6ª parte de la historia de Ignacio

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Ignacio ya tenía su barco, y arrancó el motor, quitó los amarres, y comenzó a zarpar, con provisiones para unos cuantos días.

En alta mar, se encontró con un problema; ¡Se quedó sin combustible!

Para su suerte, había unos remos de emergencia en el barco, que pudo usar para acercarse a la costa más cercana que tuviera. Llegó a una playa, hacía mucho calor, aún incluso sin haber sol, y fue a preguntar a una gaviota cercana que dónde estaba, y esta le contestó que se encontraba en Colombia.

Ignacio se alegró por ello, ya que había conseguido llegar bastante más al sur de lo que estaba, lo que era un logro. Caminando por la ciudad, vio una tienda de armas blancas, e Ignacio pensó que no le iría mal ir un poco protegido, así que se coló dentro y se escondió hasta la hora de cierre.Cuando no hubo nadie en la tienda, desactivó la seguridad para ir tranquilo por la tienda, y cogió únicamente una navaja de mariposa y una cuerda, por si acaso. Al salir, un oficial de policía lo vio,y le comenzó a perseguir. Ignacio había llegado muy lejos, no quería arruinarlo todo ahora por un policía que sabía quién era Ignacio. Se inició una persecución e Ignacio, para despistar al policía, se adentró en un callejón, pero no funcionó, así que utilizó su cuerda para hacer tropezar al policía. La ató de pared a pared, y se plantó delante del policía con la navaja en la mano.El oficial iba corriendo, y al tropezar cayó sobre el pingüino, clavándole así su navaja en el corazón, sin querer. El pingüino se horrorizó, él no quería que hubiera pasado eso, pero no le quedaba otra opción que huir. Recogió su navaja y continuó su camino sin rumbo, simplemente para alejarse de la escena del crimen, hasta que se hizo de día, se orientó, y continuó su camino.

Anduvo durante varios días, no sabía donde estaba, pero caminando por la calle, una señora de unos cincuenta años, rubia muy bajita con ojos verdes, lo reconoció. Fue hacia él, y le dijo que se fuera con ella, pero Ignacio obviamente se negó. En un momento desesperado de conseguir la recompensa, la mujer intentó cogerle, pero Ignacio se defendió mordiéndola en el dedo gordo, arrancándolo sin querer. La mujer gritó, e Ignacio escapó en ese momento en el que la gente le prestaba atención a la señora. Ignacio se montó en una caravana que pasaba por ahí,enganchándose en la escalera que tenía en la parte trasera,consiguiendo llegar al aeropuerto de Guayaquil, Ecuador, al que había conseguido llegar después de treinta y tres días caminando y montándose de vez en cuando en algún vehículo, y decidió hacer la idea que tuvo en El Paso, robar un avión y conducir hasta llegar a la Antártida. Entró al hangar más próximo, y se montó en una avioneta verde a la que acababan de ponerle combustible, y cogiendo un paracaídas por si acaso, se montó y despegó con el permiso de la torre, pensando que era otra persona.

La aventura de IgnacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora