Capitulo 11

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*POV Lauren*
Un chico de clara cabellera estaba parado frente a la estatua que antes era mi mejor amiga y la chica que me gustaba, Camila. Ella tenía los ojos rojos, estaba a punto de llorar y su mano estaba como soldada a la puerta, caminé hacia adelante y me paré frente al fortachón que estaba en el umbral de mi casa.
-¿Qué necesitas? –pregunté amablemente, su rostro se transformó en algo profundo, como si quisiera comerme viva, pero solo se corrió hacia un lado y miró sobre mi hombro.
- Camila, sal un poco necesito hablarte –pidió y miré hacia atrás. Ella estaba aún observándolo, como si se perdiera en la mirada miel del chico que a penas y yo había visto esta vez.

¿Cómo rayos hacía para que ella se perdiera en él de esa forma? ¿Es que ella a pesar de todo lo que él le había hecho aún lo quería? Mujeres, nadie nos entiende.
-Ella por el momento no puede hablar contigo –dije y él suspiró, sin despegar su vista de la de ella.
-Necesitamos hablar Camila, lo sabes –dijo él y ella asintió levemente-. Vamos... conozco un buen lugar para hablar –estiró su mano y Camila también lo hizo, yo me paré en medio.
- No, ella está comiendo ahora... no puede irse contigo –dije realmente enojado, prefería mil veces que Austin me la quitara que él.

No quería ni siquiera que ella lo viese, no lo merecía, no merecía este tipo de atenciones que ella tenía ante él. ¿y ella? ¿Ella por qué lo miraba así? Sé que tuvieron su historia pero por Dios. Casi pareciese que le adoraba. Suspiraba marcado y el chico seguía con la mirada fija en ella, como si la hipnotizara.
-Te voy a pedir que te vayas –dije fuerte y claro.
- ¡Lauren, ¿qué pasa?! –escuché que gritaba mi madre desde la cocina.
Alarmada moví a Camila y la empujé hacia adentro, el chico, el cual sabía era mayor que yo, se me quedó mirando y apretó la quijada, creo que jamás había sentido tanto miedo en mi vida. Me miraba como si tratara de ahorcarme con los ojos.
-No sé quién rayos eres, pero la chica que tienes en tu casa me pertenece –dijo él- y no voy a dejar que una mocosa me impida tenerla conmigo de nuevo.
- Disculpa pero si tú eres el Jacob del que ella me habló estoy seguro de que ella jamás querría volver contigo –dije bastante convencida- intentaste matar a tu hija.
- Así que es niña –dijo y sus ojos se hicieron más claros, su color café se tornó en un miel más sereno y una sombra de una pequeña sonrisa apareció en la comisura izquierda de sus labios. ¿Qué rayos?
- Vete –dije y tomé la puerta con mi mano izquierda y al cerrarla su mano se topo con la puerta y la apartó bruscamente, paralizada me quedé en shock.
- Me iré por esta vez solo porque no quiero asustarla, pero mañana volveré... y más vale que me dejes verla y hablar con ella, porque sino te voy a golpear, tanto que me dejarás hasta llevármela y me importa una mierda que seas una chica –amenazó.
- Es mi casa, vete de aquí –supliqué, aunque más bien lo decía con un tono tan fuerte que parecía que le estaba ordenando las cosas. Me estaba meando del miedo, pero lo dije tan firme, que hasta yo misma me sorprendí del tono que usaba.

El no dijo más, solo observó a Camila quien lo miraba tan raro, como si no pudiera decirle nada pero a la vez quisiera decirle todo. Me desesperaba esta actitud de ella. ¿Cómo puede quedarse callada con la persona que la amenazó y además la trató como mierda y a mí me dijo hasta de lo que me iba a morir por salir con Alexa? ¡Mujeres!

Cerré la puerta cuando él por fin salió de mi jardín y Camila seguía paralizada y en silencio. Mamá salió de la cocina y Taylor también caminó hacia nosotros.
-¿Qué pasó? –preguntó mamá.
- Estoy embarazada –respondió Camila, firme, sin siquiera avisar. Solo soltó lo que había ocultado por ya cuatro meses con nosotros.
- Mierda –susurré bajito y miré a mi mamá con cierto tipo de vergüenza. Debía habérselo dicho o al menos avisado o darle una entrada, una idea a lo que ella diría, pero no fui capaz.

Miré a mamá y ella observaba a Camila, al principio con sorpresa, luego hizo una mueca algo misteriosa y luego suspiró.
-¿Desde cuando? –preguntó mi mamá.
Camila se levantó la blusa y se quitó las vendas que cubrían su vientre, ahora mostrando su vientre abultado de seis meses.
-Tengo seis meses –mencionó en un susurro. Mamá levantó las cejas y entornó la mirada hacia mí- bueno, entonces... ¿lo sabías desde que huiste de casa?
- Esa fue la razón principal por la que me fui –confesó mientras caminaban a la sala y se sentaban una frente a la otra. Camila en el sillón y mamá en la mesa que estaba frente a mi amiga.
- ¿Sabes quién es el padre? –preguntó mamá y Camila asintió.
Ojala no lo supiera, ojala no tuviera padre, bueno... no le deseaba esto a nadie es solo que no quería que ese tipo el cual se presentó hace pocos minutos fuera su padre. Era un desgraciado.
-Sí, lo sé –dijo ella mientras veía hacia la ventana, por encima de la cabeza de mamá.
- ¿Ya le dijiste?
- Fue el primero en saberlo, pero mamá se empeñaba en hacerme abortar que lo mejor de todo fue irme. Jacob, mi ex novio, también me dijo que era lo mejor que él no sabía cuidar niños, que a penas era un mocoso que no podría, es por eso que también huyó y no aceptó la responsabilidad, aunque una vez... solo una vez trató de herirme pero estaba... o más bien no estaba en sus cinco sentidos.
- ¿Nunca has hablado con él de una forma seria? –preguntó mamá y yo esperaba que no la convenciera de hablar con Jacob.
- No bueno, es que cuando hablamos la primera vez él no estaba contento, su padre es muy problemático y él siempre estaba de mal humor. Antes no era así antes era dulce, pero...
- Escucha no quiero escavar más en tu pasado –dijo mamá- ¿Dónde vives?
- En California –admitió y mamá suspiró- sé que no puedo quedarme más aquí de hecho, estoy solo pidiéndole un poco de tiempo en lo que consigo algo.
- No te estoy diciendo que te vayas –dijo mi madre. Aliviada suspiré y Camila entrecerró los ojos.
- Desde que llegaste a la panadería muerta de hambre y veía la forma en que caminabas supe que estabas embarazada y que necesitabas ayuda –Camila y yo la miramos con ojos desorbitados.
-¿Enserio lo sabía?
- Soy madre de dos hermosas hijas, claro que lo sabía –dijo mi madre con media sonrisa-. No te pensaba dejar allí, sola desamparada y con una criatura en el vientre...
- Gracias por ayudarme –dijo Camila- le juro que solo será hasta que encuentre algo. NO puedo vivir aquí para siempre.
- Tranquila, por mi no hay ningún problema todavía –sonrió- ¿cómo le estás haciendo con las ecografías? –preguntó mamá.

De allí en adelante se convirtió en la plática de mujeres más intensa que había escuchado. Desde "no me llegó el periodo" hasta "tranquila, te dilatarás y podrás tener al bebé naturalmente".

Terminaron de hablar y Camila al fin, después de meses de estar muriéndose de calor se quitó la faja y mostró su vientre, era tan hermoso verla así. Ella sonreía más liberada y nosotros podíamos tocar, aunque yo no me atrevía, era algo incluso que me incomodaba. Sentía que Camila no lo aceptaría.


En la habitación de Camila, entré y ella tenía la blusa anaranjada que Austin le había regalado hace poco. También usaba un short blanco y su sonrisa estaba tan marcada que me daba miedo preguntarle por Jacob.
-Ya sé a lo que vienes –dijo ella cuando me vio entrar.
- Puedes empezar por decirme... ¿por qué te comportaste así? –pregunté mientras me sentaba en la cama y ella se sentaba en la otra esquina.
- Porque aún no lo olvido –respondió firme, como si eso fuera a aclarar todas mis dudas.
- ¿Qué pasa con Austin? –pregunté.
- Austin me atrae, me gusta –admitió y se encogió de hombros.
- ¿Pero...? –inquirí mientras me sentaba en medio de la cama con las piernas entrelazadas.
- A Jacob lo amo –susurró bajito. Creo que me quedé en shock por medio segundo.
- ¿Y a mi?

Su respuesta la temía. Creo que me quedaría calva si me decía algo como: "te quiero como la hermana que nunca tuve". Ella miró el techo y luego suspiró.
-No lo sé Lauren –respondió ella mientras se tiraba en la cama a mi lado- contigo es más complicado, es como si te odiara como a una hermana, te amara como a una esposa, te quisiera como a una novia, y te adorara como a una amiga –dijo y se encogió de hombros-. Eres alguien especial, eso es todo.

Bueno, eso al menos me dejaba con menos ansias que antes, pero... ¿eso qué demonios significaba? ¿Me quería como algo más o no?
-Odio no entenderte –dije mientras me recostaba a su lado.

Pasaron unos minutos antes de que dijéramos algo. Antes de que una de las dos pudieran enfrentarse y hablar de los temas más serios.
-¿Qué piensas de su cambio? –me preguntó. Alcé la cabeza y ella plantó su mirada café en mis verdes ojos.
- No lo conocí antes, por lo que no te puedo dar una respuesta clara, pero... no lo sé Camila, un hombre no cambia así como así –dije muy segura.
- ¿Volverás con Alexa? –preguntó de la nada, horrorizada negué y ella solo sonrió-. Es lo mismo... ¿cómo puedes estar convencida de que no volverás con esa odiosa arpía una vez que estés completamente recuperada?
- Porque no podría verle a la cara es... horrenda es... una mala persona –dije mientras me limpiaba los brazos como si algo se me hubiera subido.
- ¿Es que no ves lo que yo veo? –preguntó y yo la miré aún confundida.
- No te entiendo –susurré y ella me miró.
- ¿Por qué si tu dices que él no cambiará, tú me puedes asegurar que Alexa no volverá contigo?
- Pero... tú arriesgas una vida, yo solo mi corazón –dije bajando la mirada.
- Yo estaré bien, solo necesito encontrar las palabras necesarias como para enfrentarme a Jacob, o para tener el valor necesario de hablarle sin arrojarme a sus brazos de nuevo –dijo sonrojada, sonrojada como nunca la había visto, ni siquiera conmigo o con Austin.
- ¡Cómo puedes quererle aún! –le grité y me apoyé en la cama, ella se enderezó y me miró, un tanto asustada, tal vez por el tono que yo había utilizado con ella-. ¡Te quiso arruinar la vida, te... maltrató, te.. ¿Cómo?! –grité.
- Yo...
- ¡No Camila, abre los ojos, él no cambió él aún te maltratará él no puede, él no tiene corazón él no...!
- Lauren, ¿no crees que si estuve con él fue por algo en especial? –preguntó.
- No lo sé, ¿segura que no te acostaste con él por caliente? –se me salió decirle, pero estaba tan asustada, tan enojada, tan mal, por verla sonrojarse e ilusionarse con un imbécil otra vez, que haría lo que fuera para que ella se quedara.
- Dios Lauren, vete de mi cuarto –ordenó.
- Espera esto no sonó como yo pensé que... esto debió de haber quedado en mi mente yo...
- ¡Que te den Lauren! –me gritó y sus ojos estaban tan enardecidos que parecía que sus ojos se derretían ante tanto calor.

Lamentando el haber abierto mi bocota, suspiré y miré hacia el techo. Me giré sobre mi cuerpo y salí directo a mi habitación. No sé lo que haría, pero ese tipo no estaría cerca de Cameron, así fuera lo último que hiciera con mi vida.

Yellow Shirt (Camren adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora