Grabadora 4: Otra Alma.

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 Grabadora 4: Otra Alma.

''Maldición. Maldición. Maldición. ¡Maldición!''

Sebastián corría por la carretera, a toda prisa por la carretera en línea recta sin importar con cuantas curvas se topara, no tenía nada que le protegiera los pies de las rocas o grietas en el pedimento pero no le presto atención a eso por el momento, perdió la noción del tiempo después de saltar por la ventana del manicomio y caer justo arriba de un árbol. No sabía a dónde ir o que era lo que tenía que hacer, podía escuchar patrullas de policía y ambulancias a lo lejos acercándose. Había algo raro en la carretera, no había ningún automóvil conduciendo por allí. ¿Porque? La última vez que miro el reloj del manicomio marcaban las 12: 56, y eso fue gracias al reloj justo debajo de la cámara de seguridad. Una gota de agua callo en su rostro, miro al cielo por primera vez después de mucho tiempo sin hacerlo, era gris a pesar de que estaba seguro que ya eran más de la 1:20 Am y estaba rodeado por nubes. Otra gota callo pero esta vez directo en su ojo, dejo escapar un ligero gruñido y bajo la vista. Vio un cartel en alto puesto en la curva siguiente; Parada de autobús. Corrió allí sin mirar atrás pues el simple acto de hacerlo le traían escalofríos. No. Tenía miedo de hacerlo. Dio vuelta y vio una banca con anuncios alrededor, eran sobre comida y descuentos en centros comerciales, no le puso atención más que al techo que le podría proteger de la lluvia. Llego a la banca y se sentó, sintió un ligero alivio y al mismo tiempo remordimiento. Imágenes de lo que había sucedido llegaron a su cabeza al mismo tiempo que un relámpago apago el silencio alrededor del. Estaba agitado y respiraba rapido, estaba cansado pero tenía que seguir corriendo o si no tarde o temprano seria encontrado y encerrado como a un animal. Maldición, sabía que merecía ser tratado como tal. Había llevado a sus padres a la muerte y había estado feliz de hacerlo por unos momentos. Eso fue lo que mayor dolor le causo.

Pasaron minutos que parecían horas de pensar en sus actos y por alguna extraña razón, ya sea por suerte o por el destino del que tanto dudaba, un autobús blanco, con una raya azul que cruzaba de lado a lado la mitad del autobús, dio vuelta en la esquina y se detuvo frente a él con un leve sonido de metal al abrirse las puertas de este.  Cuando alzo la vista para ver al conductor dejo de sentarse y se paro por instinto...

El conductor tenía un aspecto difícil de describir, su piel era verde y llevaba puesta una camisa de botones cuyas mangas había doblado hasta su codo revelando varias deformaciones en sus brazos, sus pantalones vaqueros estaban llenos de lo que parecía ser lodo y su rostro estaba deformado, sus ojos estaban huecos y brillosos de un tono verde limón y su sonrisa de oreja a oreja mostrando dientes llenos de suciedad.

Sebastián solo se quedo petrificado. Joder, pudo sentir su sangre congelarse al momento de ver tal imagen. Fue entonces cuando escucho Un grito inhumano acercarse a lo lejos de la carretera. Era su creatura. Lo estaba buscando.

''Sube muchacho, mi autobús re llevara a donde quieras...Eso te lo puedo asegurar. ‘‘El conductor sonrió y su voz era profunda y fuerte pero había un tono macabro en ella.

<<No es real. No es real. No es real.>> Se decía a sí mismo en su mente y lentamente abordo aquel autobús. 

Tan pronto estuvo dentro del autobús las puertas se cerraron violentamente y empezó a avanzar lentamente. Le echo un vistazo al conductor y vio que tenía una placa en su camisa:

                         ¡HOLA! BIENVENIDO AL INFIERNO, MI NOMBRE ES:

                                                         JEFRY

Demencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora