CAPÍTULO 8

57 4 4
                                    

-¿Te ayudo con eso?- Pregunta mamá al entrar a mi habitación.

-Si por favor.- Le digo. No podía cerrar una de las maletas, y tenía ya algunos minutos tratando. Mamá se percató de que no salía de la habitación y fue a echar un vistazo.

Entre las dos cerramos la maleta.

-Ya se pudo.- Me dice en modo juguetón.

-Desde que estoy trabajando me eh comprado algo de ropa.- Le digo en forma de explicación. -Por cierto te tengo algo.- Digo mientras tomo una caja pequeña y larga y se la entrego.

-Ay cariño.- Dice al ver la caja, la abre y sonríe de oreja a oreja.

-¿Te gusta?- Le pregunto.

-Claro que si, Charlotte. Gracias hija.- Me da un abrazo. Al separarnos, lagrimas llenaron nuestros ojos. Luego tomo el collar que le eh regalado. Tiene un dije muy significativo para ella. Es un pequeño traje de chef de oro blanco. Ha valido la pena pues le ah gustado.

-Date vuelta.- Lo hace y le coloco el collar.

Salimos de la casa, y subimos a mi auto, el camión de mudanza ya se encontraba en mi casa.

Al llegar bajamos y tomamos mis maletas, entre mamá y la abuela. El abuelo está dentro de la casa, pues ah estado observando que todos los muebles entren a la casa. Papá está ayudando con algunos muebles más.

La casa está cerca del lago, es lo último que se encuentra en la carretera. Tiene una buena vista desde la casa. Alrededor solo hay árboles y unas cuantas casas un poco más alejadas. Me gusta este lugar pues se siente una gran tranquilidad y soledad. La casa por fuera es de color blanco. Tiene una bonita fachada. Es de un solo piso como la casa de mis padres. Entramos, se encuentran algunos hombres acomodando muebles donde el abuelo se lo pedía. La casa es pequeña, al entrar se encuentra un cuarto grande, a mi derecha se está la sala, y a mi izquierda la cocina. Todas las paredes son de color beige. Enfrente de la entrada esta un pequeño pasillo que da al patio trasero. En este pasillo a la izquierda está mi recámara, es grande como mi antigua habitación y a la derecha del pasillo al final se encuentra el cuarto de lavado y el baño.

El día transcurre, los hombres que trabajan para la mudanza se van y solo nos quedamos mi familia y yo. Arreglamos algunas cosas. El abuelo y papá conectan la Televisión de la pequeña sala. Y la abuela, mamá y yo estamos desempacando mis maletas y guardando mi ropa en los muebles de mí recámara.

-Quién lo va a creer... Tu primer día en tu nueva casa.- Dice la abuela mientras guarda mi ropa en el viejo armario de mi cuarto. Yo solo sonrió.

-Esto será un gran cambio. No es lo mismo saber que estas con tu amiga en Bristol en un departamento rentado, a que estés tú aquí en tu nueva casa.- Dice mamá.

-Pero estaré más cerca mamá.- Le digo tranquilamente y le tomo las manos. Ella me mira comprensible y vuelve a guardar ropa.

-Yo también sentí lo mismo cuando te casaste con Mane, hija.- Le dice la abuela a mamá. Mamá sonríe y me mira curiosa.

-Si lo sé mamá, pero yo me casé y Charlotte...- Me miran atentamente. Sé que están a punto de preguntarme por qué no tengo novio. Bueno, aquí va. Mamá abre la boca para decir algo mientras la abuela me mira atentamente.

-¡Llegó Diane!- Avisa papá desde la sala.

-Genial, yo seguiré guardando esto mas tarde. Vamos.- Digo mientras dejamos las maletas sobre la cama y salimos de la habitación.

Al salir observo a Diane y su enorme barriga pues ya tiene 6 meses de embarazo. Jack está a su lado y está cargando una botella de champán con un moño incrustado color azul. Diane se acerca a mí para saludarme.

Nuovodunia: El hombre del hacha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora