In this heart of mine [gay/yaoi]

Capitulo 3

Hola nuevamente.

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Los nombres en paréntesis representan a quien esta narrando.

Gracias, Mizu los ama >w<

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(Ryan)

No quería decir que ese acepto me había tomado por sorpresa o que no me emocionaba el hecho de que aunque en el momento se arrepintiera, en un momento hubiese aceptado. Pero la verdad era innegable, lo que yo sentía no era una simple emoción por tener un compañero de apartamento, su inesperado "acepto", como me había helado la sangre me la hacía hervir. Con toda sinceridad podía decir que no tenía ni la mínima noción de como seria vivir en la misma casa que aquel que se había convertido en mi adoración y que poco a poco se habría paso en el enmohecido camino a mis sentimientos. Porque era lo que estaba haciendo, estaba recorriendo conmigo un camino que yo creía clausurado desde la muerte de mi madre. Y con una ignorancia casi desesperante estaba abriendo nuevas puertas que no tenía ni la menor idea de cómo cerrar y tampoco deseaba hacerlo.

Después de su iluminado acepto, había tenido a efectos prácticos una pelea infantil con Jane, acerca de, cómo iba según él, por el mundo diciendo su situación acerca de su hogar. Situación que a todas luces me provoco una risa incontenible que solo concluyó cuando la mirada asesina que Aaron me dirigió a forma de amenaza por mi temeraria acción. Era bastante tierno como podía ser tan frio y hasta cierto punto cruel con las demás personas, pero cuando se trataba de su hermana, su mirada de suavizaba y su actitud se volvía llevable y ligera.

Más tarde habíamos concluido el día concertando los detalles de la ubicación de mi apartamento y la cita que estaba prevista para un par de días más tarde. Cita en la que llevaría un recorrido por mi apartamento y le indicaría los pormenores exactos de mi vivienda. Lo cual me traía bastante desconcertado, me tenía que convertir en un profesional de las bienes raíces en unos pocos días y convencer al más platónico de los amores nunca vistos de aceptar la oferta que le estaba ofreciendo. Por lo menos en mi pobre y deficiente historial de los amores eventuales cumplidos y los solo soñados, él era prácticamente mi único amor platónico.

La noche anterior a la cita concertada, estaba completamente inerte sobre mi cama observando por el ventanal como la ciudad llena de luz rebosaba de vida mientras que en mi apartamento apenas se podía atisbar unos cuantos sonidos y el casi inexistente movimiento de las escaleras que llevaban al exterior. Precisamente mientras miraba por la ventana vinieron a mí los recuerdos de mi niñez en Nebraska. En la casa donde había vivido con mi familia. Recordaba como en mi habitación había una puerta corrediza que daba a un balcón con protecciones que tenían pequeñas flores forjadas en metal. En ese balcón me había sentado por tanto tiempo a mirar las estrellas y la luna y pensando acerca de que me esperaba el futuro que a duras penas el frio de la noche me hacía entrar. Recordar esos tiempos y ver el cielo era como revivir el momento, porque incluso después de casi diez años, en ese momento aún no tenía la certeza de que iba a pasar con mi vida. Y realmente tampoco deseaba saberlo, prefería vivir en una realidad momentánea como la brisa que me llenara de su ignorancia ante el futuro por un momento más. Con esos mismos pensamientos me deje cobijar por los brazos de Morfeo y le di rienda suelta a los sueños que se contenían en mi alma como el agua detrás de una represa.