Eres tan..niño. Capítulo 3.

1.1K 24 0
                                    

Ninguno decía nada, él conducía, y ella jugaba con el cinturón.

En un momento, Johanna levantó la cabeza horrorizada.

Se tiró por el hueco que daba a los asientos de adelante e hizo que Harry casi perdiera el control del coche.

-QUE HACES?! ESTÁS JODIDAMENTE LOCA?!

Ella consiguió cambiar la emisora y sonaron los Jonas Brothers.

Suspiró y volvió a acomodarse en el asiento de atrás.

-Era Bieber..Que susto.

Harry la miró sin poder creérselo.

-Casi haces que nos matemos.. por que estaba sonando Justin?!

-Bueno.. O nos matabas tú o él con sus gritos de gata en celo.

Harry se quedó un momento en blanco, pero luego empezó a reír.

-Nunca había conocido a nadie como tú.

Comentó eso con una sonrisa traviesa.

-Yo he conocido a muchos como tú.. Niños ricos que se creen algo que no son.

Bien, Johanna estropeando el momento.

-No me creo nada.. Simplemente Harry.

-No es lo que das a entender niño rico.

Harry bufó, frustrado.

-Quieres dejar de llamarme niño? Seguramente soy mayor que tú.

Ella sonrió.

-No mentalmente, Styles.

-Yo no fumo nada, Johanna, no me drogo, seguramente la mariguana es la droga más blanda que consumes.-Se paró un momento a observar su rostro- Seguramente consumes cocaína, estás muy delgada.

-No te metas en mi vida niño estúpido!!

Su gritó dejó a Harry pensando si había dicho algo tan grave.

Johanna desvió la vista asta su cinturón.

Quería salir de ese coche, saltar y morir ahí.

Harry paró en un motel. Pidió dos habitaciones separadas, y Johanna se encerró en la primera de un portazo.

Dejó que su espalda resbalara por la puerta y sacó un sobre de su bolsillo, que contenía una cantidad considerable de polvo blanco.

Lo miró y empezó a llorar.

Lo lanzó al otro extremo de la habitación y empezo a agarrar la alfombra negra con mucha fuerza, aguantando para no sollozar fuerte.

Unos golpes en la puerta interrumpieron su llanto.

-Johanna, quieres cenar?

La voz de Harry sonaba casual.

-No, lárgate!

El dolor se notaba en su voz, se notaba mucho.

No escuchó nada más y siguió llorando con todas sus fuerzas.

Unos minutos después, la puerta se abrió de golpé y Harry la miró.

-Oh, dios mio, lo siento..

Nada es casualidad (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora