Capitulo 5 "Dame tu mano"

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  Mi cama en el centro de la habitación, un placar de cedro a la derecha al lado de la ventana, una cómoda a la izquierda, la televisión apagada al frente de la cama, la alfombra aspirada, y a un lado de la cama, la mesa de luz y sobre ella, un papel con un numero de teléfono y la frase "es un hecho". Ella sabia que yo tal vez querría hablar con ella, y tal como dije antes, no se equivocaba. Hablamos cada noche desde entonces. 

"-¿Cuanto esfuerzo se necesita para salir de un pozo?-" A veces en los desayunos me gusta romper el hielo con alguna pregunta rara. Pocas veces tengo respuesta, pero a veces quedamos todo el día pensando y hasta sale como tema de conversación en la cena. "-No lo sé, depende cuan profundo sea-", Respondió mi hermana esta vez. Miré mi silla, volví la vista a mi taza de café, luego a mi hermana y por ultimo a mi mamá.

-Es un pozo bastante profundo el que piensas, aunque para salir, no solo dependes de esfuerzo, sino que también de tu fuerza de voluntad. Cuando uno pone de su parte, no existe muro tan grande que no se pueda saltar, la fuerza de voluntad es el impulso mas grande que tiene el hombre- Dijo mi madre mirando fijamente a la ventana. El día estaba soleado y el aire, fresco.

  Esa semana pasó bastante lenta, los días eran algo rutinarios: Llegar al centro de rehabilitación, ir al gimnasio, hablar con el psicólogo, salir al parque. Debo admitir que aunque en esos días sentía mucho cansancio físico y dolor, después de una semana se siente el cambio. Mi nueva marca dando la vuelta al rededor del gimnasio es de 1:32 minutos y si mejoro mi marca dos segundos mas, ya podré pasar a la pista del parque. Acabó la primera semana y me dispuse a seguir yendo durante toda la segunda semana, los entrenadores dijeron que me hará bien y mi familia esta de acuerdo. Empieza a gustarme hacer actividad física y comienzo a divertirme. No puedo negar que uno de mis impulsos para seguir yendo es... Hablar con Cynthia, Curioso, pero estos días estuvimos hablando durante el día en el parque del centro de rehabilitación y en las noches por Whatsapp. El miércoles de la segunda semana fue un tanto diferente. Mi asistente no estaba, por ende no había ido al gimnasio. Me quedé toda la tarde junto a Cynthia, la vi por unos 20 minutos en las rampas, hablamos, dimos vueltas por el parque. Creo que puedo decir que ya es mi amiga, lo cual es raro por que no suelo hacer amigos tan "rápido", pero ella tiene algo especial, desde el principio supo que hacer y que decir para que yo olvide mi situación. Y no me contuve de decirlo. Descansamos un momento a la sombra de unos arboles y hablamos un poco. 

  Hay veces que con algunas pocas palabras, uno puede desatar una fuerte tormenta, como así también, puede echar un balde de agua a un fuego que lleva tiempo haciendo daño. Se me ocurrió preguntarle, como para romper el silencio,  como había sobrellevado su situación al principio

-Supongo que puedo contarte- Me respondió con cierto suspenso en su voz. Acomodé mi silla justo enfrente de la de ella. Bajó la cabeza y comenzó a contarme. -Hace 6 años, un accidente cambió todo. Mi padre era piloto de una aerolínea privada y mi sueño siempre fue volar con el, pero el tenia miedo. Para mi cumpleaños numero 13, mi regalo fue volar junto a el. Una falla técnica y...  El avión no tenia muchos pasajeros, eramos 11, pero solo quedamos tres y mi padre lamentablemente no fue uno de ellos, tampoco mi hermano. Fue un milagro que sobreviviéramos al menos tres. Perdí una pierna en el momento, y días después la otra por causa de una grabe infección. Tardé casi un año en darme cuenta, todo era tan distinto. Hace dos años soy residente aquí. Mi hermano era un genio del freestyle, por lo que hacer esto es una manera de recordarlo con amor y también, en esas rampas puedes sentir que vuelas, por lo que también recuerdo a mi padre y mantengo vivo mi sueño- 

  Me quedé mudo y sintiendo un profundo frío en mi espalda. No aparté la mirada de ella hasta que terminó de hablar, luego miré mis piernas, luego su silla y por ultimo su cara nuevamente. Sus ojos como cristales, estaban mirando el suelo. "-Dame tu mano-" le dije. Ella miró mis ojos y sin dudar tomó mi mano. Sus manos estaban húmedas. Nos quedamos en silencio.

  Se puede sentir mucho la energía a través de la mirada. Luego de haberme contado eso, no dijimos nada mas, pero a la vez entendimos todo al leernos los ojos. Ella sabia que era de gran ayuda para mi, y yo entonces supe que también era una gran ayuda para ella. Siempre creí que se aprende mucho mirando a los ojos, por ejemplo, aprendí que ella es una persona muy positiva a pesar de su situación y con una gran fuerza de voluntad. Pero también aprendí de mis ojos en ese momento.

   Pasado un tiempo de la oscuridad, las siluetas se empiezan a esclarecer y se pueden ver figuras definidas, tal vez hasta un poco de luz. Lo cierto es que, cuando uno quiere, puede ver claro hasta en la oscuridad... Lo que quiso decir mi madre en el desayuno ese día fue: lo que se quiere, siempre se puede cuando uno quiere, por eso no hay muro tan alto que uno no pueda saltar, ni oscuridad tan ciega que no deje ver para alguien que lo desee y ponga de si para hacerlo posible. "-Mi deseo en este momento es sentirme mejor aun, gracias por estar aquí-" Dijo Cynthia, sin soltar mi mano, y preguntó cual era mi deseo.

 -Mi deseo es no soltar tu mano hasta el próximo año- contesté con la voz entrecortada

-Faltan solo 18 días- Me dijo sonriendo -¿Luego me soltarás?-

 -No lo creo- Le respondí. Reímos un poco y fuimos dar una vuelta al parque. 

  Pensé en mi deseo una y otra vez, solo faltarían 18 días para que comience otro año. Mi deseo entonces es, aprender a ver con mas claridad antes de fin de año... 

  

Por Otra VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora