¿Qué ha pasado en estos últimos cinco años? (2/2)

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Estoy ansioso por ver a Ehud. Harry me ha prohibido ir a por él al colegio, seguramente temiendo alguna mala reacción de mi parte por si alguien le ha hecho daño a mi hijo.

Que es la reacción que obtendrán si lo han hecho. Les aplastaré los pequeños cráneos de niños hijos de puta. Mi bebé no va a derramar ni una lágrima.

La puerta se abre en ese momento, salto del sofá y corro hacia la puerta, lanzándome sobre los dos. Harry tiene a Ehud en brazos cuando yo acabo también entre ellos, ante su sorprendida mirada.

-¡Louis! ¡No corras!- lo ignoro y agarro al bebé, mirándole por todas partes, buscando algún problema o algún dolor en él.

-Cállate, Harry- le ordeno, agarrando al niño, observándolo por todas partes, incluso dándole la vuelta, confirmando así que estuviera del todo bien-. ¿Estás bien, amor?

Él me sonrie y asiente, con los preciosos hoyuelos, ojitos brillantes. Envuelve sus pequeños bracitos alrededor de mi cuello y me abraza con fuerza.

-¡Sí, papi! Ha sido muy divertido, he aprendido muchas cosas.

-¿No te ha pasado nada malo, no?- le pregunto, mientras Harry envuelve su brazo en mi cintura, para luego hacerme caminar hasta la silla de ruedas.

-Nop- sin embargo, vi una vacilación en su expresión, y le noté levantar muros, evitando que entrara en su mente. Pequeño enano cabrón.

-Muy bien... ¿Qué has hecho entonces?

Y Ehud me cuenta con muchos detalles las cosas que le han pasado. Sin embargo, hay lagunas en su bonita historia. Con Harry delante no voy a poder interrogarlo como quiero.

Así que, con paciencia, sólo tuve que esperar a que me tocara acostarle. Le dí su comida favorita de cena, le hice la pelota, le coloqué en la tele su película predilecta (Megamind) y luego, aquí estamos de vuelta, en su habitación.

Él está tumbado en la cama, en la postura para que le cuente un cuento. Yo me siento a su lado, rodeándole con el brazo, cerrando la puerta mentalmente, para que Harry no pueda entrar, metiendo la narizona en asuntos que no le conciernen.

-¿Me vas a decir qué te ha pasado?- le pregunto, con la voz baja, intentando ser amable.

-Nop- mira sus manitas azules, triste.

-¿Sabes que puedes decirme cualquier cosa?- le pregunto, cada vez más preocupado.

-Papi... ¿Por qué soy azul?- eso me pilla por sorpresa. Me esperaba cualquier cosa menos eso.

-¿Quién te ha preguntado eso?- acariciosu cabeza calva amorosamente, y él la apoya contra mi hombro.

-Un niño en la escuela me ha dicho que soy raro porque soy azul, porque papá y tú sois de color normal- me mira la mano sin el guante-. Bueno, tú un poco rojo.

Me quedo pensando en qué decirle. ¿Eres un extraterrestre al que su madre ha abandonado? ¿No eres azul porque no eres mi hijo? Ni muerto. Ehud es mi hijo en todos los sentidos de la palabra, y su madre fue una idiota.

-Porque las personas más especiales tienen una imagen aún más especial. Tú eres azul porque en este mundo no hay nada más especial que tú, y tuviste que ser de otro lugar y venir a mí para que el planeta te conozca.

-¿En serio?- le brillan los ojos, feliz.

-Desde luego, eres mi pequeña estrellita especial- sonrío dulcemente, y él me abraza con fuerza.

-Gracias papi.

-Y si alguien se mete contigo, bueno, no se lo digas a tu padre, pero siempre puedes usar un "pequeño empujón" para que te dejen de molestar.

-Valep- su brillo malvado me hace sentirme terriblemente orgulloso de mi pequeño bebé.

-¿Qué quieres leer hoy?- es la hora del cuento, eso es ya una rutina que no queremos cambiar.

-El apocalipsis- me dice, señalando el librito.

-Eh... cariño, ¿no prefieres algo más... infantil?- aún así, hago que el libro vuele hasta mis manos.

-No, papi. Ese libro me gusta mucho.

-Está... bien...- empiezo a leer el "precioso" cuento que a él que tanto le gusta.

***

Llego al cuarto, cansado de tanto andar. Tengo que recordar que ya no puedo hacer tantos esfuerzos, porque cada vez estoy más agotado, en un tiempo menor. Harry se levanta corriendo de la cama para alzarme y llevarme a la cama. Su olor me envuelve, relajándome y meciéndome, igual que sus brazos. Me deja con delicadeza sobre las mantas mullidas, y doy un suspiro. Harry se tumba a mi lado, poniendo su hombro bajo mi cabeza, y agarrando mi cintura acurándome contra su pecho.

Cierro los ojos, poniendo mi mano sobre su corazón.

-¿Le has interrogado?

-¿Le has pedido que no me diga nada?- al menos tiene la decencia de sentirse avergonzado.

-Sabía que ibas a ponerte histérico y que ibas a sacarlo. Ya he hablado con los padres del chico en cuestión y le he pedido que no permita que esto ocurra de nuevo.

-Hum...- musito, cerrando los ojos-. No me convences, Capi. Le dejaré en ese lugar infernal, siempre y cuando admitas que tenía razón en que se iban a meter con él.

-Tenías razón- me imita, aunque luego se pone serio-. ¿Está seguro que estarás bien con dejarle ir?

-Oh, sí. Eso te lo aseguro.

No le dije que había pagado a Adam los dos años de escuela, a él y a sus hermanos, a cambio de que fuera el abusón de los abusones de Ehud.

Ni que Larry y Elliot iban a conseguir dos bolsas de gominolas si le ayudaban también.

Ni que, probablemente, el chico que le había dicho a mi Ehud eso iba a recibir una pequeña visita mía mental.

No, claro que no.

Pero cuando cerramos los ojos y nos estuvimos a punto de dormir, yo en sus brazos, supe que, de alguna manera, él lo sabía. Y que no haría nada para remediarlo.

Superhero [Larry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora