-4-

532 13 12
                                    

Jace no se lo podía creer, le habían regalado tiempo con la persona que hace un par de horas fantaseaba.

Ale estaba a punto de quitarse la venda, pero Jace la detuvo. Coloco sus manos en las muñecas de Ale.

-No, por favor aún no.

Esa voz hizo que la piel de Ale se erizara. ¿Cómo no reconocer aquella voz?

Ale estaba nerviosa, no sabía qué hacer. Así que sólo se quedó inmóvil. Esperando a que Jace le dijera que hacer.

-¿Sabes quién soy? –preguntó finalmente Jace

Ella asintió.

-Creo saber. Eres aquel chico de la otra noche. Jace.

-Sí, Jace.

Jace la observó, pero se dio cuenta de que lo hacía de manera morbosa y sacudió la cabeza tratando de que se fueran esos pensamientos.

-Bien, te quitaré la venda. No te muevas.

-Bien.

Después de que Jace le retirara la venda los dos se observaron. Jace intentando entender como ella había llegado hasta ahí.

-¿No eras sólo de compañía?

-No, ya no.

-¿Necesitabas más dinero?

Ale no respondió, y definitivamente no iba a responder esa pregunta. Era algo tonto hacerlo.

-Bien, la verdad es que no me importa.

Jace dirigió la mirada a otro lado, tratando de evitar a Ale que aún seguía sobre él. Pero en verdad quería saber qué hacía ella ahí, pero no insistiría.

-¿Te molesta? –pregunto tímidamente Jace

-¿El qué?

-¿Te molestaría quitarte encima de mi? Podríamos hablar así, pero la verdad es que es algo incomoda la posición que tenemos.

Ale avergonzada se retiró rápidamente de Jace.

-Lo siento.

-No importa. Ahora dime ¿Quién te trajo aquí? Fue uno de esos 5 tontos o acaso fue...

Ale lo interrumpió.

-Fue un chico que tiene cara de drogadicto. Me dijo que era tu cumpleaños y que me contrataba para que lo hiciera contigo –Se detuvo un momento pensando si era apropiado decir lo demás, bajo la mirada y hablo de nuevo-. Que fuera dulce contigo porque esta es tu primera vez

Hubo un gran silencio, hasta se podría escuchara la música de afuera de la habitación, era un silencio incómodo. Ale no esperaba respuesta, pero tampoco quería que él se quedara sin decir palabra alguna. Levantó la mirada y vio la cara de aquel chico rubio. Su cara estaba roja ¡Estaba avergonzado!

Bien hecho, lo hiciste avergonzarse. Tonta.

Demonios, no está avergonzado, está enojado. Te va a pegar.

Ale vio que Jace levantaba una mano con gran rapidez. Lo que hizo Ale fue por instinto, se cubrió la cara lista para recibir cualquier golpe. Jace se sorprendió.

Jace solamente alzaba su mano para acomodarse el cabello, un tic nervioso. Él la observó un poco preocupado. Ale al darse cuenta que no le había golpeado retiró sus manos de la cara y lo observó con miedo aún.

-Tranquila, no te iba a pegar –el rubio lo dijo con intención de broma- Es solo un tic nervioso.

-P-Perdón, no tuve que haber dicho eso.

PutitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora