Capítulo 7

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—Hacer la colada, limpiar a fondo las habitaciones, regar el césped, ordenar el armario situado al lado de la piscina, pintar todos los muros y vallas de la parte de atrás. —leí con el ceño fruncido—. ¿Para qué quiere pintar los muros y vallas de la parte de atrás? —protesté mientras mordía lo que me quedaba de tostada.

—Pasar la aspiradora por el patio, limpiar el garaje, pintar la piscina, pulir el azulejo. seguí leyendo—. ¡Esto es ridículo! —me levanté del sofá. Sabía que tenía que hacerlo sí o sí. Así que suspiré cansada y volví a sentarme en este último.

—Será mejor que empiece ha hacerlo cuanto antes. —terminé accediendo. Recojí la mesa y lo llevé todo a la cocina.

Comencé por esta y terminé por los baños, los de arriba y los de abajo. Toda la casa lista, ahora solo toca un pequeño descanso.

Dentro de media hora tendría que preparar la cena, pero, ahora que no estába Marcos, no tenía por qué hacerla. De todas formas, no tenía mucha hambre. Así que, se dirigió hasta su habitación y se tiró sobre la cama.

(...)

—Cállate, joder. —gruñí bajo las sábanas, el despertador dejó de sonar por unos minutos y volví a acomodarme cerrando los ojos de nuevo. Cuando creía que podía seguir durmiendo, aquel molesto sonido volvió a mis oídos, otra vez.

—¡Arrgh! —acabé levantándome y apagando el despertador de mi móvil. «Genial, otra día más de mi amargada vida. ¡Yupii!» pensé irónicamente.

Bajé como un zombie, hasta la cocina y me preparé el desayuno. Mi móvil soltó un pequeño sonido, desde arriba, dando a entender de que tenía mensajes nuevos, me acordé de Allie. «Joder, seguramente que me dará la tabarra con lo de mañana» pensé.

Encendí la tele y me dediqué la última hora a ver chorradas en esta, mientras desayunaba con un tazón de cereales en la mano.

Sin darme cuenta me quedé dormida en el sillón. Tras un largo sueño, me desperté a las 19:57.

—No me jodas, ¡soy una puta marmota dios mío! —reí mirando la hora en mi móvil.

A esa hora, no podía hacer gran cosa. Me había levantado con un hambre terrible y, estaba claro que dormir, no dormiría. Así que, decidí darme una ducha, me sentía un poco sucia y pegajosa, con tantos sudores con los que había dormido en el sofá. Y luego, después de unos 30 minutos, me preparé la cena.

Decidí hacer varias cosas de aquella repugnante y enorme lista, que me había dado marcos, la cual quedaban pocas.

—Pintar la piscina y regar el césped. —decidí hacer. Hace días tuve que limpiarla y ahora tendré que volver a vaciar todo el agua para poder pintarla.

—De verdad que, a veces, no entiendo a Marcos. —protesté abriendo las grandes puertas de cristal para salir fuera, a la piscina.

Estaban un poco atrancadas, algo había que me impedía abrirlas. Tuve que hacer bastante fuerza para conseguir abrirlas del todo, y, me dirigí hacia la piscina, tuve que encender varios botones, y así, dejarla hasta mañana para poder pintarla cuando estuviera vacía.

Del pequeño armario, ya arreglado, junto a la piscina, saqué la manguera y regué todo el césped. Tuve que subir a mi habitación a cambiarme, pues me había empapado toda por culpa de mis propios pies, tropecé y caí sobre aquel fresco y mojado césped.

Cuando ya estaba lista, saqué la comida, que había preparado antes, del microondas y me senté de nuevo en el sofá. Mañana vendría Marcos a media noche y Allie, justo antes, a darme el coñazo de que fuera con ella a el E3.



Rojicienta... [Rubén Doblas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora