Capítulo 3

54 3 0
                                    

Noto que algo vibra, despertándome de mi sueño. Es mi movil. Lo cojo pero ya ha dejado de vibrar.

Me fijo en la hora y veo que son las doce menos cuarto. No he dormido ni cuatro horas y me muero de sueño. Ayer me acabé durmiendo a casi las ocho porque me pasé casi todo el rato pensando en cómo tenia él mi número.

Me estoy empezando a quedar dormida cuando siento que mi movil vuelve a vibrar, esta vez en mi mano. Me están llamando asi que descuelgo sin mirar quien es.

- ¿Shi? - digo y noto la boca pastosa. Necesito un vaso de agua.

- Judith, ¿estas preparada? - pregunta la voz alegre de Sara.

- ¿Eh? - no entiendo nada.

- No me digas que sigues dormida. Judith que habíamos quedado para preparar la sorpresa - me dice con un tono recriminatorio.

Mierda, se me había olvidado. El próximo jueves es el cumpleaños de Daniela y le estabamos preparando un viaje sorpresa para las cinco. Todavía no tenemos nada por eso el otro día quedamos en que Sara y yo iriamos el sabado a la agencia de viajes.

- Lo siento. Pero en nada me preparo y vamos.

Espero a que me conteste mientras que se forma un silencio. Se que se esta pensando en echarme la bronca, pero la conozco y se que me va a pedonar y se le va a pasar enseguida.

- Vaaale - concede -. En media hora estoy ahi y mas te vale estar preparada - dice con un tono que no admite discusión.

- Valeee. Estare lista te lo juro. Hasta luego.

Se despide y cuelgo. Me levanto de la cama y voy directa al cuarto de baño.

***

Media hora más tarde me miro en el espejo y una cara ojerosa y blanca me devuelve la mirada. No he dormido nada y lo único en la que pienso es en volver a casa y echarme en la cama un buen rato, aunque todavía no he salido de casa.

Me he preparado en un tiempo record. Voy vestida con unos jeans negros, unas sandalias y una camisa sin mangas rosa, no me apetece arreglarme mucho, por lo que el pelo lo llevo recogido en un moño despeinado.

Tocan el timbre y se que se trata de Sara. Como mis padres han salido a hacer la compra la casa está vacía, por lo que me apresuro a abrir la puerta.

Lo primero que veo son sus preciosos ojos azul verdosos y que, comparados con los mios, no tienen ni rastro de ojeras. Sara va vestida con un sencillo vestido largo veraniego azul.

- Hola - saludo un poco dormida aún.

- Buenos díaas - me devuelve el saludo con una sonrisa.

Siempre me he preguntado de dónde saca tanta energía. Si ha dormido lo mismo o menos que yo.

- ¿Qué tal has dormido? - me pregunta mientras entra, cierra la puerta y me sigue hasta la cocina.

- Perfectamente - ironizo yo.

Me acerco hasta la nevera y la abro, cojo la leche y me empiezo a preparar el desayuno.

- ¿En serio? ¿Todavía no has desayunado?

- Es lo que tiene solo media hora para prepararse - digo un poco ofuscada.

- Valee - concede -. Por cierto, ¿te lo pasaste bien anoche?.

Estoy removiendo el cola cao que me acavo de hacer, la miro un segundo, lero aparto la mirada hacia el cola cao.

- Sin más - intento disimular y tomo un sorbo de mi desayuno. No creo que me viera con Hugo, por lo menos eso espero -. ¿Por qué lo preguntas?.

- No oor nada - buff menos mal -. Esque me parecio verte bailar con un monumento de hombre.

No puede ser. Me vio. Seguro que todas me vieron. No quiero que se enteren, me harían muchas preguntas.

- Pero como después te vi un poco enfadada supuse que no serias tú, además bebí demasiado - continua y esa última parte la dice un poco arrepentida.

Decido que es mejor dejarlo como está. Que siga pensando que no era yo. Y tanto pensar en esto me hace recordar que tengo que interrogar a Daniela sobre lo de Javier y lo del número.

- Bueno, ¿nos vamos? - pregunto nada más acabarme el desayuno.

- Pues claro. Le he cojido prestado el coche a mi hermano - dice enseñandome con una sonrisa las llaves, y sé en ese momento que no le he dicho nada.

No puedo hacer otra cosa que reír. Sara y su hermano son mellizos y no es que se lleven muy bien, se quieren pero al fin y al cabo son hermanos.

***

Pasadas dos horas ya estoy en casa de nuevo. Hemos conseguido un fin de semana en Donosti. No está muy lejos pero es lo que había y sé que nos lo vamos a pasar genial. Hemos alquilado un apartamento cerca de la playa y hemos hablado con unos amigos de Lara para que lo preparen para una fiesta.

Mis padres están a punto de comer. Mi madre me llama nada más oirme para comer los tres juntos, pero yo me escaqueo y me voy directa a mi habitación. Necesito dormir unas horitas más.

Ya en la cama, y aún vestida con la ropa con la que había salido, me quedo dormida en tiempo record y no me doy cuenta de que un número desconocido, bueno ya no tan desconocido, me manda algun que otro mensaje.

En un instante ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora