Capítulo 71: No seré el único marcado.

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(Narra Spencer)

Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, no podía soportarlo más. No era de humanos soportar tanto tiempo eso. -¡Resiste!- me gritaba mi voz interna pero no era posible. No podía más.

— ¡No!— grité cerrando mis ojos y los froté con el dorso de mi mano derecha. Un par de lágrimas rebeldes ante mis indicaciones se asomaron.

— ¡Te lo dije! — carcajeó Justin. — ¡Nadie me puede ganar!— Jazzy reía a carcajadas cubriéndose con sus pequeñas manos la boca y Jaxon se apretaba el estómago tratando de no reír más.

— ¡Oh no! ¡Yo te ganaré!— insistí y frote una vez más mis ojos, respiré profundamente y una vez más nos pusimos frente a frente. Sus ojos color miel abiertos de par en par me miraban divertidos. Un pequeño soplido me hizo parpadear. — ¡Eso es trampa!— grité indignada y todos volvieron a reír a carcajadas.

—Acéptalo— se recostó en mis piernas — ¡Te gané!

—Me soplaste por eso parpadeé— me defendí, pero era inútil él había logrado estar mucho más tiempo que yo sin parpadear.

—Jueces... ¿Quién ganó?

— ¡Tu!— anunciaron mi derrota al unísono.

—Está bien—dije cabizbaja — ¡La respiración!— dije haciéndolo enderezarse, los tres una vez más rieron. —Jueces cuenten.

— ¡Uno, dos, tres!— al escuchar el 'tres' tomé todo el oxígeno posible para llenar mis pulmones y mis mejillas. Justin movía sus cejas tratando de hacerme reír lo estaba logrando, pero si mi competitividad no fuera tan grande, lo hubiera logrado por completo.

— ¡ Spencer pareces un tomate!— Jazzy dijo retorciéndose de la risa. No aguante más, solté todo el oxígeno y comencé a reír.

— ¡Dios!— enunció Justin al mismo tiempo que respiraba agitadamente — ¡Y te volví a ganar!— fruncí mi ceño. Ni si quiera con Piedra, Papel o Tijeras había logrado ganarle — ¿Ahora quién sigue contra mí?— preguntó y de inmediato ambos niños saltaban por ser el siguiente competidor.

Pasamos toda la tarde entre juegos. A pesar de la forma dura de ser de Justin, dentro estaba la persona más juguetona y cariñosa del mundo.

Terminamos de cenar Jazzy y Jaxon se levantaron dispuestos a ayudarme a levantar platos. Ya que Just prácticamente había huido. Mire sobre mi hombro logrando ver el reloj de pared. Nueve de la noche.

—Yo me encargo— les dije —Suban, un baño y a la cama, ya es tarde— ambos asintieron con la cabeza y se acercaron para despedirse de mí con un beso en la mejilla. Como siempre salieron corriendo por las escaleras.

Tomé los platos y los hice una pequeña torre, los llevé hasta la cocina, tiré en la basura los restos que habían en los platos y los puse en el lavabo. Una vuelta más y tomé los vasos, la mesa quedó como si nadie hubiese comido ahí.

Ya con todo en el lavaplatos, ahora si comencé a enjabonar todo. Terminé y abrí la llave para enjuagar todo cuando sentí que se apoderaban de mi cintura. Me estremecí levemente y escuché la risa de Justin.

—Siempre te retuerces así— susurró en mi odio. ¡Qué romántico eh!

—No me retuerzo, solo los gusanos lo hacen— ambos reímos. Se cambió a mi lado y comenzó a secar los platos que iba dejando en la barra. En menos de cinco minutos, los platos y vasos ya estaban secos y en su respectivo lugar.

Terminé de acomodar el ultimo plato y una vez más sentí sus manos en mi cintura. Pero esta vez me giró rápidamente y me alzó para sentarme en la barra. Riendo, velozmente pasé mis brazos por su cuello. Tenía la cabeza hacia atrás para poder verme ya que había quedado unos cuantos centímetros más alta que él.

—Gracias Spencer — dijo mirándome a los ojos, en los cuales gustosamente me perdí. —Gracias por estar con nosotros— una de sus manos subió para acariciar mi mejilla.

— ¿Es broma?— reí y ahora yo acaricié su mejilla. —Gracias a ti por hacerme sentir como en una familia, por darme ese cariño.

—Te amo— susurró antes de unir nuestros labios de la manera más dulce existente en la Tierra.

—Te amo más— dije separándome solo milímetros de sus labios —Y en eso si no me ganas...— sus manos se fijaron en mi cuello y me atrajeron una vez más a su boca.

El beso iba tomando poder conforme los segundos pasaban, cosa que no me molestaba en lo absoluto. Me dedicaba a jugar con su hermoso cabello mientras que el acariciaba mi espalda por debajo de la blusa.

Nuestros labios se movían a un perfecto compás, no había nada que me gustara más que esto, por nada del mundo cambiaría sus labios, por nada del mundo cambiaría estos momentos.

Sus manos subían y bajaban por mi espalda, haciéndome temblar bajo sus caricias.

Yo seguía jugando con su cabello, pero también quería tocar su piel. Me separé de sus labios y resistí mi deseo de regresar a ellos, ya que el grosor y el tono que se había apoderado de ellos los hacían aún más deseables. Tomé el borde de su playera y sin más ni menos la levanté, en automático alzó los brazos dejándome sacar la, en estos momentos, estorbosa playera. Mis manos fueron a su pecho, sus manos a mi cintura y sus labios a los míos.

—Justin— jadeé entre besos.

—Eu— dijo rápidamente para regresar a mis labios.

—Estamos en la cocina.

— ¿Y?

— ¡Justin! — El sabía perfectamente a que me refería. Reproché y el gruñó. No sería una situación 'cómoda' el que alguno de los niños bajara y nos encontrara... Bueno tan solo de pensarlo era terrible. —Mejor vamos arriba— cambié mi tono a uno cien por ciento seductor —Así no corremos tanto riesgo de que nos interrumpan— los ojos de Justin brillaron de deseo y en dos segundos ya corría por las escaleras conmigo en brazos.

Su cuerpo se amoldó a la perfección con el mío al recostarme sobre la cama, me dediqué a observar su rostro centímetro por centímetro. Era perfecto. Acaricio mi mejilla haciéndome reaccionar, ambos nos miramos y reímos.

—Eres hermosa— al parecer el también me observaba con detenimiento. Sentí mis mejillas arder. Pasé mis manos velozmente por su cuello atrayéndolo a mis labios y así evitar que se diera cuenta de lo que había provocado.

Dejaba un camino de besos por mi mandíbula hacia mi cuello, un hormigueo me recorrió por completo al sentir su lengua en contacto con mi piel, bajaba por mi clavícula hasta la loma de mis pechos, a estas alturas mi blusa junto con mi short y su pantalón ya estaban en algún lugar del piso. Sus besos seguían bajando y por ende mi espalda se curvó. Momento perfecto para deshacerse de mi última prenda.

Ahora solo una capa ligera de sudor cubría nuestros cuerpos, haciendo más delirante el roce de piel contra piel.

Una de sus manos se deslizó por mi cadera hasta mi pierna, la tomó haciéndome levantarla y acomodarla sobre su espalda dándole un mejor acceso a mí.

Clavaba mis uñas en su espalda y mis dientes en su hombro, señal de que estaba por terminar. Tal vez quedarían un par de marcas, pero era eso o que todos los vecinos nos escucharan.

—No seré el único marcado...— jadeo entrecortadamente al recostarse sobre mi pecho. Hundió su rostro en mi cuello dispuesto a dejar una enorme marca.

***

La apuesta (Justin Bieber)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora