Epílogo

158 7 0
                                    

28 de Noviembre de 2014. Los Ángeles

Cuando me despierto y recuerdo qué día es hoy se me encoge el estómago. Hoy es la premiere internacional de The luckiest, en dos días será la europea en Londres y en una semana la asiática en Japón, entre medias iremos a capitales de países europeos y americanos a promocionarla. Estoy deseando ir a Madrid para poder ver a mi hermana.

La verdad es que si tengo todo tan memorizado es porque simplemente no quiero volver a ver a Boonie y a Gale, hace tres meses que no los veo.

A Boonie, fue desde el día en que me dijo que ella era la mujer de las fotos. En ese momento, me dio asco su sola presencia, porque ella era la persona que había destrozado mi relación y puesto mi vida patas arriba. ¿Pero ahora? Ahora solo siento lástima por ella: porque aunque me ha mandado miles de mensajes diciéndome que solo lo hizo porque me ama, es mentira. Cuando amas a alguien de verdad, quieres que sea feliz. Y ella solo me hizo infeliz.

A Gale lo vi al día siguiente. Se sorprendió mucho cuando le dije que Boonie me lo había contado todo, ya que a él le pagó casi un millón de dolares para que se mantuviese callado. Me dijo que aunque se besaron, no significó nada para él y me pidió una segunda oportunidad. Pero no pude dársela. Porque ya nunca podré confiar en que se deje besar por otras mujeres y siempre me perseguirá la duda de si pasó antes.

***

La habitación de hotel que me ha puesto la productora para prepararme está en Westwood Village, donde se va a realizar la premiere. Normalmente, actualizaría cada segundo mis menciones en Twitter para ver cuánta gente va, pero me borré todas mis redes sociales hace meses. A veces las echo de menos, y soy consciente de que mis fans también, pero estoy más tranquila sin ellas.

La premiere empieza a las 20h, lo que significa que aún tengo media hora para practicar mi mejor sonrisa, tanto para Gale y Boonie como para la prensa. Siempre actuando.

***

Cuando llego al vestíbulo, me encuentro a Boonie charlando alegremente con Mathilde Regret, la antagonista de la película que canta mil veces mejor que yo. La verdad es que siempre me había preguntado por qué me había escogido a mi para hacer el papel de Sherly y no a ella. Ahora lo sé.

Me acerco con paso decidido a ellas.

-Hola -digo más alto de lo que pretendo debido a los nervios.

-Hola, Jess -dicen las dos a la vez, Mathilde emocionada y B incómoda.

No sé muy bien qué decir, así que me giro y veo a Gale al lado de una ventana con un cigarrillo sin encender en la mano. Me disculpo de mis compañeras y voy a donde está mi ex, porque me preocupa que haya vuelto a fumar después de un año y medio.

-¿Se puede saber qué demonios haces con un cigarrillo?

-Hola a ti también, Jess -contesta después de girarse. Una sonrisa de medio lado, de esas que tanto me gustaban, aparece en su rostro.

-No me has contestado -digo molesta.

Gale se ríe y se dirige al bar aún con esa arma asesina en la mano, no se despide de mi. Estupendo.

***

5 de Diciembre de 2014. Tokio, Japón

He pasado una de las semanas más deprimentes de toda mi vida. Gale me ha ignorado todo el tiempo, y ni delante de las cámaras fingía tenerme cariño. Algo parecido ha pasado con Boonie y Mathie, ¿desde cuándo son tan amigas? Además, las entrevistas me han agotado, y algunas reporteras (especialmente una francesa y otra inglesa) parecían muy divertidas con que mi ex tontease con ellas delante de mi mientras hablábamos del amor que se profesan nuestros personajes. Lo peor, es que ni me debería importar, ya no debo sentir nada por él. Pero, sin embargo, volvemos al hotel y me mira con ojos de perrito buscando cariño y no sé qué pensar de él...

Pero hoy mismo cojo el avión a Madrid, y no pienso despedirme de nadie. Me he cansado de ser la idiota que da lástima todo el tiempo.

***

24 de Diciembre de 2014. Madrid, España

La cama de invitados de la casa de mi hermana es muy incómoda, después de varios años acostumbrada a los mejores colchones que se han fabricado, este me resulta durísimo.

Desde que aterricé en Barajas, no he tocado mi móvil. Aunque tampoco creo que a nadie le importe, las únicas personas que me aman de verdad están en esta misma casa o en una a cinco manzanas. Tampoco he salido mucho, soy consciente de que la maldita prensa rosa de este país sabe que estoy en Madrid, y lo último que me apetece es que me empiece a perseguir una reportera de Sálvame o algún programa cutre de esos. Marca España.

Es Nochebuena y mis padres y mi hermana esperan que la pase con ellos, pero he decidido no salir a ningún sitio. Esta noche es igual de mala que las otras.

Finalmente, me levanto a las 11 de la mañana, Johanna y Ed no están en la casa. Supongo que estarán trabajando, o haciendo lo que sea que haga la gente normal. Mientras la leche se me calienta en el microondas, decido abrir el email. "¡Vaya!" exclamo. Tengo unos 20 mails de mi agente de USA, está realmente enfadado conmigo, luego preocupado, luego me exige que encienda el teléfono, luego me informa de que tengo una oferta de una película. Al leer esto, cierro el portátil con rapidez. Espero que no se haya roto. No es mio.

La verdad es que hace un par de días decidí anunciar que he decidido dejar la actuación y reanudar mis estudios de Derecho, ya que solo me faltaban unos 80 créditos. Pero no sé exactamente cómo, porque si se lo digo a mi agente no va a estar de acuerdo, y va a seguir trabajando para mi aunque lo despida, es tan imbécil que de verdad lo creo capaz de eso.

El microondas pita por tercera vez y saco la leche. Justo en ese instante, llaman al timbre. Me dirijo a la puerta y casi grito cuando veo por la mirilla quién es. Abro con las peores pintas del mundo, sin embargo, el hombre que tengo delante me mira de arriba a abajo como si fuera en un vestido rojo ajustado.

-Hola -dice en castellano con un fuerte acento estadounidense.

-¡Gale! -digo sorprendida y lo invito a pasar- ¿Qué haces aquí?

Él solo ignora mi pregunta y me abraza. Yo no puedo evitar devolvérselo.

-Jessica Velasco -dice mirándome a los ojos-, no te haces una idea cuánto te he echado de menos.

Sonrío. Yo también lo he echado de menos.

The LuckiestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora