La idea fue mía.
Le envié un WhatsApp a Aaron y le pregunté si le gustaría quedar, para conocer a mis amigas y a sus novios, y la respuesta fue afirmativa. Así que hice un grupo en el que estaban mis amigas y Aaron, luego Maca y Marta añadieron a Rafa y a Ciarán, respectivamente. Y así nos conocimos, mas o menos. Yo propuse ir a un lago de una reserva natural a pasar el día y todos dijeron que si. Me pareció fantástico, pero a la vez pensé que les obligaba a todos por no quedar mal pero bueno que mas da.
Aquel domingo quedamos en casa de Maca para preparar todo lo del picnic.
Todos colaboramos con algo. Aaron trajo los cubiertos y los vasos de plástico, Rafa los platos y servilletas, Ciarán trajo un pollo al as, con la edad se aprende a cocinar, Marta trajo ensalada de pasta y macedonia, Maca trajo las bebidas, unas latas de cerveza, agua, Coca Cola y zumos y yo traje una gran cesta de picnic, una nevera pequeña y un gran mantel para el suelo. Ya listos nos montamos en el coche de Ciarán, el conducía, como no y Marta iba de copiloto. Detrás estábamos Maca en medio y a su lado Rafa, y al otro lado de Maca estaba Aaron y a mi me tocó estar encima de él, sus brazos eran mi cinturón. Unos escalofríos recorrían mi cuerpo al rozar mi piel y la suya, era como como mil voltios recorriendo mi pecho, me ponía muy nerviosa, eso si como nos pillara al policía la multa iría para Ciarán.
Al llegar, aparcamos y cogimos las cosas, teníamos que andar hasta llegar al lago, donde pasaríamos todo día.
La cesta la llevaban entre Marta y Ciarán, y los demás íbamos con nuestras respectivas parejas. Aaron me rodeaba con su brazo derecho mi cuello cogiéndonos de la mano con la mano que me rodeaba y mi mano libre le rodeaba la cintura, así andábamos observando el precioso paisaje boscoso.
Tras un corto camino de senderismo llegamos a nuestro destino, un lago enorme solo para nosotros, ese día hacía mucha calor así que Aaron y yo, los únicos que miran el tiempo por lo visto, nos trajimos traje de baño.
Encontramos un lugar perfecto, a los pies de un árbol, un lugar con un terreno amplio de sombra fue donde entendimos el gran mantel de cuadros rojos y blancos y dejamos la cesta. Como no nos conocíamos mucho todos, estuvimos callados, de pie, hasta que entablé una charla.
- Me han dicho que hay un manantial precioso unos metros hacia norte del lago - dije
- ¿ Quieres que vayamos ? - le preguntó Maca a Rafa
- Si, por supuesto - le contesto
Y los dos se fueron a verlo.
- ¿ Quieres que demos un paseo ? - le preguntó Ciarán a Marta
Ella le cogío la mano y se marcharon los dos.
- Les has espantado a todos - me dijo Aaron asimilando lo que acababa de hacer.
- Lo sé, no era mi intención
- Me gusta - dijo él con un sonrisa de pillo - ¿ te apetece un baño ?
- Solo si vienes conmigo - le dije con un plan maligno
Le cogí las manos y le acerque a la orilla, le señale el suelo y mientras el se agachaba, yo disimuladamente me retiraba con la intención de empujarle hacia el agua, pero en un giro de los acontecimientos, Aaron me cogío de la cintura y sin pensarlo con ropa y todo nos zambullimos los dos en el agua de aquel lago, estaba congelada y nuestra ropa empapada y no había traído de recambio. Al salir de lago tras esta inesperada venganza por mis intenciones, colocamos la ropa mojada en unas rocas enormes que habían cerca para que se secaran, y nos volvimos a zambullir en el agua. Empezamos con juegos de críos, nos salpicábamos e intentábamos hundirnos el uno al otro pero hubo un momento de silencio entre tantas estupendas risas, me cogío con las dos manos la cintura y me colocó mas cerca de él, mientras yo cruzaba mis piernas rodeándole la cadera. Le agarré con mis manos la cabeza y poco a poco nos acercábamos hasta que nuestros labios se pusieron en contacto, estábamos disfrutando de un momento único en un lugar de ensueño. Nos quedamos en la misma postura mirándonos a los ojos, nadie nos podía despertar de aquel trance en el que habíamos entrado, al menos yo.
Llegaron los "cuatro fantásticos" y nos llamaron para comer, que rápido se me había el tiempo.
Sacamos los platos, cubiertos, vasos y servilletas y los repartimos, cada uno hacia una tarea, Marta coloco un poco de ensalada en cada plato y Ciarán el pollo. Había tanta comida que mirábamos todos mal a la macedonia, la cual probamos por no herir a Marta.
Estuvimos comiendo y charlando, al final nos hicimos amigos todos, incluso los que todavía no se conocían encajaron bien, éramos como la típica pandilla de amigos, pero en este caso no todos teníamos la misma edad.
Al acabar de comer lo recogimos todo y por arte de magia, Rafa saco una baraja de cartas del UNO, así que nos pusimos a jugar hasta la hora de marcharnos.
Este día no lo cambiaba por nada del mundo.
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Buscando a mi príncipe azul
Teen FictionAlex acabará enamorándose por un casual encuentro de camino a casa de su abuela. Pero ¿ acabará bien ?