V

42 6 4
                                    

Me preparé un café tan negro,
que hasta la oscuridad se hizo dulce.
Me preparé un café tan negro,
que hasta lograba ver mi reflejo.
Me preparé un café tan negro,
que hasta Morfeo, tuvo insomnio.

Me preparé un café tan negro,
que hasta la luna perdió su brillo.
Me preparé un café tan negro,
que mis papilas sintieron su amargura,
Y mi mente no encontraba cordura
Con las tristes letras de mis sonetos.

(La taza está medio llena ¿o quizá... medio vacía?)

Me preparé un café tan negro,
que hasta el sueño desapareció
y mi mano buscó la pluma para escribirle al desamor.

Me preparé un café tan negro,
que hasta la taza sintió la tristeza,
que había dejado tu ausencia
Cuando escapaste sin decir "adiós".

(Queda tan solo un cuarto de café)

Me preparé un café tan negro y tan amargo,
Que mis recuerdos perdieron su dulzura.
Me preparé un café tan negro y tan caliente,
Que el frío que se colaba por la ventana se detuvo,
Y recordé el color de tus ojos junto con todo ese odio con el que te amo sin querer.

Me preparé un café tan negro y tan triste,
Que al percibir su aroma recordé el perfume de tu cuerpo,
y las suaves caricias que acompañadas con besos,
sellaban nuestras noches de amor.

Me preparé un café tan negro y tan marchito,
Tan dulce y tan amargo, tan tibio y tan ardiente,
Que al viajar por mi boca desgarró mi garganta
Y junto con ella, la esperanza de volverte a ver.

La taza por fin se acabó
Y junto con ella, todo mi dolor se fue
Pero hay algo que recordé... ¡Amo beber café!

Poesía lunarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora