"Las falsas sonrisas de cortesía que resonantes caminan por los pasillos, con sus trajes grises, opacados por las horas de rutina; hacen del saludo y el agradecimiento, palabras sin sentido, aprendidas sin querer.
A prisa entre papeles y llamadas, preocupados por problemas que no les pertenecen, mientras depositan su vida en una cuenta que jamás crece.
Casi siento pena por ellos, casi logran desvanecer mi sonrisa, casi cambian mi esencia por miedos, casi olvido que también tuvieron sueños.
Me veo reflejada en sus cansados ojos, alertas por tantas tazas de café, los veo, pero no pierdo la esperanza, de que algún día... no los vuelva a ver".