Caído en la oscuridad

202 14 5
                                    

Poco después de que aquellos dos tipos se marcharan, Katherine y yo nos quedamos solas. Fue entonces cuando se me iluminó la memoria.

Recordaba a aquel hombre, y a su hijo. El gorilón era James Orwell, y su hijo era Jason Orwell. Los conocí cuando iba a Midwich. Además de ellos dos estaba la madre de Jason, llamada Mary, a quien vi en contadas ocasiones. El hijo iba a clase conmigo, y destacaba por sus malas calificaciones y por sus constantes problemas con los profesores y sus demás compañeros.

Un día, de la noche a la mañana, su madre desapareció sin más. La policía no consiguió encontrarla, para desgracia de la familia. Se pusieron carteles por todo el pueblo e incluso se organizaron partidas de búsqueda. No hubo éxito.

-¿Por qué no me llamaste, como te dije?-me regañó Katherine, interrumpiendo mis pensamientos.

-Lo...lo intenté, pero no había manera...En este puto pueblo no hay cobertura.

Katherine se frotó la frente y suspiró de cansancio.

-Si te llega a hacer algo ese individuo...no me lo perdonaría-dijo.

-Lo sé...-respondí-Menos mal que has llegado...

Katherine abrió sus brazos, y yo corrí a abrazarla.

-Que alegría volver a verte-dijo mientras me acariciaba la cabeza-Mi alumna favorita.

-Tu segunda alumna...Emily era tu favorita-bromeé con ella.

-Ah, sí...Emily...Bueno, vamos a mi casa y hablamos ¿vale?

Me resultó extraño que se cambiara tan rápido de tema. Fue como si quisiera zanjar el asunto lo antes posible.

Le conté todo a Katherine. El correo, la imagen, mis teorías...Pensé que me tomaría por loca, pero curiosamente accedió a acogerme en su casa. Con razón quería a aquella profesora. Era la mujer adulta con quien mejor me entendía. Sabía cosas que ni mis propios padres sabían. Después de Emily, era la persona en la que más confiaba.

Llegamos a su casa. Un edificio de apartamentos en cuyo portal ponía 3C. Tras utilizar la llave para abrir la puerta, nos metimos dentro.

Mientras ella comprobaba el correo, yo miré el portal en el que estábamos.

Nunca había visto un portal tan descuidado y sucio. ¿Qué demonios ocurría? Había partes del empapelado que estaban arrancadas, algunos buzones estaban rotos y el ascensor estaba en el mismo vestíbulo, pero con las puertas abiertas y sin luz en su interior.

-Habrá que subir por las escaleras-dijo Katherine-El ascensor no funciona.

-¿Desde cuándo?-dije atónita.

-¿Vamos?

Otra vez eludiendo mis preguntas...

Comenzó a subir. Yo aceleré para alcanzarla, y más adelante, subir a su ritmo.

Eran siete pisos hasta su casa, y la maleta pesaba...

Mientras subíamos, observé que el resto de pisos tenía un aspecto similar al vestíbulo. Pero había una cosa que los hacía mucho más aterradores.

No había ni una sola luz en los largos pasillos.

Todo estaba a oscuras. Solo se veía lo que la tenue luz cubierta por las nubes iluminaba a través de la ventana cerca de las escaleras.

Tenía la sensación de escuchar voces en el pasillo del piso 3. Incluso escuché pasos. El miedo me paralizó por un instante. Algo que parecían unos ojos y alguien sonriendo entre las sombras...me estaba mirando...Y hablando...

Silent Hill Sueños rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora