Capítulo 8

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Planes


      Había sido un día agotador, el nuevo colegio parecía agradarme pero aún extrañaba mis amigos, mi asiento y a Julie. Caminaba de vuelta a casa, aún con mi uniforme extraño y sentía la mirada de todos en mí aunque realmente no me prestaban atención por ver esa publicidad engañosa por todos lados. Sí un niño lloraba, creía que le había asustado, o si reía, que le daba gracia mi atuendo.

      Mi bolsillo empezó a vibrar, e inmediatamente saque el teléfono de ahí. Me detuve en una parada de autobus aunque realmente no pensaba tomar uno. Era un mensaje de Julie avisándome que no estaría en casa por la tarde ya que su Tía Francine había tenido un accidente en su trabajo. Le respondí con un 'Esta bien, te amo.' y guarde el dispositivo.

      Hoy había logrado hacer dos amigos! Sí, tuve demasiada suerte y al menos no pasare el resto del año solo como vagabundo en los pasillos al puro estilo de Erick Samuel, un chico de mi antiguo colegio que siempre estaba apartado de los demás viendo a los chicos entrenar o comiendo solo en la cafetería. Como sea, Camille me había caído muy bien y su amigo era a todo dar!

      —¡Te vas a podrir en el infierno estúpido!—gritaba una mujer al teléfono, paso al lado mio empujándome para poder pasar. Parecía una secretaria o empresaria, por su uniforme era lo único que me pasaba por la cabeza. —¡JODETE! —dijo ella, mientras giraba los ojos hacía arriba para ver el semáforo, que estaba en rojo. La mujer abrió su bolsa y guardo su teléfono, el tiempo suficiente para que el semáforo se pusiera en verde. La despistada mujer que tenía la cabeza agachada al parecer buscando algo en su bolsillo al no percatarse de esto y creer que aún estaba en rojo, dio tres pasos largos y cuando se dio cuenta que los autos estaban pasando, fue demasiado tarde. Se escucho el "Puuu puuuu"  de un trailer de frutas que no lograría frenar. La mujer trato de correr hacía atrás pero no lo logro, el camión arrollo a la mujer lanzandola por los aires. Lleve mi mano a mi boca en modo de susto y sorpresa al igual que muchas personas que caminaban por ahí. El bolso de la mujer cayo casi enfrente de mi, las pinturas y objetos personales se salieron de la bolsa. Su teléfono vino a dar a mis pies, todas las personas estaban viendo el accidente y nadie se había preocupado de la pobre bolsa, me agache para juntar el teléfono.

      "¡Adiós Ange!"

       Era el mensaje de pantalla completa que apareció en su teléfono, y el logo de Dafterd en la parte de abajo. Abrí mis ojos como platos y dejé caer el teléfono. Me aleje del alboroto y fui a casa. No había nadie en casa, o al menos eso creía porque no se escuchaba ningún ruido. Cerré la puerta cuidadosamente. En la cocina se escuchaba el sonido de la cafetera calentado, así que alguien tenía que estar. Deje la mochila en el sofá más cercano y camine hacia la cocina.

      —¿Mamá?—Preguntaba por ella a las paredes y muebles—.

      La cafetera empezó a hacer ese ruido chillante y agudo que tanto me molestaba, era como un "iiiiiiiiiiiiiiiip" que nunca iba a terminar.

      —¡Dan!— Gritó mamá. Me sobresalte ya que no me lo esperaba. —.

      —Mamá, no...—Tomaba aire—...vuelvas a hacerme eso.

      —¿Porque vienes tan agitado? ¿Como te fue? ¡Cuéntamelo todo! ¿Conociste nuevos amigos? ¿Alguna chica? Oh cierto, Julie.. Lo siento.. ¿Como son los maestros? ¡¿Te levantaron algún reporte?! ¿Los baños están limpios o sucios? —. Eran increíbles las preguntas que las mamás podían hacer. Iba a responder casi ninguna de todas esas. Saque una silla de la mesa de la cocina y senté a mamá.

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