba emocionada, hoy era nuestro aniversario y me había dedicado la carrera.
De repente todo se volvió negro, una moto impactó con él y perdió el control. Se estrelló contra un muro, la policía llegó y todos corrieron abandonando el cuerpo ensangrentado de el único hombre al que he amado. Corrí hacia él y lo cargué sobre mi hombro, nos escondimos bajo un puente y lo cuidé hasta que la policía se fue. Lo abracé mientras notaba como su pulso se iba poco a poco, la ambulancia tardaría en venir y el hospital quedaba lejos. Llorando supe que él se había ido, cogí su casco y lo besé.

Dévora me abrazó. La miré y sonreí.
-Vamos, tengo que ganar.
Las dos fuimos en nuestras motos a la pista, me puse mi casco y miré a mis lados. Habían dos chicos, me dio la impresión de que era la única chica que corría en carreras. Sonreí desafiante al tipo que tenía a mi derecha y la carrera comenzó.
Había salido la segunda, detrás del chico al que le había sonreído y aceleré. Me coloqué al lado de él y llegó una curva estrecha. Uno de los dos debía ceder, no iba a ser yo. Amenacé con chocar con él acercándome con mi moto a la suya. Se asustó y derrapó saliéndose del circuito.
-K va primera, queda una sola vuelta. ¡Vamos K!.
Todas las personas que habían alrededor de la pista me animaron y sonreí demostrándoles que iba a ganar, aceleré más todavía y pase al lado del casco de Chusco.
-Por ti-Susurré y terminé la carrera, ganando. Bajé de la moto y me quité el casco, esperé apoyada en el asiento mientras Dévora y un grupo de amigos se dirigían a mi.
-Ahí está esa tía-Me dijo Josh, un gran amigo mientras me aporreaba la espalda bruscamente.
-Tía, no se como te las arreglas para ganar.
Sonreí e hice un saludo amistoso con los demás. Dévora me abrazó y nos subimos a un muro.
-Ve sacando el bote, Josh.
Sacó un bote metálico y me lo dio, le pegué un trago y se lo pasé a los demás. Encendí un nuevo cigarro y me lo llevé a la boca.
-¿Cómo va tu moto?.
-El subnormal del mecánico no sabe que le pasa, es un pringao'.
-Déjame hablar con él, verás que pronto descubre el fallo-Me ofrecí y él asintió, apretándose sus guantes de motero.
-Mañana, ya te diré hora. ¿Todavía vas al instituto?.
Asentí desganada. Le pegué una calada a mi cigarro y expulsé el humo.
-Es un coñazo, entonces pasaré a por ti después de las tres.
-Vale.
......
El despertador sonó y lo estampé contra la pared, me levanté y me puse unos jeans negros rasgados con una camiseta negra con las letras de nirvana. Me puse mis botas negras y mi cazadora de cuero. Me coloqué una cinta negra alrededor de la cabeza y me comí una manzana. Cogí mi mochila y subí en mi moto para ir al tuto. Allí me esperaba Dévora, sentada en las escaleras escribiendo insultos hacia la directora en los escalones. Puse mi bota en su área de visión y sonrío aun mirando para abajo.
-Ya lo han vuelto a borrar, comienza a ser cansado esto de estar escribiéndolo todos los días.
-Vale la pena por hacer a esos subnormales trabajar-Dejé la mochila en el suelo y me senté a su lado. Cogí su mochila y registré, a la espera de encontrar lo que le pedí.
-Está en el bolsillo delantero-Me dijo y obedecí, saqué la caja de petardos y sonreí. Ya tenía lo que me faltaba para volar el despacho de la directora. Me los guardé mi mochila y el timbre que indicaba el comienzo de las clases sonó. Caminemos hacia el aula de Historia. Me senté en mi pupitre y subí mis pies en la mesa, la profesora me dirigió una mirada y suspiró. Sonreí burlona y ella abrió una libreta. Pasó lista y guardó La libreta. Señaló a un chico pelirrojo que estaba a su lado, no me había dado cuenta de que estaba ahí.
-Como habrán notado un nuevo alumno se encontrará en nuestra clase. Su nombre es Devon, espero que lo recibáis con educación-Me miró, dando a entender que iba por mi y puse la cara más inocente qué sabía hacer. Recorrí la clase con la mirada para ver si había algún pupitre libre, y el único libre que había era el que estaba a mi lado. Nadie se atrevería a sentarse a mi lado. Dévora estaba en la otra punta de la clase por orden de la profesora, sabía muy bien que era peligroso ponernos juntas. Él se sentó a mi lado y gruñí, me miró un poco asustado y me dediqué a mirar al frente, no quería hablar.
-Hola... ¿Eres Raven no?.
Por lo visto no lo entendió, lo miré y sonreí falsamente.
-Sí. Oye, si quieres que nos llevemos bien mejor no me hables demasiado. ¿Entendido?.
Asintió y lo revisé de arriba abajo. Era más alto que yo y tenía el cuerpo trabajado. Me fijé en su pelo y suspiré, me dan morbo los pelirrojos. Vestía con una camisa azul y unos jeans vaqueros. Todo perfectamente planchado y sin ninguna arruga.
Genial, un pijo.
Sus ojos eran verdes y tenía tez clara, su cara era de facciones dulces y finas. La nariz respingona y labios carnosos y rosados. El prototipo de niño bueno y perfecto. Miré al frente sin prestar atención realmente. Debía tener paciencia, me quedaban dos trimestres sentada al lado de él en química.

Bajo el mismo sueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora