CAPÍTULO 1

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Hablar de otro mundo suena extraordinario. Algo que necesitas ver para creer, tal vez vivirlo para saber. Personas que no salen de un mismo sitio jamás experimentarán lo que es, ha suena tonto, pero es la verdad. Tal vez para eso existimos, para experimentar otro panorama diverso. Nunca se sabe. El mundo fue hecho por una razón, no creo que solo sea para vivir la vida como sea que nos llegue, pienso que tenemos una misión, que nos une pero aun no hemos descubierto de que se trata, porque si fuera así todos lo sabríamos y esa sería la razón de nacer y de morir. Es como...

-Te eh estado hablando todo el rato, ¿No piensas escucharme?- Me estremezco del susto. Creí que estaba sola en mi habitación. Es Hanna mi mejor amiga. Pero ahora la veo que está muy molesta. No se cuanto tiempo estuve dentro de la habitación concentrada escribiendo cosas sin sentido. -¿Mmh?- Me hace ese sonido esperando a que le conteste.

- Sí que me diste un susto, Hanna.- Suspiro de alivio sabiendo que es ella y vuelvo a hablar. - Si tocaras la puerta...- Comienzo a decir pero soy interrumpida por su tono de voz molesta.

-¡Vamos! ¿Qué es más importante que atender a tu amiga, eh?- Dice al sentarse sobre el escritorio en el que tengo mis libros y la laptop donde estoy escribiendo. Queda justo enfrente de mí de brazos cruzados. Si que está molesta, me digo a mi misma, pero me dispongo a preguntarle.

-¿Estás molesta?

-No, como crees, yo no Charlotte Revell.- Su sarcasmo me deja más que claro que si lo está. Y lo que me deja más claro fue que dijera mi nombre completo. Ella suele decirlo cuando está demasiado molesta y quiere que lo note.

-Perdón, dime ¿qué necesitas?- Me disculpo, tratando de sonar lo suficientemente feliz como para convencerla. En realidad estoy apenada pues no suelo ignorar a Hanna, ella es muy importante para mí.

Mientras espero a que me conteste apago la laptop y me levanto de la silla del escritorio para comenzar a guardar mis libros de nuevo al librero que está detrás de la puerta de la habitación. Pero no obtengo una respuesta a lo que pregunté.

-¿Estabas escribiendo esas reflexiones tuyas diarias?- Interroga Hanna de repente, mientras me observa seguir con mi tarea de acomodar los libros.

-Sí, apenas iba a terminar. Pero me interrumpiste.- Le digo. Pero no me molesta que me interrumpiera. Lo que escribo en la laptop constantemente sale de repente de mi mente y no sé por qué razón lo hago pero pienso que tal vez un día pueda servir para algo o que simplemente no las utilice jamás.

En este momento Hanna se levanta rápidamente y me da un abrazo un poco incómodo ya que tengo algunos de mis libros en las manos y quedan apretados justo entre ella y yo.

- ¡Lo siento! ¡Lo siento! Yo no sabía, perdóname.- Se disculpa. Ella siempre me da mi espacio y nunca suelo ser interrumpida cuando escribo. Ya que según ella necesito de mucha concentración.

Salgo de sus brazos para quedar frente a frente y la miro con alegría.

-No te preocupes, ya iba a terminar. Ahora ya dime ¿para qué me hablabas?- La tranquilizo un poco y guardo los últimos libros que quedaban.

-Necesitamos.- Me dice. La miro con el ceño fruncido, un poco confundida.

-¿Qué?- Le pregunto.

-Necesitamos empacar nuestras maletas, ya. Charlotte toda la semana has estado evitando este día, pero ya es momento de afrontarlo.- Me reprocha. Pero en realidad tiene razón.

Hanna y yo somos compañeras de departamento también, durante años hemos sido mejores amigas. Nos conocimos en la preparatoria cuando teníamos dieciséis años . Era una buena compañera, en realidad siempre lo ha sido. Me agrada estar con ella. Nos mudamos a Bristol una ciudad de Reino Unido para yo estudiar diseño y Hanna literatura en la Universidad del Oeste de Inglaterra conocida por las siglas UWE Bristol.

Es una chica muy inteligente y siempre está de buen humor, excepto hace unos minutos.

En el físico ella es rubia, cabello largo, ojos color café claro, labios delgados, de estatura alta y delgada. Siempre viste a la moda. Yo soy de piel blanca, cabello color café cobrizo, ojos angulosos color café oscuro, labios gruesos, estatura media y no tan delgada como ella. Me gusta vestir algo más casual y sencillo con lo que me sienta cómoda, pero ella ha influenciado mucho en mi que mi armario contiene ropa a la moda. Nos gustan cosas distintas, pero algo sé, que cuando concordamos es genial.

Pero ahora eso se va a terminar, pues ambas somos mayores de edad y ya hemos concluido nuestros estudios y tendremos que trabajar. Antes de hacerlo queremos buscar las mejores opciones para elegir un buen trabajo no que solo nos favorezca sino que nos guste. Yo pasaré ese tiempo en la ciudad donde nací donde aún vive mi familia, en Oxford. No la eh visto en un par de meses por la lejanía que queda Bristol de Oxford, que queda a una hora y media en coche. Pero ahora que eh concluido la universidad, ya no los visitare de vez en cuando, al menos por un buen tiempo que serán de mucha alegría para mis padres y mis abuelos. Mientras Hanna me ha dicho que irá a visitar a sus padres luego de irse de vacaciones a Miami con los señores Goss padres de Louis su novio. Me alegra que ellos después de tres años estén juntos, son inseparables y es la pareja perfecta. Le digo el chico de revista pues es un chico bien parecido, es alto, delgado de cabello café y ojos grises, en si es guapo y ella es guapa. La extrañaré tanto que me dan ganas de llorar, pero espero poder quedar cerca cuando comencemos a trabajar para visitarnos seguido y seguir con esta amistad.

-Sí, tienes razón- le digo. Y ella se encoge de hombros.

-Anda, y cuando terminemos iremos a comprar un helado de pistache, de limón o de cualquier sabor que sea color verde.- Me guiña un ojo y nos echamos a reír. Desde que probé el helado nunca eh comprado de otro sabor que no sea de color verde. Si que sabe bien mis gustos y como consolarme.

-Te extrañaré.- Murmuro un poco nostálgica.

-Yo también.- Me dice al darme un abrazo.

Nuovodunia: El hombre del hacha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora