Pensé en ir a la ciudad. La casa en la que me encontraba y donde solía vivir estaba en el bosque. Aquí no encontraría a muchos humanos.
Pensé en saltar por la ventana hacia afuera. Pero antes de lanzarme, vi a unos humanos acercarse a la casa.
Eran 3 chicos, los mismos que me acompañaban en la fotografía del cuadro que encontré primero. Se acercaban riéndose de alguna cosa entre ellos. Al verlos me escondí, no podían verme así.
Uno de ellos tenía el pelo algo largo y castaño con las puntas más rubias y la piel clara con ojos verdes. Otro tenía el cabello negro y ojos oscuros. Y el último tenia una gorra roja que ocultaba su cabello negro pero dejaba a la vista sus ojos color miel.
Y cuando escuché que tocaron la puerta fué cuando salté. Justo en el momento que entrarían a la casa. Y aunque se asomaran por la ventana, muchos arbustos me ayudarían a esconderme.
-Hey! Yuuma!- gritó uno de los chicos, tocando varias veces la puerta.
-¿Quizá no esté en casa?- preguntó otro chico.
-Siempre venimos a esta hora, Dan. Y siempre está en casa. ¿Por qué no abrirá?-dijo el tercero con un tono preocupado en la pregunta. Al menos ahora sé como se llama uno de ellos, sólo tengo que oír los demás nombres.
-Debe estar durmiendo- dijo el primero.- Ya saben- dijo antes de hacer sonar unas llaves.- Para algo nos habrá dado esta copia de la llave.
"¿Les dí una llave? Al parecer les tenía bastante confianza..."
Los tres chicos entraron a la casa y yo oía sus conversaciones antes de irme a la ciudad. Ahora que lo he olvidado todo, sólo quiero recontruir mis recuerdos. Quizás ellos digan algo de utilidad.
-Yuuma!- gritaron ellos buscándome.
-Hey, Max. Él no está en su habitación. ¿Dónde se habrá metido? - reconocí su voz y supe que era al que lo llamaron Dan. Max debe ser el que responda ahora.
-¿Qué? Que extraño...¿Que le habrá pasado?- respondió el primero que había hablado.
-¿Salió a caminar? Ya sabes como es. Le gusta salir a pensar cosas sin sentido.- dijo el tercer chico que no sabía su nombre.
-¿Lo esperamos aqui entonces?-dijo Max.
-Pues no perdemos nada, ¿verdad, Daniel?-dijo Dan.
-Solo esperarlo un rato. Si no aparece, iremos a buscarlo.- dijo Daniel.
Pues ya sé sus nombres. Daniel, Dan y Max. Dan era el de la gorra roja, Daniel era el que tenia el pelo negro y ojos oscuros y Max el castaño con ojos verdes. Ya sé lo suficiente sobre estas personas por ahora, debería irme antes de que me encuentren.
Corrí de entre los arbustos y seguí el camino por el que ellos llegaron a la casa. Fue una larga caminata pero me permití descansar cada cierto tiempo ocultándome entre los árboles. Pero logré llegar a la gran ciudad.
El piso ya no era de tierra, ahí no existía. Apenas algunos sitios con algo de tierra mojada. Veía a humanos pasar con un paraguas cubriéndolos. Los más grandes usaban ropas grises y sólo los mas pequeños usaban colores. Algunos reían con los pequeños, otros estaban serios o enojados por alguna razón, otros cubrían sus orejas con un aparato del que salía un sonido melodioso y ellos se movia al son de ese sonido.
Noté que todos, a la vez que caminaban, intentaban alejarse de mí, o me decían una que otra cosa sobre mi color. Yo trataba de ignorarlos pero aveces me golpeaban con sus pies, lo que provocaba que estuviera aún más pendiente de ellos.
Pero hubo algo que más me llamó la atención, una chica con un paraguas azul. Era el más notable entre toda esa gente que usaba unos aburridos paraguas grises.
Me acerqué a ella cuando esperaba el semáforo para cruzar una calle. Pasando entre la multitud pude llegar a su lado. Ella me miró extrañada, me sonrió y siguió su camino. Intenté seguirla con cuidado de que nadie me pisara y abriendome paso entre la gente, pero más de una vez pisaron mi cola.
La chica varias veces volteó a mirarme pero sólo hacía eso. Aunque en ningun momento me dijo nada, o mostró una cara de desagrado, era como si no tuviera ningún interés en mí.
Llegamos a un sitio donde no había tanta multitud, y podía caminar sin problema a su lado. Ella se detuvo un momento y se agachó para mirarme.
-¿Qué haces? ¿Por qué me estas siguiendo, gatito?- preguntó acariciando mi lomo.
Sus ojos eran dulces e inocentes. Parecía una chica que nunca había sido dañada. O al menos que nunca dejo que la lastimasen. Tenía cabello castaño y ondulado que caía sobre una blusa blanca.
La miré con mis ojos celestes y maullé tiernamente demostrando que me agradaba. Eso quería decirle.
-rió ella- Que tierno eres... -me levantó y me sostuvo entre sus brazos, hasta que llegamos a una banca.
Ella se sentó y comenzó a hablarme.
-Soy Ammie. Y al parecer tu no tienes dueño.- dijo buscando algo en mi cuello. - Mm... no puedo tener mascotas, así que no te puedo llevar conmigo, pequeño.-dijo poniendo una cara triste.
Me entristecí un momento por eso. La única chica que no me jusgó por mi color no tenía la posibilidad de vivir conmigo. Era lamentable, pero no quería dejarla. Quería vivir con ella.
Un gato puede apegarse fácilmente a los demás, aunque los haya conocido en poco tiempo. Aunque claro, depende también de todo por lo que haya pasado ese gato.
Yo por ejemplo, apenas me estoy acostumbrando a este cuerpo. Pero ya puedo sentirme como si hubiera sido un gato desde que nací. Y aún no había tenido un contacto cálido con un humano. Y ahora que lo tengo... siento que no podré separarme de ella.
Algunos dicen, que los gatos son ariscos. Que no saben amar, o son egoístas. Pero al momento de tener contacto con esta chica, ya siento que la quiero. ¿Entonces por qué dicen esas cosas los humanos?
Pienso que al igual que los humanos, los gatos piensan y sienten. Y si alguno tuvo una vida donde todo el mundo lo odiaba o lo maltrataba, seguramente odiará a los humanos, o más bien al mundo en general.
Por cosas como esa nos malinterpretan...
La chica se levantó de su asiento y me dió su última caricia antes de irse.
-Adiós...- dijo ella colocando un mechón de su cabello detrás de su oreja y sonriendome. Dió la vuelta y se marchó.
Me sentí muy triste al verla marchar. Otra decepción más había pasado por esta nueva vida que tenía.
Pero aún me queda un gran camino.
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Historia de un gato negro
Random¿Sabes de donde vienen los gatos negros? Ellos también tienen una historia, como todo el mundo. Esta es la historia de cierto gato negro. Puede ser triste lo que le ocurrió, o algo que cualquiera querría que le pasara. Pero claro, el sólo era un gat...