Incrédulo

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Intenté seguirla pero ya no valía la pena, sólo avancé unos pocos pasos antes de perderla. Miré un segundo al anciano y él me devolvió la mirada.

-¿Tienes que irte?- preguntó.

Asentí con la cabeza.

-Está bien, anda. Pero vuelve ¿Si? Te he acogido aquí, ya lo sabes.

Volví a asentir al amable anciano y empecé a correr por las calles. No sabía realmente a donde iba, sólo caminaba. Ya no buscaba un amo, pues esa chica era la que yo elegí.

Pero quizás ella no sea la indicada... Así que de todas maneras seguí buscando otro candidato mientras paseaba.

Estaba caminando por las calles del mercado, un lugar donde mucha gente colocaba su puesto y sus productos fuera de su casa. Era una calle entera.

Y pude ver algo extraño esa vez. Una criatura negra se escurría entre los puestos y la gente. Era bastante rápida. Me acerqué a la criatura algo parecida a mi por lo que pude alcanzar a ver. Su tamaño y color eran iguales a mí.

Pude verlo detenerse un instante y pude estar seguro; Era un gato negro al igual que yo. Nunca había visto uno en la ciudad... era raro verlos. Yo sabía que era el único aquí...

¿Le habrá pasado lo mismo que a mí? ¿También le habrá caído aquel rayo? Quizás ese gato sepa algo sobre lo que me pasó ese día.

Antes de que arrancara, corrí hasta el gato. Quería preguntarle todas esas cosas.

-Hey!- grité al gato- Oye, quería preguntarte algo.

-¿Eh? ¿Y tú quién eres?- respondió el tal gato. Su tono de voz me dejó claro que era un chico. Parecía algo más viejo que yo. Estaba algo más herido y su pelaje estaba arruinado.

-Hola... Perdón por hablar tan de repente, es que me surgió una duda al verte. Am... Yo soy Black para lo humanos, pero tu puedes decirme Yuuma. Ese es mi nombre real.- respondí. Me preguntaba si el era un gato negro como yo. Que de un instante a otro dejo de ser humano.

-Yo soy Darren. Es un gusto conocerte, no se ven muchos gatos negros por aquí, ¿Y cuál era tu pregunta?- al fin preguntó. Tragué saliva nervioso. Deseaba que el supiera algo de mi estado, o al menos saber que a él le paso lo mismo que a mí.

-Pues... Tú... ¿Alguna vez fuíste humano?- solté impaciente. Me quedé observándolo esperanzado y esperando que su respuesta sea la que espero...

Su rostro quedó perplejo. Sus ojos grandes y marrones me quedaron viendo al igual como yo lo hacía.

-¿C-cómo lo sabes...?- susurró el gato negro frente a mí.

... No puede ser...

Inconscientemente esbozé una sonrisa. No podía describir la emoción que sentí al saber que existía alguien igual a mí. Muchas preguntas vinieron a mi mente al instante. ¿Él podría responderlas?

-Lo sé... porque yo también lo fuí...-las palabras me salieron pendiendo de un hilo al igual que aquel gato. Él me miró sorprendido, quizás por lo mismo que yo.

-¿Qué? ¿Es en serio?- miró perplejo, pero esa mirada desapareció de repente- ...Así que... existen otros humanos a los que los alcanzó la maldición...- dijo mirando a un lado pensativo.

-¿Maldición...?- pregunté pasando de mi estado de emoción a confusión. ¿De qué habla?

-Pues así le digo a este estado... -suspiró mirando a otro lado- No puedes volver a tu forma original, es algo imposible... y lo único que te trae son desgracias, eso es una maldición. Por más que intenté buscar a un amo, nunca lo hallé, todos me menosprecian por mi color. Y luego... descubrí el final de todo esto.- miró el suelo guardando silencio.

-¿Descubriste el final? ¿A qué te refieres?- pregunté.

-Ah...-suspiró sonriendo incrédulo- pues, ¿Qué más? A como termina nuestra existencia, de los que les ha caído esta desgracia de convertirse en un gato negro... Nosotros no podemos tener una muerte normal, que algún día moriremos por vejez... No. Debemos... traspasar la desgracia a otro humano. Es la única forma de liberarnos. Pero eso no es todo, una vez que lo hagamos... Tampoco podremos vivir, moriremos en ese instante y desaparecemos de este mundo.

"Moriremos en ese instante y desaparecemos de este mundo"

Esa palabra resonó en mi cabeza luego de que la dijera tan lastimosamente. Y sentí el peso de aquella frase.

Recordé aquella única memoria que se guardó en mi cabeza cuando acababa de convertirme en un gato. Yo era un humano en algún momento y estaba junto a un gato negro, pero luego del rayo, yo me transformé y el gato ya no estaba. Entonces murió y desapareció. Quizás ese gato ya no veía otra salida... ¿Pero por qué no dejo que lo cuidara? Yo pude haberlo ayudado a volver a ser humano y no estaría aquí... ¿Por qué eligió eso?

-¿Entiendes? No hay propósito para esta situación. Es sólo un tipo de castigo hacia nosotros... pero lo que no entiendo es... ¿Por qué? ¿Por qué nosotros? ¿Hicimos algo mal? ¿Tú lo hiciste?

-No lo recuerdo...-susurré.

-Ah, Claro. También está eso de que nos borran la memoria. ¿ves que es una maldición?

-Sí...-susurré. Nunca había pensado de una forma tan depresiva esto que me pasó. No lo veía tan terrible. Pero luego de saber todo esto...

Pero hay una esperanza. Lo sé.

-Espera.-levanté la vista y alcé un poco la voz para llamar su atención- Pero en el caso de que encontremos un amo, Podemos volver a ser humanos ¿verdad? Está esa posibilidad. Luego de eso, ¿la maldición terminaría?

-Pues... irónicamente si... ¡pero es algo imposible! ¡Yo lo he intentado por 3 años y no he conseguido que ningún humano se me acercase con la intención de adoptarme! Sólo a golpearme y tirarme piedras...

Esa chica, Ammie... la del paraguas azul... Ella puede ayudarme. Ya encontré a un amo. Tengo que convertirme en su mascota.

Ah... pobre chico... ¿Su vida habrá sido tan mala como para que el vea esta maldición desde una perspectiva tan triste? Debo ayudarlo de alguna forma.

-Hey, Darren. Mm... tardaremos un tiempo encontrando amos... y bueno, yo no llevo tanto tiempo como tú. Pero... ¿Quieres que seamos "amigos de maldición"?- le dije sonriendo.

-Já, ¿y eso qué?- rió a carcajadas- ¿amigos de maldición? Mm... Me gusta... bien, seamos amigos.- sonrió.

Reí junto con él. No creo que el sea malo, se merece una oportunidad para volver a su humanidad. Seríamos buenos amigos.

Historia de un gato negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora