-¿Gray, puedes oírme? -la voz era lejana, pareciera que atravesaba un túnel para poder llegar a él- Por favor..., dime qué te pasó, Gray..., ¿quién te hizo esto?... ¡Gray!
El túnel era muy largo...
***
A pesar de intentar hacer volver a Gray de su estado de todas las maneras posibles, él no respondía a ninguna de ellas.
-¡Damián, haz algo!
Él tampoco reaccionaba.
Damián siempre había sentido que buscaba a alguien, que algo le faltaba a su vida desde pequeño. Un tremendo vacío que nada podía llenar. Un vacío que sus padres intentaron llenar con cualquier cosa que el dinero pudiera comprar y que nunca consiguieron por más que ellos quisieran.
Buscaba una sola razón para poder comenzar de nuevo después de la perdida de sus padres... Y esa razón era...
-Gray... -dijo Damián en voz apenas audible. -Gray... Gray... ¡Gray!
Lo había encontrado y quería llegar al fondo para saber si compartían la misma sangre. Saber qué le había pasado, saber absolutamente todo de aquella retorcida copia de él. Necesitaba de él.
Se tiró al piso y le arrebató el delgado cuerpo a Ale.
Con horror, miraba el cuerpo maltratado de Gray. Tenia miedo de lastimarlo. El pálido cuerpo del muchacho estaba cubierto de manchas moradas, azules y verdes. Su rostro estaba ensangrentado e hinchado. No había rincón que no estuviera dañado.
Si alguien se atrevía a pasar un dedo sobre su piel se rompería en mil pedazos.
En su cabeza sólo existía una pregunta, y la respuesta era tan obvia que no había como negarla. Era real. Ese chico estaba en sus manos. No era una fantasía suya que siempre inventaba para alejarse de su miserable realidad. No. No era una de esas. Era verdad.
-Por favor, haz algo... -dijo Ale de nuevo. Ambos estaban inmóviles. Uno perdido en sus pensamientos, confundido. Y el otro inconsciente.
De repente las pocas personas que se encontraban a su alrededor miraban asustadas a todos lados. Temiendo que alguien apareciera.
-No, olvidalo... Tú no puedes hacer nada. Los encontrarían...
-¿Cómo lo sabes?
Podría llevarlo a otro país. Incluso a otro continente.
Ale lloraba. Él no sabía lo que ella sí. Ningún lugar era seguro.
-No lo entenderías. Vete. No tarda. En llegar. Por favor vete.
-Ale, tengo que hacer algo. Necesita un medico que...
-¡Lo mataran si te lo llevas! -lo interrumpió sin dejarlo acabar, era evidente que no podía contra ellos.- Vete, lo ayudarás si te vas. Ahora vete.
No entendía nada. Primero le decía que hiciera algo y luego le decía que tenía que irse. No sabía que hacer.
-Vete por favor. Prometo que yo lo cuidaré. Pero por lo que mas quieras, vete ya.
Lo que más quería era saber quién era ese chico delgado. Y ahora tenía que alejarse de él.
Habían muchas preguntas, que al parecer, iban a tardar en tener una respuesta. Tantas incógnitas que ni siquiera él tenia claro.
¿Cómo había sucedido todo esto en tan poco tiempo? Aquella noche que vio por primera vez a Ale no imaginó tener que lidiar con todo esto. Él únicamente estaba siendo buen amigo con Jace y lo acompañaba a buscar a una prometida de mentira. No nada de esto. Él pensaba que el mundo no era tan cruel.
-Vete ya.
Y esa fue la ultima vez que Ale se lo tuvo que decir.
Una camioneta apareció por entre los callejones y él sabia que era momento de irse. Se alejó de ahí lo mas rápido que pudo. Llevándose consigo las preguntas que no iban a ser respondidas por mucho tiempo.
Dejó atrás a esos mocosos sucios y se fue con la sensación de que lo que estaba haciendo era lo mejor. A final de cuentas no los conocía realmente. Ellos no son nadie. Son otras personas en este mundo y ya. No son nada.
Ale continua en el piso con su amigo. Esperando lo peor. Esa camioneta traía únicamente más problemas. Es Lytos quien venía en ella, Ale únicamente podía imaginarse lo peor.
-Pero mira que tenemos aquí -dice Lytos bajando de la camioneta, parece enfadado.- ¿Quién lo hizo?
¿Cómo se supone que iban a saberlo?
-No lo sé, Lytos. Fue alguien de una camioneta.
Ale recibió la primer bofetada.
-¡Saben que tienen que cuidarse entre ustedes! - gritó Lytos en la cara de Ale.
Lo sabía perfectamente. Nadie más iba a cuidar de ellos. Absolutamente nadie.
Los demás chicos estaban preocupados por Gray también, pero no se acercaban por temor a Lytos. Lo que menos quieren hacer es llamar la atención metiéndose en asuntos que no les afecta directamente a ellos.
-Lytos, por favor. Tienes que ayudarlo.
Segunda bofetada.
-A mi no me vas a decir que hacer, pendeja. Vamos, tomalo de las piernas, tenemos que subirlo a la camioneta.
Ale no sentía las bofetadas. No le importaban en este momento, lo que le importaba se le escapaba de las manos. El muchacho parecía reaccionar a los tirones del débil de Lytos. Iba a sanar, como siempre lo hacía.
-Bien, lo dejaré descansar aquí. No está tan grave.
Cierto, él ya habia regresado en malas condiciones en ocasiones pasadas. Ale no terminaba por acostumbrarse.
***
La noche fue larga, ella se preocupaba por Gray y Lytos parecía preocuparse más por lo que le pasaría a él que por cómo estaba el escuincle.
Por otro lado, Ruí había regresado a su lugar también y ya no parecía llamar la atención de ningún otro cliente, él desconocía por completo el estado de su amigo. Ale no quería decirle nada por el momento, no quería preocuparlo de más.
El Sol empezaba a asomarse, cada vez tenían que trabajar más tiempo los fines de semana. Pasar por más manos y bocas.
Ale sabía que Ruí iba a enloquecer con la noticia. Necesitaba distraerlo, retrasar el impacto un poco más.
Recordaba todas las veces que Ruí había obtenido golpizas por cuidar y cubrir anteriormente a su amigo. No sé imaginaba que haría en esta ocasión que apenas y habían regresado con vida del último cerdo que había pagado por sus servicios.
Él parecía fastidiado. No cruzaba mirada con Ale desde que había llegado. Parecía estar perdido en sus pensamientos o en fantasias tontas que se le ocurrian de vez en cuando. Era difícil saber que pensaba, muy rara vez compartía sus pensamientos, mucho menos sus sentimientos.
La jornada estaba por terminar, y al final se tendría que enterar.
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Putita
Romance-¿Aún te duele? -Cállate que nos van a escuchar -dijo entre sollozos la putita -Quiero saber si estas bien. -Estoy bien, siempre estoy bien... "Putita" es una historia cruda que narra la vida de una joven que como lo dice el título es una putita. No...