Capitulo 14

938 43 23
                                    

Desperté y sentí que alguien me observaba. Levanté una ceja incómoda. Por Dios Cameron, mantente quieta –pensaba para mí—intenté moverme pero algo me lo impedía. Al despejar bien mi mente abrí los ojos y noté su brazo enrollando mi nada formada cintura, levanté la mirada hasta encontrarme con esos faros verde esmeralda que hace unas horas estaban fijos en mis labios. 

-¿Qué haces aquí? –pregunté en un susurro.
- Te veo despertar –susurró, con su voz rasposa y complaciente.
- Ayer disfrutaste de tu "Vale por un beso" –dije y ella rió a carcajadas, sus ojos aún estaban algo hinchados por el sueño.
- Sí, si no era ayer no sería nunca –dijo acariciando mi mejilla.
- Lástima que solo era por esa noche –murmuré y ella solto mi cara.
- ¿Será que un día puedas darme la oportunidad de salir contigo? –preguntó y yo me encogí de hombros.
- Nadie sabe ya en estos días Lauren –dije, no por hacerme del rogar, es que ella no merecía alguien que ya estuviera dividida en dos.
- Camila, te quiero –dijo y yo levanté la mirada, nunca nadie me lo había dicho, así, tan simple, tan calmada y sin querer nada a cambio.

Me levanté de la cama y me estiré un poco en ella-. Iré a dar una vuelta –anuncié.
-¿Irás a ver a Austin? –preguntó como si me conociera de años.
- Sí, necesito de alguien maduro en estos casos –mencioné mientras acomodaba mi blusón sobre mi pancita- Cameron... sh... no te muevas cuando aún no como –dije poniendo la mano en la pared.
- Tu panza se está haciendo enorme –dijo con una gran sonrisa.
- Deja de decir eso –pedí- a ninguna chica nos gusta que nos digan eso –dije con media sonrisa.
- Pero eres la embarazada más sexy que he conocido jamás –dijo alzándome las cejas un par de veces. Sonreí algo sonrojada y mordí mis labios.
- Largo de mi habitación Michelle –pedí y ella rió.
- Vamos, me deseas –dijo mientras meneaba el trasero de un lado a otro mientras salía de mi habitación.
- Ve a dormir un ratito más Lauren –pedí riendo y cerrando la puerta justo cuando salió. Me di la vuelta y entré al baño, donde me di una ducha reconfortante y luego al salir, enredada solo en la toalla, me miré al espejo y suspiré-. ¿Me quedarán marcas? –me preguntaba.

-Serán marcas de guerra –decían a mi espalda. Me giré y allí estaba Jacob observándome con una sonrisa dulce y encantadora-. Eres una embarazada bonita, además no eres tan pequeña Camila, tienes 18.
- Lo sé –respondí-. ¿Qué haces en mi habitación? –pregunté.
- Solo venía a verte, ¿qué harás hoy? –preguntó mientras se acercaba a mí y besaba mi frente haciéndome sentir... rara.
- No soy una adolescente a la que vienes a sonsacar como antes Jacob, ahora tengo responsabilidades, las cuales cumplo con todas las letras –dije mientras caminaba a mi ropero.
- Lo entiendo, no quiero que faltes a eso. Pero luego de un rato tendrás que permanecer en reposo y no estar haciendo labores tan pesadas como las que ahora desempeñas –dijo y yo asentí.
- Lo sé, pero aún no llego a esa etapa en mi embarazo –reprendí y él asintió, mirando hacia la puerta.
- ¿Quién es Austin? –preguntó curioso mientras yo metía las piernas en mi ropa interior.
- Un amigo –respondí caminando al baño.
- ¿Cercano? –preguntó de nuevo, levantándose y caminando hacia donde yo estaba.
- Lo suficiente –respondí mientras me ponía el sostén, por una extraña razón no me daba miedo ni vergüenza desnudarme frente a él. Era mi ex novio y padre de mi hija. Me conocía perfectamente. Desde la punta de mi cabello hasta el final. Me puse el short blanco y una blusa verde olivo. Me peiné el cabello y él permanecía allí a mi lado solo observándome.
- Mamá te manda saludos –informó y yo entrecerré los ojos.
- No conozco a tu madre –respondí y él sonrió.
- ¿Quieres conocerla? –preguntó mientras se acercaba a mi, me abrazaba por la espalda y besaba mi hombro, me hacia estremecer y yo no estaba segura de lo que pensaba.
- ¿Puede ser luego? –pregunté- Eso suena a... ser algo serio –admití y él rió.
- Se supone que así sea...
- ¿Por qué? –pregunté.
- Porque te quiero pedir matrimonio –respondió con tranquilidad haciéndome estremecer. Lo observé por el espejo y él, con sus ojos tremendamente claros me observaba. No podía responderle, estaba demasiado nerviosa como para atreverme a hacer algo con él.
- Estás...
- No Camila Cabello –susurró en mi oído- no estoy jugando contigo.

Seguía aún estática, confundida por lo que él me estaba diciendo. ¿Enserio querría casarse conmigo? ¿y yo? ¿Quería casarme con él?

- No pienses ahora en esto, todavía quiero que me reconozcas, que sepas que he cambiado, no quiero comprometerte a nada que tú no aceptes antes. No soy la misma persona y tú mereces algo más que un drogadicto en recuperación –dijo y besó mi mejilla-. Diviértete con Austin –sonrió y acarició mi vientre para luego besarme lentamente.
- Cuídate –sonrió.

Confundida lo observé bajar por mi terraza y luego caminar hacia un auto que estaba estacionado en la casa de al lado. Se despidió de mí con la mano y sonrió después. Me terminé de peinar y me pellizqué un poco las mejillas solo para tener algo de color, aunque aún estaba en shock.

Bajé las escaleras y caminé a la cocina, donde comencé a preparar algo para la familia antes de irme a caminar por el vecindario. Cuando terminé dejé la mesa lista y las cosas en el horno para que no se enfriaran. Caminé hasta la puerta principal y me dirigí al parque en el que Austin corría. Di unas cuantas vueltas mientras esperaba verlo, pero no aparecía.

Cuando me agoté de caminar, me senté en una banca cercana solo para admirar el amanecer, ese destello dorado que aparecía, y cómo se transformaba en un tono anaranjado en esta época del año me hacía sonreír.
-Hace un poco de frío y tú con short –escuché su voz. Giré el rostro y él estaba allí sentado.
- Hola –saludó y se acercó para besar mi mejilla.
- Austin –saludé y lo abracé a mí-. Es extraño despertar y no tenerte a mi lado, con el pelo enmarañado y tu cara de preocupación.
- Yo también extraño eso –admitió y yo suspiré con media sonrisa- ¿Cómo ha ido todo en casa ahora que saben que estás embarazada?
- Bien supongo, Clara ha sido muy considerada y me ayuda cuando tengo que cargar cosas pesadas. Pero sigo atendiendo el cuidado de la casa y de las comidas –admití- Ah –dije cuando sentí una punzada con Cameron.
- ¿Se mueve? –preguntó. Tomé su mano rápidamente y la puse en mi vientre, él sonrió al sentir el siguiente golpecito y luego puso su rostro en mi vientre haciéndome sonreír.
Suspiró.
- Permanecería pegado a tu vientre hasta que Cameron estuviera lista para salir –susurró- y luego permanecería pegado a Cameron cuando saliera.

Sonreí y acaricié su cabello mientras él permanecía pegado a mí. Levantó la cara y me sonrió para luego darme un buen abrazo.
-¿Puedo preguntarte algo? –preguntó y yo suspiré.
- Antes tengo que hablarte de algo Austin –pedí y él entrecerró los ojos para luego suspirar y asentir.
- Jacob, el padre de Cam, volvió –él abrió los ojos como plato, abría la boca para decir algo pero no salía nada más que susurros ahogados.
- ¿Regresarás con él? –preguntó-. ¿Cómo te encontró?
- No lo sé –dije encogiéndome de hombros.
- Bueno y... ¿qué es lo que desea de ti? –preguntó preocupado- ¿Quiere a tu hija? ¿Está enojado? ¿Te amenazó? –preguntó- Dime por favor si se pasa de la raya como la vez pasada, porque voy y le corto los huevos.
Reí ante su amenaza y acaricié su mejilla.
- Que tierno eres –sonreí y él tomó mi mano para besar mis nudillos.
- Enserio –dijo y por algo que no sabía qué era, le creí.

Estuve hablándole de Jacob, cuando llegó, cuando estaba conmigo en California, cuando estuvimos como novios, cuando fuimos amigos. La forma en que reíamos, en que jugábamos y su cambio repentino cuando se enteró de que yo estaba embarazada.

- Estaba asustado –dijo Austin y yo asentí- Entonces, piensas que ahora está... enmendando lo que hizo.
- La verdad no sé, esta mañana me dijo que me propondría matrimonio –él me miró en shock y yo sonreí—esa fue mi expresión cuando me enteré de eso.
- ¿Aceptaste? –preguntó.
- ¿Qué? –lo miré horrorizada- ¡No!
- ¿Por? –preguntó mientras se sentaba cruzado de piernas frente a mí, en el suelo.
- No lo sé, aún hay cosas que quiero hacer antes de casarme. Sé que Cameron necesita un padre pero no necesito estar casada para que eso suceda.
- Pero la ayuda monetaria sería obligatoria por su parte si está casado contigo –explicó haciéndome reconocer los pros—sin embargo, no quisiera que estuvieras casada con alguien a quien no amaras.

Suspiré sopesando en todas las cosas que él me decía, por eso adoraba hablar con él, su simple mirada y su sonrisa me desarmaban, y mi armadura desaparecía, convirtiéndome en una simple mortal fugitiva.

- Camila, ¿amas a alguien? –preguntó de la nada, con su mirada aún fija en mi rostro.
- No... no lo creo –dije encogiéndome de hombros.
- ¿Estás enamorada de Lauren? –preguntó apretando ligeramente sus labios.
- No creo –susurré mientras agitaba mi cabeza y mordí mis labios mirando hacia el cielo. Él suspiró y me miró mientras yo evitaba su mirada.
- ¿Por qué dejas que Jacob te bese? –preguntó y yo me encogí de hombros- Que sea tu ex novio y padre de Cameron, no significa que vuelva a ser dueño de tu vida.
- Es difícil resistirte a una persona que ya le diste todo –dije viéndolo de reojo.
- Pero no es imposible –declaró y yo asentí.
- ¿Crees que si le pongo el alto como antes, lo entienda? –pregunté.
- Debería, y si no lo hace creo que conocerás sus verdaderas intenciones. Mira Camila, te diré las cosas así de simples y fáciles –asentí, esta parte de mis conversaciones con él me gustaban, era cuando Austin se ponía serio y me hacía ver las cosas desde otra perspectiva-. Me gustas –declaró y yo me quedé muda ante la respuesta-, pero yo no voy a estar jugando a los noviecitos o noviecitas. Estás conmigo, con Lauren o con Jacob, pero no con los tres.
- Nadie dijo que los quería a los tres –repuse y me quedé pensando en mis actos. Besaba a Jacob, besaba a Lauren... y bueno, a veces pensaba en los labios de Austin.
- Ten cuidado –susurró- porque puedes quedarte sin nadie –dijo poniendo sus codos en sus rodillas.
- Bien –respondí- bueno... hay algo que quisiera decirte.
- Dímelo –pidió y yo suspiré, no tenía idea de cómo tratar estos temas con él.
- Me gustas, pero no quiero salir contigo. Ni con Lauren, ni con Jacob, a penas estoy aprendiendo a valerme por mi misma, tendré que cuidar a mi hija, y tendré que aprender a madurar. No quiero estar atada a nadie por ahora.
- Entonces, yo ya lo tengo claro al menos –dijo un poco desilusionado- por mí está bien. Ahora solo déjaselo claro a el y a ella.
- Lo haré –prometí mientras él besaba mi mano- Seguimos siendo amigos, ¿verdad?
- Sí, ahora te patearé el trasero cada que lo necesites –dijo riendo y yo también lo hice.

Regresé a casa con el alivio en mi rostro. Me encantaba Austin, ahora sabíamos bien nuestro lugar y lo que éramos. Entré a la casa y allí estaba Taylor, con un par de chicos y Alexa. Apreté los puños al instante, ¿Qué demonios hacía Ferrer aquí?

- Volví –dijo Lauren con media sonrisa mientras depositaba un beso en los labios de Alexa.

Me quedé en shock. ¿Qué no se suponía que se odiaban? qué no se suponía que ella le había dicho cosas terribles a Lauren? Ella había intentado matarme a mí y a mi hija, ¿cómo es que la acogían así tan cálidamente?
- ¡A la cocina! –le grité a Lauren, quien se irguió y se puso completamente pálida al verme. Sentía que me salía humo por las orejas y la nariz. Ella sin dudarlo dos veces caminó hacia la cocina y la tomé del brazo para llevarla al closet de la despensa.
- ¡¿QUÉ DEMONIOS HACE ALEXA FERRER AQUÍ?! –pregunté enfurecida, no, era algo más duro que eso.
- Es complicado de explicar –dijo Lauren y yo no la entendía, juro que no lo hacía.
- Te trató como a la mierda misma, te dijo hasta de lo que ibas a morir y además clavó una navaja en mi vientre atentando contra mi vida y la de mi hija, ¿qué no ves el peligro que corres? –pregunté y del coraje, sentía que me ardía la garganta.
- Escucha las cosas se dieron así pero su intención no era, es que...
- No Lauren, ¿qué te dijo como para que te lavara el cerebro de esa forma? –pregunté realmente enojada.
- Es... es que... -sus manos temblaban y yo esperaba respuestas, juro que mataría a esa chica mientras esperaba realmente que fuera un buen motivo-. Alexa está esperando un hijo y no puedo dejarla sola.

La sangre de mi rostro escapó y mi boca se abrió formando una perfecta O, no lo podía entender. Es que de verdad estaba confundida, de repente el armario de la despensa se me hizo pequeño y el aire me comenzó a faltar. Puse las manos en mi cabeza y luego en su cara, la cual no tenía expresión, solo me observaba y yo seguía sin poder entender.

- ¿PODRÍAS SER MÁS PENDEJA? –pregunté incrédula-. Eres una imbécil –rugí- ¡TE DIJE QUE ESTO PASARIA!
- Lo se –declaró excusándose.
- ¡Mírame Lauren! –dije presentándole mi vientre-. ¿Esto es lo que quieres? ¡Enserio cómo...! ¡ESTUPIDA! –le grité.
- Tú estás embarazada, tampoco es para que me trates de esa forma Camila –me reprendió.
Pero yo estaba tan enojada con ella, que no escuchaba sus razones y su afán de que todo estaría bien.
- No tienes que tratarme así –declaró y yo gruñí por lo bajo.
- ¡Eres una mocosa! –le grité violentamente-. Ni siquiera te duchas diario, no levantas un solo dedo en tu casa, no puedes cuidarte sola por más de dos días y aún quieres que tu mamá te arrope por las noches, ¿Cómo quieres mantener a un hijo? ¿Cómo vas a mantenerla a ella? –pregunté-. ¡Ni siquiera es tuyo!
- Claro que lo es –dijo muy segura.
- No seas idiota Lauren –dije entrecerrando los ojos.
- Bueno, sea o no, es mío... tan solo tiene unas semas y... -sonrió, ese tipo de sonrisa que yo imaginé alguna vez cuando soñó que fue conmigo a mi primer ultrasonido.
- ¿Cómo le dirás a tu madre? –pregunté cuanto me calmé al fin.
- No lo sé, pensaba que... tú podrías...
- NO –declaré fríamente- yo no prepararé nada envinado, yo no te ayudaré y mucho menos te consolaré cuando ella te asesine por hacerte cargo de un bebe que no es tuyo solo porque adoras a su zorra madre Michelle. Tu madre te prohibía estrictamente que salieras con ella, te lo advirtió.
- Lo sé, y sé que será difícil, pero como contigo... sé que entenderá –gruñí y recargué mi cabeza en la pared.
- No es lo mismo Lauren, yo no soy su hija, en cualquier momento yo me iré y todo seguirá igual. Yo me gano la vida trabajando para ella, soy solo una empleada. Tú en cambio, eres la luz de sus ojos... eres su gran tesoro Lauren... ¿Qué le estás haciendo ahora? Matándole sus esperanzas de que te convirtieras en una buena chica a tu edad. Viviendo etapa por etapa... ahora tienes que madurar de golpe, por un estúpido capricho.

Lauren agachaba la cabeza y apretaba los labios para no derramar lágrimas, sabía que había cometido un error y uno grave. Puse las manos en mi frente y suspiré.
- ¿Qué vas a hacer? –pregunté.
- No lo sé, supongo que dejar la escuela, encontrar un lugar en el que me paguen un poco más, tendré que buscar un lugar donde vivir, sé que a mamá no le gustará pero quiero hacerme cargo de ella no sabe quién es el padre y no puedo dejarla sola...
- ¿Lauren? –escuché su maldita y desgraciada voz.

Salimos ambas del armario y ella se puso en forma de tacita. Con ambos brazos en la cadera, suspiré y Lauren se acercó a ella.
- No, te lo dije –dijo ella en un susurro.
- ¿Qué? –pregunté mientras caminaba por un vaso de agua.
- Déjamelo –pidió Ferrer mientras se acercaba a mí-. NO sabía que estabas embarazada y lo lamento.
- No me hables –pedí mientras bebía más de mi agua.
- A lo que quiero llegar es a que, necesito que estés alejada de Lauren... no quiero que te hable, no quiero que estés sola con ella, simplemente no quiero que estés cerca de ella –amenazó y yo bufé divertida.
- Estás tan equivocada cariño –susurré y puse el vaso en la mesada-. Escucha bien lo que te voy a decir; porque solo lo diré una vez: Me vale un reverendo pepino, quién eres, qué es lo que quieres, a quién representas o de lo que eres capaz. Ella vive en la misma casa que yo. Soy prácticamente su niñera, por lo que me ocupo de todas sus necesidades y TÚ –dije señalándola con el dedo- pequeña piruja, no eres más que una tonta que se embarazó.
Ella rió y acarició mi vientre a lo que yo me alejé.
- ¿Te dices estúpida a ti misma? –preguntó aludiendo a mi embarazo.
- Bien, sí así lo quieres poner bien –dije sonriéndole fríamente-, no tienes idea de lo que es vivir a base de pan y agua. Mucho menos el luchar por algo que necesitas porque todo lo que tú tienes... te lo han regalado. Sin embargo, yo, casi muero de hambre y duré con los mismos zapatos durante cuatro años aunque me apretaran. Me cuidé sola desde siempre y mírame.
- Deja de sermonearme, te quiero lejos de ella.
- Pues no señorita, porque a pesar de todo; te puedo asegurar que sería más feliz conmigo que contigo –repuse molesta.
- Bien –dijo ella y la miró-. Escoge Lauren...
- Pero...
- Hazlo –pidió Alexa, yo apreté los puños. Miré el suelo, sabía que no debía ponerse nerviosa. Pero así era como más se encontraba ella.
- Alexa –susurró entre dientes- escojo a Alexa...

Levanté la mirada hacia ella, pero Lauren se encontraba triste mirando hacia el suelo. Por una extraña razón, no me dolió que lo hiciera, porque yo sabía muy bien lo que hacía. Alexa aplaudió victoriosa y me miró con altanería. Sonreí y tomé la mano de Lauren poniéndola en mi vientre, Cameron se movió y ella soltó la respiración que había estado aguantando ya por unos minutos.
-Me escoges a mí –susurré y sus ojos verdes tan profundos se posaron en los míos- pero ella es tu capricho, y no voy a alejarte de ella. Sé que la escoges a ella solo porque dentro de ti eres una persona tan adorable que no dejaría a alguien que alguna vez amo sola en una situación asi.

Lauren no podía decir nada y Alexa ya no existía entre la burbuja que había entre ella y yo. Sonreí tímidamente y luego me alejé de ella.
-Bien, es toda tuya –le dije a Alexa, y ella apretaba la mandíbula, molesta por lo que yo había dicho pero no me importaba en lo más mínimo.
- Siempre ha sido mía –respondió ella y yo reí bajito.
- No necesitabas embarazarte para atarla, simplemente necesitabas ser amable y cariñosa con ella. Porque su corazón ya lo tenías –suspiré-. Bien, suerte con ella.
- No la necesito –respondió y yo toqué la punta de mi cabello.
- Sí la necesitas, y te diré una última cosa antes de irme de aquí –dije y ella se cruzó de brazos. Le apunté con el dedo en el rostro-. Si me llegase a enterar de quien es el bebe o que ni siquiera hay tal bebé, o que le rompiste el corazón; te voy a arruinar la vida. Haré de tu vida de glamour una miseria y te haré llorar y añorar por uno de sus besos. Te haré ponerte de rodillas, suplicando porque ella te mire.
- Estás...
- No, cariño... -dije aún con la mirada fija- no me conoces. Nadie aquí lo hace. Así que me gustaría por favor, seas honesta. ¿Estás embarazada?
- Sí –respondió con cara pálida.
- ¿De quién? –pregunté y ella caminó hacia atrás.
- No lo se –rectificó y yo apreté los puños en mi mente.
- Bien –dije mientras peinaba mi cabello con las manos. Observé a Lauren y ella estaba muda. Rasqué un poco mi nariz mientras sentía como Cameron se movía en mi vientre- cuídense.

Caminé a mi habitación, me alejé de todo el tumulto de gente que había en la sala y entré a mi cuarto con el estómago en mi garganta. Caminé a mi baño y allí solté toda la bilis y todo el coraje que tenía en mi interior. Vomité aparatosamente mientras las arcadas me estremecían el cuerpo. Las lágrimas se salían y los sollozos comenzaron a engarrotar mi cuerpo. Me abracé a mi misma, luego de haber enjuagado mi boca.
Salí del baño y me recosté en la cama, me hice un ovillo hasta donde mi vientre lo permitía y suspiré pensando en todo lo que había pasado.

Me negaba, me negaba a pensar que Lauren ahora sería madre de un bebe que me dolía reconocer no seria cam. Es una niña, ella jamás podría sacar adelante a una familia a su edad. Toqué mi vientre y suspiré, yo tampoco era un gran ejemplo que digamos, pero al menos sabía mantenerme con vida. Ahora tenía un oficio noble, era panadera. Empuñé las manos y hundí mi rostro en la almohada.

Yellow Shirt (Camren adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora