Capítulo 6

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Recién el Sábado tuve mensajes de el.
"¿Podemos vernos en la plaza? Necesito decirte algo"
Ja. ¿Para que? ¿Para que vuelva a insultarme y a decirme la estupidez que me dijo hace unos días? No le conteste pero igual siguió mandandome mensajes durante toda la tarde. Ni los leía. Me acosté e intenté dormir un rato hasta que unos golpes muy fuertes provenientes de la puerta me despertaron alarmadamente. Supuse que eran mis padres ya que, me habían avisado que iban a llegar alrededor de las 19:00hs y eran las 19:15 pero, ¿por que iban a golpear tan fuerte? Me levanté lo más rápido que pude y me dirigí a la puerta. Estaba por terminar de darle el último giro a la llave cuando escuche una voz masculina diciendo: "Bela, abrime"
Gaston. Era Gaston. Conozco su voz como la mía propia. Y pensé, ¿cómo se le ocurre venir hasta mi casa después de todo y tocar la puerta de esa forma?.
"No te cuesta nada, abrile, sabemos que lo queres ver" mi subconsciente era terrible.
Le advertí que se valla porque estaban por llegar mis padres en cualquier momento pero sabía que no se iba a ir hasta que le abra, entonces lo hice.
Se lo veía bien. Se notaba que estaba descansado, sus ojos ya no estaban como aquel día en el colegio y su voz; su voz suave de siempre, pero exaltada al mismo tiempo.

-Bela, hola, como es...- no pudo terminar de hablar por mi interrupción.
-¿Que queres?, ¿como te da la cara para venir?- susurré, todavía seguía un poco dormida, no estaba del todo despabilada.
-Solo quería pedirte perdón por lo del Miércoles en el colegio. Estaba borracho y no sabía lo que decía, lo que te dije es mentira, no pienso eso de vos- dijo mientras se sostenía la cara con las manos- enserio, perdon-
-No me interesa nada de lo que digas y tus disculpas no me sirven de nada, el dolor ya lo causaste y antes de embriagarte para después ir a decirme cosas que ni vos crees, pensalo. Ahora quiero que desaparezcas de acá porque mis padres están llegando y lo menos que quiero es que me encuentren con vos discutiendo acá afuera. - cerrándole la puerta en la cara.
Pero la sostuvo con su mano. No me dejaba cerrar. El es mucho más fuerte que yo y mantenía la puerta abierta.
-¡Andate de mi casa! - grité.
-No me voy a ir hasta que me dejes entrar y dejes que te explique lo mal que me siento por no tenerte conmigo, ¡Te necesito, Isabela!- mis lágrimas comenzaban a caer.
-¿Que? ¿Vos estas mal? ¿y como crees que estoy yo? ¿te pensas que la estoy pasando bien con todo lo que me hiciste y encima, seguis haciendo?- dejando de forzar la puerta y ya llorando.
-Bela, por favor-
-Por favor nada, yo te pido por favor que no te aparezcas más por mi casa, que no me mandes más mensajes y que te alejes de mi ahora y siempre-
-¿No me extrañas? ¿Ya no me amas?- preguntó en voz baja.
-Ya nada es lo mismo que antes, Gaston. Ya llegaron mis padres. Ahí los tenes, menos mal que te avise, dios mio. Andate por la puerta del patio- y lo agarré de su remera lo más rápido que pude.
Ya era tarde. Ya estaban adentro cuando el y yo a penas estábamos en la cocina y nos faltaba atravesar todo el Living y el baño.
-¡¡Belaaaaa, mi amor, baja a saludarnos!!- gritó mi mamá.
-¡Enseguida bajo mami!- le contesté intentando hablar lo más bajo que podía para que no se diera cuenta de que en realidad estába abajo.
No sabía que hacer con Gaston. No podía creer que me este pasando eso a mi. Hice lo primero que se me ocurrió: esconderlo dentro del baño, porque si lo sacaba al patio se iba a escuchar el ruido de las llaves abriendo la puerta. No hizo falta que le diga nada, lo empuje hacia adentro y se quedó callado.
Enseguida fui hasta la cocina donde se encontraban los recién llegados.

Una Vida Sin ElDonde viven las historias. Descúbrelo ahora