Capítulo 11

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         Esa tarde todo ocurrió muy rápido. Estábamos en medio del entrenamiento de volley y...

- ¡Más rápido chicas, atrapen las pelotas antes que caigan!- dijo la entrenadora, gritando como siempre- ¡Anticipen sus movimientos!

- Pero, entrenadora, es una pelota, un objeto inanimado ¿cómo anticipamos los movimientos de algo que por sí solo no se mueve?- dijo una de las chicas, no muy inteligente como pueden ver.

- Eso, Alicia, lo debería hacer más fácil, pero vos no podés atrapar una pelota que va en línea recta.

- Pero...

- ¡Corré nena! ¡Esas piernas o son solo para polleras cortas!- siempre nos hacía comentarios por el estilo, y las demás se reían, casi siempre tenía razón. Alicia estaba muy roja, casi como una manzana.

Todo iba normal, hasta que una pelota se desvió a una esquina y rebotó para otro lado, pero no chocó con una pared, sino con el aire. Sandra pareció notarlo al igual que yo, parecíamos que éramos las únicas.

- Viste...- me dijo, con los ojos muy abiertos, señalando la esquina.

- Sí, algo tal vez...- pero me quedé sin palabras, Daniel podría ser, pero la otra opción me daba tanto miedo que no quería ni pensarlo.

- ¿Cómo es eso incluso posible?

- Cuanto más lo pienses menos sentido va a tener, continuemos con el entrenamiento, o la entrenadora va a...

- ¡Hey! Ustedes dos, ¿quieren que les traiga el café con unas medialunas? ¡Vamos, a trabajar!

- No sé por qué usa el plural, si ella está ahí sentada.- murmuré

- Si, la verdad- murmuró Sandra y comenzamos a reír, si tan solo nos habría escuchado, no jugaríamos ningún partido contra ningún irlandés.

Cuando llegué a casa, subí las escaleras, entre a mi cuarto y dejé mis cosas, bueno "dejar" es un término muy suave, "tirar" es mejor. Luego bajé a la cocina y Daniel estaba sentado en la mesa.

- ¿Qué haces acá?- le dije, el suspiró.

- Hola, Daniel, ¿cómo estás, mi guardián preferido?

- Técnicamente, sos mi único guardián, así que lo de preferido, es redundante.

- Ja, ¿Qué te pasó? ¿Alguien te pegó con un diccionario y se te pagaron muchas palabras elegantes?

- Muy gracioso, no respondiste a mi pregunta.

- Es que yo... hoy recibí un pelotazo en la cabeza.- eso me alivió-Realmente me duele mucho la cabeza.- se llevó la mano a la cabeza. No pude reprimir una sonrisa de alivio.

- Bien, déjame ver.- me paré enfrente de él.- ¿dónde te duele?

- Acá- dijo señalando su frente, estaba más colorada, y eso que es casi transparente.

- No es nada, con un poco de hielo se te pasa.- me di vuelta y caminé hacia el freezer, agarré un refrigerante y lo envolví con el repasador, luego volví en frente de Daniel. Le puse la mano en la zona roja.

- ¡Au! Dije que me dolía

- Qué nena- le puse el hielo en la frente, sus ojos clavados en los míos.

(Perspectiva Daniel)

Cuando puso el hielo, no sentía su frío, sino el calor de su mano. Su pelo, era como un recordatorio de que casi muere por mi culpa, pero sus ojos, hacían que pudiera escuchar mi corazón. Una risa se me escapó, una risa nerviosa, ella me miró extrañada.

Sombras y fantasmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora