¿Ese era mi futuro esposo?

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Fueron caminando hasta la plaza de la ciudad y subieron a un carruaje viejo arrastrado por un caballo, salieron poco a poco de Zaurda y finalmente llegaron a la ciudad comercial de Roustwhite, bajaron en una calle y caminaron hacia la estación del tren. Llegaron a la cabina de boletos y Cloudete compró un par a los nevados de Deliora, su tren salía en dos horas así que el viejo la llevó al bazar mágico de la calle principal.

Cloudete se quedó asombrada por la cantidad de artilugios que allí vendían, orbes, runas, armas, armaduras, escudos, etc. El viejo le dijo que buscara algo que le llamara la atención mientras que él iba a preguntar sobre un libro de runas Cliptofelixiacas. Cloudete empezó a buscar entre los estantes sin nada que le llamara la atención, de pronto un joven de unos veinte años se acercó a Cloudete y le dijo:

-       Disculpa, ¿me puedes alcanzar esa espada que está atrás tuyo? – Señalando al arma, que era enorme, y parecía muy pesada, era de un color negro, con toques en rojo sangre, y un rubí en el mango.

-       Tómalo tú si quieres, no me voy a ensuciar las manos con armas de bárbaros. – Cloudete nunca antes había hablado con un joven, siempre era con ancianos o gente mayor que ella, pero no podía ocultar el rubor de sus mejillas, se había puesto roja de vergüenza, el hombre era alto y guapo, tenía los ojos grises, como una nube antes de llover, el cabello negro y largo, vestía una armadura plateada y llevaba bajo su brazo el casco de esta.

-       Parece que no te han enseñado modales. Bueno te lo pasaré sólo porque eres simpática, y así que ha todo esto ¿cuál es tu nombre?

-       Me hablas de modales, si en primer lugar me pides que te pase un arma tan pesada y luego me pides mi nombre tan frescamente, acaso no sabes que pedir el nombre a alguien sin antes haber dado el suyo es mala educación.

-       Disculpe usted por mi falta de tacto, mi nombre es Frederich Titania, me puedes decir cuál es el tuyo. – Cloudete tragó saliva y abrió los ojos, este era hijo de los Titania, ese joven allí parado iba a ser su futuro esposo. – Ya sé que te sorprenda y te preguntes que hace un Titania en estos lares, pero me escapé el día de mi pedida de mano a la hija de la familia Heartafilia, ahora, me dices tu nombre ¿sí o no?

-       Me…me…me lla...mo Cloudete…

-       Cloudete, lindo nombre al igual que la persona que lo porta.

-       Adiós, me tengo que ir. –Cloudete se giró pero Frederich le cogió de la mano.

-       ¿A dónde vas con tanta prisa?

-       No te interesa, suéltame. – En ese momento una runa del estante que estaba en frente empezó a brillar, Cloudete y Frederich se acercaron y Cloudete la cogió y la leyó.

-       Criptostaten insipiuros levistan. – Una luz emanó de Cloudete y empezó a disminuir poco a poco, luego como si ella hubiese perdido el control de su cuerpo, fue caminando hasta la espada que Frederich quería, la tocó y esta empezó a brillar y el rubí cambió de su color rojo natural a blanco. Cloudete regresó la mirada hacia Frederich y se acercó lo agarró de la cabeza y se aproximó lentamente hacia él, Frederich miraba que Cloudete estaba a punto de besarlo y como buen hombre no se resistió así que se dejó llevar pero antes de que sus labios llegaran a tocarse, el viejo fue corriendo y le dio un golpe en el estómago con el bastón, Cloudete regresó en sí.

-       ¿Qué demonios se supone que haces queriendo besar a mi discípula?

-       Pe…pero ella fue la que me quiso besar. – Cloudete estaba avergonzada, casi besa a un hombre, iba a ser su primera vez y ni siquiera conocía a la persona a la que iba a besar.

-       Cloudete, ¿eso es cierto?

-       Creo que sí, lo siento, no sé qué pasó mi cuerpo se movía sólo, todo pasó después de leer la runa de aquel estante. – Señalando con la mano, el viejo se acercó, cogió la runa y abrió el libro que acababa de comprar, buscó en él la runa.

-       Listo, la runa que acabas de leer fue un hechizo de encantamiento de armas, por lo  visto has encantado aquella espada, le has dado un poder de luz, has vuelto esa arma normal en un arma mágica.

-       Pero, ¿Por qué quise besar a este hombre?

-       Un efecto colateral de la runa es expresar los deseos más profundos del portador, y veo que te mueres por hacerlo.

-       De eso me encargo yo, por mí no hay ningún problema. – Sujetando a Cloudete en brazos. El maestro agarró el bastón y le dio un tremendo golpe en la cabeza.

-       No seas aprovechado, Cloudete nos vamos.

Salieron de la tienda, Cloudete se giró a ver a Frederich antes de cruzar el umbral de la puerta, y lo vio sobándose la cabeza, cruzaron miradas y ella se despidió con la mano.

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Bueno la siguiente publicación será la semana siguiente =3 ya subí muchos capítulos el día de hoy y bueno tengo que seguir escribiendo, me despido =3

Cloudete HeartafiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora