FUEGO CONTRA FUEGO

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Afortunadamente el techo del motel era de madera vieja y no pesaba tanto, pero aun así casi todo el tablón cayó sobre mi pierna herida haciendo que el cristal se incrustara aun mas, solté un grito de dolor, sentía como si algo dentro de mí se desgarrara y muy posiblemente así era.

Sentí como el sudor resbalaba por mi frente, no podría asegurar si sudaba por el dolor que sentía o por el calor abrazador que nos azotaba, era casi imposible respirar sin que nos diera un ataque de tos, la parte alta del cuarto no se podía ver gracias al humo negro, mi cabeza me dolía a causa de la gran falta de oxigeno, teníamos que salir de aquí.

-¿Ian estas bien?-dijo Samuel corriendo a ayudarme.

Cuando vio el increíble charco de sangre que había se alarmo, la herida se había hecho más grande, Samuel me ofreció su ayuda pero la rechacé, ¿Quién me aseguraba que no me lanzaría al fuego? Pero era un riesgo que tenía que correr, por mi propia fuerza no me podría levantar, mi pierna me dolía demasiado y si me quedaba aquí me moriría quemado.

-¡Confía en mi!-me rogo, dude un instante.

-¡De acuerdo!-grite.

Me tomo entre sus brazos y me levanto, sentí un jalón en la pierna y solté un alarido, el color azul de mi pantalón había sido sustituido por un rojo oscuro que me alarmaba.

-Aférrate a mí, si sientes dolor toma con fuerza mi camisa ¿De acuerdo?-dijo Samuel a mi oído.

Comenzó a caminar hacia donde estaba Hannah, al verme casi se desmaya por la cantidad de sangre pero reacciono con rapidez, estaba golpeando la pared de madera que aun no estaba quemada del todo, la madera estaba vieja y llena de humedad así que no sería muy difícil derrumbarla, pero Hannah no era lo suficientemente fuerte como para hacer aquel trabajo y Samuel me estaba cargando, observe la habitación y di con la silla de madera.

-¡Usa la silla para tirarla!-sugerí y ella me obedeció.

Tomo vuelo y le soltó un fuerte golpe a la pared, la madera cedió un poco pero no lo suficiente como para poder dejarnos libres, lo volvió a intentar y cada vez la madera cedía, entonces en medio de la frustración se me ocurrió algo que antes no se me había pasado... a nuestra derecha estaba el baño y seguramente habría un tanque de gas... ¡Esto iba a explotar!

-¿Hay algún tanque de gas?-le pregunte a Samuel.

-¡Por dios! Hay uno en el baño.

-Déjame en el suelo, debemos ayudarle a Hannah.

-Pero...

-¡Vamos a explotar!-grite.

Samuel me dejo con calma en el suelo, la pierna reclamo aquel movimiento pero no me importo, Samuel se unió a la lucha y después de unos segundos la pared cayo, observe el atardecer y los arboles, Hannah salto sobre el hueco, Samuel se giro para ayudarme y un pedazo de madera encendida cayó sobre mí encendiendo la camisa que tenia puesta, con rapidez me la quite, sentí el calor sobre mis manos pero era mejor eso a sentirlo sobre todo mi cuerpo.

-¡Vámonos ya!-grito Samuel.

Me volvió a levantar entre sus fuertes brazos, me sentía más débil que nunca, no podía sostener por mucho tiempo mi cabeza así que la deje caer sobre el pecho de Samuel, podía sentir el calor y el sudor que emanaba de su cuerpo, podía escuchar su corazón trabajando con rapidez, de pronto me sentí seguro bajo la cobertura de sus brazos.

Salimos por el hueco y respiré por fin, todos estábamos tosiendo descontroladamente, no me dio tiempo de relajarme cuando todo exploto, un fuerte estallido inundo mis sentidos y salimos volando por los aires, al caer sobre el suelo sentí un dolor desgarrador, mi pierna había chocado contra un tronco, lagrimas de dolor salieron de mis ojos, vi como Hannah se levantaba con calma y corría hacia mí, después apareció Samuel.

-Su herida es profunda-dijo Samuel.

-¡Debemos llevarlo al hospital!

Volví a sentir que Samuel me levantaba, afortunadamente aun tenía su camioneta para llevarnos rápido, el dolor era fuerte así que hice lo que me había pedido hace un momento, me aferre a él, sentía su agitada respiración y la de Hannah a nuestro lado.

-Gracias-le susurre a Samuel y él me respondió con una sonrisa, una sonrisa cálida y hermosa, aquella que me recordó los bellos momentos a su lado.

Llagamos hasta la camioneta y me acostaron en la parte trasera, Hannah y Samuel fueron en la parte delantera, en medio de la carretera se escucho mi teléfono, lo saque de mi bolsillo, se había manchado un poco de sangre pero estaba bien, había un mensaje, Hannah me miro con miedo y leí el mensaje en voz alta para que todos escucháramos.

-¿Han escuchado esa expresión que dice "No juegues con fuego porque te puedes quemar"? pues es cierta, acérquense más y van a arder, besos y abrazos –A-dije.

"A" pagaría por esto, quería jugar con fuego... pues que así sea, esto no se quedaría así.

Atadura (Metamorfosis 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora