CAPÍTULO 10

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No había visto la pared de la entrada, pues al pasar por la puerta le había dado la espalda.

-Claro. Es una colección.- Me dice muy tranquilo y se nota que esta orgulloso. Lo miro rápidamente con asombro.

-Jamás había escuchado que alguien tuviera una colección de hachas en la pared de su entrada.

-Pues ahora lo escuchaste.- Dice.

Quería seguir preguntando, ¿Por qué?, ¿Cómo?, ¿Cuándo? Pero sabía que no era buena idea. Al igual que quería seguir observándolas una por una. Todas son diferentes, al parecer unas más antiguas que otras. Lo sabía por la forma y material de cada una.

-Es impresionante.- digo honestamente en un susurro.

La pared está llena de hachas de todos los tamaños, unas demasiado pequeñas y otras muy grandes. Muy brillantes. A simple vista se perciben filosas. Todas incrustadas sobre la pared completamente tapizada de madera, es como cuando alguien tiene retratos de su familia colocados en la pared, o incluso cuadros de pinturas.

-Mira.- Me dice al ver mi expresión hacia su colección. Desprende el hacha de la pared.- Esta es una hacha de mano.- Me dice mientras me la muestra. Es una de las hachas más pequeñas. Su filo metálico color rojo está fijado con un mango de madera un poco curveado. La observo unos segundos, luego la vuelve a colocar en la pared. Toma otra más grande. -Está es una de mis favoritas. Hacha Vikinga.- Me dice con ilusión, pero al mismo tiempo serio.

-Son bonitas.- Le digo como cumplido. Vuelve a colocar en su lugar el hacha. Sigo mirándolas unos segundos más. Ahora comprendía porque su casa era de madera. -Bueno me tengo que ir. Vendré en caso de alguna duda sobre los planos, ¿de acuerdo?- Drew me abre caballerosamente la puerta para salir.

-Sí, está bien. Hasta luego Charlotte.

-Adiós.- Salgo y me dirijo a mi auto. Observo por encima del hombro a Drew que me está mirando desde la puerta. Subo al auto, arranco el motor, pongo reversa y salgo. Me despido también del hombre de las gafas que me abrió de nuevo el portón.

Ya eh llegado a mi casa, es más de medio día. Hanna me a dejado un mensaje que vendrá al anochecer. Me pongo ropa más cómoda y hago algo de comer. Más tarde después de limpiar un poco la casa, comienzo a crear algún plano para Drew. Esto solo tarda algunos minutos y lo dejo inconcluso, después me voy a la habitación a dormir un poco.

Me despierto al escuchar el teléfono sonar y contesto.

-Sí, diga.

-Hola cariño, ¿Cómo estás?

-Mamá, estoy bien y ustedes ¿Cómo están?

-Estamos bien. Hija, Hanna se a ido hace un rato de la casa, pasó a saludar. Ahora se dirige a tu casa, le hemos dado tu dirección.

-Si mamá está bien, gracias.

Seguimos hablando sobre nuestro día, hable también con papá, y los abuelos. Pasaron unos minutos más y me despedí de todos. Durante ese tiempo comencé a preparar algo de cenar para Hanna. Luego escucho el motor del auto nuevo de Hanna. Salgo de la casa y la observo bajar del auto. Se ve igual a la última vez con su melena rubia, y su ropa a la moda, trae una blusa polo sin mangas color azul verdoso y pantalones ajustados blancos. Me mira con una sonrisa y yo a ella.

-Me gusta tu auto.- Le digo al mirar el auto blanco de Hanna.

-A mi tu casa.- Me dice mientras se acerca a mí. Nos damos un abrazo muy emotivo y mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas.- Te extrañé mucho Charlotte.- Me dice.

-Yo también a ti.- Le digo y nos separamos.

-Mírate, que guapa estás.

-No más que tu.- Le respondo.- Ven vamos a entrar, te eh preparado algo de cenar.

-Mmmm.- Gime.-Me a dado hambre.- Me dice y reímos.

Entramos a mi casa, comenzó a observarla y a decir cumplidos sobre está. Luego comenzamos a cenar mientras charlamos de su viaje, de mi entrevista con Drew, pero no le mencioné sobre su colección, ya que se me hace algo muy personal sobre él. Al terminar de comer, nos sentamos en el sofá.

-Y ¿Louis? ¿Cómo está?- Le pregunto.

-Bien, feliz con su nuevo trabajo. El vendrá en unos días mas, aun esta en Miami.- Me dice orgullosa.

-¿En qué trabaja?- Le pregunto alegre.

-Bueno, ya ves que su padre se dedica a comprar aviones para su empresa.- Asiento.- Pues Louis trabajará en algo relacionado sobre eso, pero para otra compañía. Aun no me lo ah explicado pues acaba de comenzar, pero parece muy entretenido ya que el está feliz a pesar de que su padre se molestó por no formar parte de la empresa familiar.

-Sí que suena interesante, y ¿tu?- Le pregunto refiriéndome a su trabajo.

-Bueno yo comencé a hacer un libro en todo este tiempo, no eh buscado trabajo en alguna tutorial, hasta después de casarme.- Me dice con una gran sonrisa.

-Quiero ser la primera en leerlo. ¿Cuándo será la boda?- Le pregunto ya que seré la dama de honor.

-En dos semanas.- Dice.

-¿De verdad?- Me sorprendo.- Es muy rápido.

-No es tan rápido como parece, en estos meses en Miami, la familia de Louis y la mía se han organizado para la boda. Y tú serás mi dama de honor, y me ayudarás a escoger el vestido y algunas cosas más ¿Qué te parece?.

-¡Pues es genial!- Me emociono saber que Hanna es feliz con la llegada de su boda. Reímos un rato -Bueno supongo que te quedarás a dormir, ¿verdad?-Le pregunto.

-Sí, pero yo no diría dormir. Con todo lo que te tengo que contar.- Me dice muy alegre. Y así fue, Hanna me contó todo sobre sus vacaciones en Miami, sobre los familiares de Louis, aquellos días de fiestas y demás. Hablamos durante horas hasta que nos quedamos dormidas.

Los días han transcurrido, Hanna se ah quedado a dormir en mi casa, en mi cama. Estos han sido los más divertidos. Los primeros días durante las mañanas después de desayunar nos disponíamos a diseñar las invitaciones para la boda, ahora hemos estado enviando invitaciones a familiares y amigos, tanto como a mi familia y compañeros de la universidad. Durante las tardes dedicaba mi tiempo a crear y diseñar el proyecto que eh estado llevando a cabo, eh tenido algunas dudas sobre las construcciones, así que eh decidido visitar a Drew. También hemos comprado algunos adornos que podrían ir en su fiesta de bodas y unas cuantas cosas más. Mamá será la chef y la abuela a diseñado el vestido de bodas para Hanna en cual es largo color blanco, sencillo pero muy hermoso, con diseños pequeños y brillantes. Y yo le eh comprado las zapatillas qué combinan muy bien. Todo está más que listo solo queda esperar sólo cinco días más

-¿Te vas, ya?- Me pregunta Hanna. Esta sobre el sofá, escribiendo su libro en su portátil como lo hace cada tarde mientras yo hago planos.

-Sí, antes de que se haga noche.- Le digo mientras tomo mi bolso y mi portátil. Ella asiente. Me pongo justo en frente de ella.

-¿Me veo bien?- Le pregunto. Traigo puesto un vestido color cían discreto y elegante.

-Claro que si Charlotte, siempre te ves bien. ¿Por qué?- Me dice curiosa.- Acaso quieres...-Comienza a decir entusiasmada.

-No, Hanna, no.- La interrumpo seriamente antes de que lo diga.

-Bueno, entonces ¿por qué?

-Hanna, basta. No es eso.- La miro con el ceño fruncido, haciéndome la enojada.- Tengo que verme bien, tu siempre lo dices "hay que verse bien siempre".- Le recuerdo su viejo dicho.

-Si "campeona" lo que tu digas.- Siempre usa esa frase cuando no me cree. Me acerco a ella, le doy un pequeño y rápido beso en la mejilla en modo de despedida.

-No quiero salir de casa molesta contigo. Uno nunca sabe si vuelvo a verte.- Digo al ver su cara de confusión.

-¡Charlotte! Por dios. No seas pesimista.- Hanna ríe.

-Te digo uno nunca sabe.-Le sonrió y salgo de casa.

Nuovodunia: El hombre del hacha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora