Capitulo 3 "Algo nuevo ocurre cada día"

573 27 1
                                    

La gente dice que "un tropezón no es caída", pero cuando tropiezas en silla de ruedas, si. Aun no puedo acostumbrarme a manejar esto. A veces es hasta gracioso, pero no para mi. Decidí ir al "Centro de actividades de rehabilitación", aunque aún no estaba convencido. Como mi madre debía dejar su trabajo para acompañarme, y seria muy raro ir con mi hermana, decidí ir solo. Y claro, el viaje fue de lo mas traumante. Si bien no era demasiado lejos, el camino era un poco complicado de por sí para un novato como yo. Y tal como dije en las primeras lineas, tropecé y caí. Levantarme era demasiado difícil, la silla era un poco pesada por lo que necesité ayuda de personas para volver a incorporarme. Aún me era casi imposible creerlo. No puedo negar que más de una vez intenté pararme con la esperanza de volver a sentir mis piernas, pero ya ni sentía dolor, solo comezón de vez en cuando.

Si algo entendí de la vida hasta ahora, es que las cosas casi nunca funcionan cuando están por la mitad. Un café medio frío no es apetecible, medio puente no se puede cruzar, no puede leerse un libro por la mitad y yo, soy media persona. En fin, a mitad de camino quise regresar a mi casa pero, volviendo a lo de las mitades, no podía dejar esto por la mitad. Creía que podía salir adelante por cuenta propia, pero tampoco podía negar que un poco de ayuda no venia nada mal.

Al llegar a la puerta del centro de rehabilitación, me sentí exhausto. No solo por el cansancio, sino por haberme dado cuenta que tardé casi cuarenta minutos en llegar a un lugar al que podía haber llegado en quince minutos caminando. El lugar era enorme, o por lo menos desde afuera se veía así.  No estaba costumbrado a subir por rampas pero aún así y teniendo en cuenta que estaba muy cansado, logre llegar hasta la puerta. Al entrar me dirigí a una mesa en la que tomaron mis datos y me hicieron preguntas. Enseguida me enviaron a hablar con uno de los psicólogos del centro de rehabilitación para ponerlos al día con mi situación. No dije muchas palabras, solo conté lo necesario: que era un deportista, que al volver de una fiesta tuve un accidente en el que perdí ambas piernas y que acababa de salir del hospital. "-Okey, es todo por ahora. Tendrás que venir toda esta semana, al menos 2 horas por día, para que podamos empezar a trabajar contigo. Luego solo vendrás 3 días por semana en horarios que luego veremos. Bienvenido Lucas. Acompáñame.-". Luego de la entrevista, salimos al parque interno del establecimiento. Había muchos jóvenes con movilidad reducida haciendo actividades tal como en el folleto, Muchos de ellos con prótesis en lugar de piernas, varios en silla de ruedas, jugando, moviéndose como si no les importara su situación, muchos de ellos reían. No entiendo por que, pero miré todo con ojos llenos de ironía y un poco de dolor. A penas llevaba media hora en ese lugar y ya deseaba estar en casa.

Nada en ese lugar parecía para mi. avancé unos metros por el parque, vi algunas rampas y chicos haciendo piruetas en sus sillas de ruedas, lo que me pareció increíble. Giré mi cabeza lentamente para ver a mi al rededor. Mis ojos divisaron una pista de basketball y varios chicos con capacidad reducida jugando. Inmediatamente mis ojos se llenaron de lagrimas y giré mi silla en dirección al interior de la sala principal. Ya dentro de la sala solo se escuchaba mi respiración un poco agitada, y en mi, podía escuchar retumbando en mis oídos el sonido de una lagrima raspando mis mejillas. Fue justo en ese momento cuando apareció.

"-Disculpa, ¿puedo ayudarte en algo?-". Una voz dulce llegaba a mis oídos desde mi espalda, giré mi silla para poder ver. "-vi que entraste a la sala un poco apresurado, ¿estás bien?-" dijo ella. No pude ver bien su rostro, lo primero que noté es que ella también estaba en silla de ruedas y no tenia piernas. "-Si no quieres hablar, está bien, entiendo. Me sentía igual cuando llegue aquí, Soy Cynthia-". Ella tendió su mano, tal vez sin esperar respuesta de mi parte. Me incorpore nuevamente y tome su mano por unos pocos segundos.

-Perdón... No es nada, Soy Lucas- le dije, ella enseguida sonrió.

-¿hace cuanto estás aquí? Nunca te vi antes- me respondió con curiosidad

-De hecho es mi primer día aquí, es un poco incomodo lo admito-. Miré sus ojos todo el tiempo. Tenia una mirada humilde y llena de vida en unos ojos verdes intensos.

-Te acostumbrarás, ven, te acompaño a conocer el lugar- Dijo tomando mi mano nuevamente. Ambos giramos nuestras sillas en torno al corredor situado a la derecha de la sala. Ella tomó la delantera rápidamente, pero sin alejarse mucho. Yo solo avanzaba mirando su cabello rubio y lleno de rulos. Adelanté mi silla a la par de ella y comenzamos a hablar. Recorrimos gran parte del establecimiento. Fue chistoso, ella saludaba a muchas personas que trabajaban en ese lugar, y también a muchos de los residentes. "-¿Hace cuanto estás aquí?", "-Hace ya tres años-" Respondió dirigiendo su silla justo enfrente mio.

- Hace 5 años, un grabe accidente me dejó así. Mucho tiempo después comprendí que si había sobrevivido, tendría que agradecerlo saliendo adelante-

Escuché sus palabras con suma atención. Fuimos hacia el parque, específicamente a donde estaban las rampas. Ella tomó un casco y se dirijo a la rampa de entrada. "-Vienes?" me preguntó entusiasmada.

-Es hora de regresar... ¿te veré mañana?

-Es un hecho- Respondió ella. Tomo mi manó un segundo y se fue. Me quedé unos minutos viendo como se movía en esas rampas, con tanta libertad, con tanta alegría. Me aleje lentamente pensando en volver al día siguiente.

La vuelta no fue tan complicada, ya conocía el camino y, lo que había recorrido en 40 minutos, esta vez lo hice en 30. Me quedé pensando mucho en todo, pero principalmente en las palabras de Cynthia. Comienzo a pensar que cada día trae cosas nuevas. A veces esas cosas pueden ser muy buenas, y al día siguiente, terriblemente malas. Pero al fin y al cabo, siempre son cosas nuevas, obstáculos y recompensas para el que las sabe esperar. Solo quedaba descansar, estar con mi familia esa noche, contarles todo y esperar al día de mañana, quién sabe qué cosas puede traer.

Por Otra VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora