Capitulo 2 "A puesto que tu nunca has visto la oscuridad"

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    Hay veces en las que los cambios no se pueden revertir. Resultan como manchas negras en una prenda blanca, muy difíciles de borrar, por lo que solo queda intentar vez tras vez quitarla o desechar la prenda.

Días después de esa terrible noche desperté viendo una luz blanca muy fuerte. La cama estaba muy suave, mis ojos a penas se iban acostumbrando a la luz y pude ver entre nubes borrosas, la sala. Vi tubos conectados a mi cuerpo y, por lo que los médicos me contaron, desesperé. Arranqué varios tubos y hasta quise levantarme pero algo había cambiado, ya nada sentía de la cadera hacia abajo. Intentaron calmarme entre varios médicos, pero fue casi imposible, por lo que se vieron obligados a volverme a dormir. Sentí un fuerte pinchazo y después... oscuridad nuevamente.

Al día siguiente volví a despertar de manera similar, pero con más calma. Nuevamente entre nubes pude ver la habitación. La luz blanca ya no era tan intensa. Luego de horas intentando reponerme, volví a sentir esa sensación de vacío, para confirmar que ciertamente ya no sentía casi nada de la cadera hacia abajo. En el almanaque estaba marcado el día 25 de Noviembre.

"-Fue grave pero pudo ser peor, hicimos lo que pudimos en estos 10 días. Aun tienes una costilla astillada, eso pronto no será problema. Tus reflejos están bastante bien, ya veremos como está tu memoria. Lamentablemente, no pudimos hacer nada con tus piernas, quedaron demasiado dañadas, con suerte pudimos sacarte entero del auto. Como no estabas consciente, decidimos no amputarlas, la decisión es tuya. Demasiada información por hoy, trata de comer algo.". Ese fue el diagnostico del Medico. Ciertamente estaba muy confundido, tarde días en asimilar el cambio.

   Cuando volví a ver a mi hermana, ella estaba mejor. Me contaron que pasó cinco días internada y tenia una esguince en su pierna izquierda y fuertes golpes, por lo que tuvo que abandonar su temporada en Broadway. Pero se la veía bien. Últimamente no hablamos mucho, lo ultimo que pude decirle fue "-Lo siento mucho". Ella me abrazó sin decir ni una palabra.

El cinco de diciembre me dieron de alta. Me encantaría decir que salí caminando por las puertas del hospital, pero no. Salí del hospital en una silla de ruedas, bajando por una rampa, deseando salir corriendo y pegar un gran salto. Lamentablemente, durante los dos días de rehabilitación antes de darme de alta, los médicos dijeron que eso ya no seria posible de ahora en más. En resumen, en el trayecto de salida del hospital por esa rampa, mi vida se iba acabando... o por lo menos mis sueños. Estaba viviendo con los ojos bien abiertos mi peor pesadilla.

   Llegar a casa fue bastante raro. De solo pensar que acostumbraba correr al parque del fondo de mi casa, agarrar mi balón de basketball y entrenar, y ahora ya no podría hacerlo, mis ojos se nublaban en lagrimas. Por supuesto, cuando volvieron a llamar los entrenadores del equipo de los Knicks de New york, les contaron la situación y desde luego, cancelaron la cita, ya que aún permanecía inconsciente en el hospital. No se alarmen, me inducieron un coma para poder trabajar en mi cuerpo, tenia costillas astilladas y por supuesto, mis piernas muy dañadas. "-Lucas, antes de irnos del hospital, una enfermera me dio esto-" dijo mi madre algo esperanzada y con cierta pena en su voz. Era un folleto de un centro de rehabilitación que quedaba cerca del hospital. Lo leí con cierta ironía ya que en el aparecían fotos de niños y jóvenes con movilidad reducida contentos y haciendo muchas actividades. Yo sinceramente me sentía un gran bloque de hielo estorbando siempre en el medio de la sala. "-No está muy lejos de aquí, podrías ir-" Dijo mi madre, está vez con voz un poco mas optimista, mientras mi hermana solo asentía con la cabeza sonriendo de manera muy positiva. Vi en sus ojos que realmente le alegraba que yo quiera o intente adaptarme a esto. Así que lo pensé, y teniendo en cuenta que aun tenia problemas manejando la silla de ruedas, acepté ir esa misma tarde.

Es extraño, pero siempre mantuve la misma forma de pensar, "así como se puede salir de la oscuridad, también se puede volver a ingresar". Lo cierto es que me sentía en la mas plena y profunda oscuridad, esa que se da en la cumbre de la noche noche en una habitación cerrada... en ese momento entendí mejor que nunca, que hay cambios en la vida que no se pueden revertir, y resultan ser como manchas negras en una prenda blanca, muy difíciles de borrar, por lo que solo queda intentar vez tras vez quitarla o desechar la prenda, o en casos así... aprender a vivir con eso.







Por Otra VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora