Un viaje demasiado largo

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Desperté en aquel asiento del autobús. Había entrado en una carretera un tanto perjudicada, y al rebotar contra un bache muy gordo, hizo que mi cabeza se golpeara contra el cristal en el que estaba apoyada. Estaba tan agotada que necesitaba dormir, incluso en aquella mierda de asiento, que rechinaba y era completamente inestable. Miré mi móvil, por si había recibido alguna llamada de mis padres, o de algún compañero de clase. Solo unos cuantos mensajes de amigos deseándome buen viaje, y que me lo pasara bien visitando a mis amigos en Silent Hill. También tenía un par de llamadas perdidas de mi madre, y un mensaje que me preguntaba que tal iba mi viaje. Decidí responder el mensaje en lugar de llamarla, pues mi madre se enrollaba mucho hablando, y no me apetecía entablar una conversación.

Tanto a mis padres como a mis amigos les dije lo mismo: iba a Silent Hill a pasar unos días con unos viejos compañeros del instituto. Nadie opuso resistencia. Mis padres me dieron dinero de sobra y ropa que guardaron en una maleta con ruedas. Tras comerme a besos y decirme que tuviera mucho cuidado, partí hacia la estación de autobús que me llevaría a una parada situada en las afueras de Shepherd's Gleen, el pueblo más cercano a mi destino. Ahí, me esperaría un taxista que me llevaría al pueblo. Lo tuve todo muy bien organizado, tal y como les expliqué a mis padres.

Pero no fui totalmente sincera. Mi intención era ir al pueblo, pero no con el objetivo de reunirme con mis antiguos compañeros, a los cuales odiaba en su mayoría.

El autobús se detuvo en un área de descanso, para que el conductor y los cuatro pasajeros restantes entre los que yo me incluyo estirásemos las piernas y fuéramos al servicio. Necesitaba ambas cosas, además de alejarme de aquel tipo tan extraño, de aspecto desaliñado, que no paraba de abrir y cerrar la boca, a veces emitiendo monosílabos, todos ellos con "m". Estaba harta del "ma me mi mo mu" de los cojones. A veces lo decía todo seguido, y otras alternaba entre "ma" y "me", o "me" y "mo". Dios ¿Por qué no me traería los cascos? Al menos podía escuchar mi música, en lugar de la bazofia de concurso por radio que ponía el chófer.

Tras salir del servicio, encontré un banco en el que sentarme y rato y sumergirme en mis pensamientos. Abrí mi teléfono móvil. Necesitaba volver a leer aquel correo. Aún no podía comprender como pude recibir aquel mensaje.

Reconocía el correo electrónico. Me lo envió aquella que en otros tiempos fue mi mejor amiga.

Emily Raynor. Una soñadora. Una chica dulce. Una muy buena amiga...

Leí de nuevo el correo que me envió.

Laura:

Hace tanto tiempo que no nos vemos. Nos quedó tanto por hablar. Tantas cosas que contarnos...Parece mentira que ya hayan pasado tres años desde que no nos vemos...Desde que ocurrió aquello que ya sabes.

Te he echado de menos todo este tiempo. No es lo mismo sin ti... Sin mi mejor amiga. Y he estado aquí, sola...Sin nadie con quien hablar.

Si quieres que recuperemos el tiempo perdido, te espero en nuestro lugar especial. Ven a verme...amiga :)

Con cariño

Emily

Tras leerlo, noté cierta molestia en el estómago, que se me pasó cuando di un sorbo de agua de la botella que traje de casa.

Había dos cosas extrañas en aquel correo. La primera, era que debió enviarlo desde la cuenta del colegio. Lo reconocí porque su nombre de usuario era la primera letra de su nombre, seguido de todo su apellido y tres números, asociado al nombre del colegio en el que estudiabamos (Midwich High School).

La segunda, y la más importante...es que Emily...

Llevaba muerta tres años...

Se suicidó...

Silent Hill Sueños rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora