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Pasó una semana más y en realidad no sabía a ciencia cierta si regresarme o no con Adriana a Sioux Falls; durante los últimos meses viví en una constante duda por no saber qué hacer, todo me lo cuestionaba, me sentía terriblemente insegura de todo y de todos, me sentía vacía, era una sensación que nunca me imaginé sentir; pero más que adjudicarle el hecho que hubiera muerto mi hermano era la carga psicológica de haberme vuelto tan dependiente de Simon, me había acostumbrado tanto a él, además de llevar encima el cargo de haberle hecho tanto daño. Me vine a Venezuela huyendo del recuerdo de la muerte de Simon y Andres, del recuerdo de los vampiros, ángeles pero sobre todo de Adam, y no quería regresar por nada del mundo.

En realidad me sentía como una estúpida ahora que me detenía a pensar en mí, sinceramente yo no podía continuar así, no era parte de mi ser tan VACIA. Todos tenían razón en preocuparse por mí y aunque suene mal, ya daba lastima y esa era una cuestión muy patética, algo que yo misma no me debía permitir.

Llegué a casa y para mi fortuna estaba mi mamá y Adriana en la cocina preparando lasaña

-Llegaste temprano hija...

-Sí, me vine temprano_ Me quedé callada por un instante_ ¿Adriana, será que puedes llamar a la aerolínea a ver si queda cupo en tu mismo vuelo para Atlanta?_ mamá y Adriana dejaron de hacer automáticamente lo que estaban haciendo y me vieron dejando al descubierto su sorpresa sonriendo discretamente

-¿Te decidiste a volver?

-Debo darles la razón al decirme que estoy mal, y la verdad me preocupo por mí misma, creo que ya fue suficiente

-Me parece una buena actitud, creo que ya fueron suficientes vacaciones_ ambas me sonrieron amablemente para darme ánimos, yo les devolví el gesto.

...

Llegó el día; el día que había temido tanto a pesar de que no quería admitirlo, el día de regresarme a Sioux Falls. La noche anterior no había dormido, siempre me pasaba lo mismo cuando estaba en ascuas porque sabía que al día siguiente pasaría algo importante para mí. Le había pedido a Adriana que no avisara a nadie en Sioux Falls que regresábamos, ni siquiera a Vanessa, no quería que Adam se enterara, si fuera posible y estuviera en mis manos, les borraría la memoria a todos, pero supongo que si tuviera ese poder, lo usaría en mí; deseaba que los 9 meses que estuve incomunicada con todo lo que tenía que ver con Estados Unidos hubieran servido para que Adam se olvidara de mi al igual que Sam de mi hermana.

Papá nos ayudó a montar nuestro equipaje en la camioneta para llevarnos al Aeropuerto Internacional Simon Bolívar, me sentía como una niña cuando no quiere salir de casa y se aferra fuerte de la pata de la cama mientras su madre la obliga a salir. Me monté en el asiento trasero derecho de la camioneta y observé la casa, sentía un hueco en el estómago, era más duro irse ahora; no quería admitirlo pero estaba aterrada por regresar y encontrarme con todo el escenario donde ocurrió todo. No quería volver.

Faltaban solo minutos para abordar el avión, estaba intranquila, mamá me compró un té de tilo para que me tranquilizara un poco. Llegó el momento de despedirnos, el primero como siempre fue papá; me dio un beso en la frente como era costumbre y me pidió que me cuidara mucho. La siguiente fue Jennifer, ella en realidad no dijo nada, solo me sonreía amablemente. La última fue mi mamá:

-Tranquila Alex, todo va a estar bien. Espero que cuando vuelva a verlas ya seas la vieja Alex, la Alex de siempre. Estados Unidos te hará bien hija, no te cierres a ser feliz otra vez._ asentí con la cabeza sin decir una palabra estaba muda, porque no había pronunciado palabra alguna desde que salimos de casa.

MetamorfosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora