Lágrimas bajo la luna llena.

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Los minutos pasaban, Cloudete y Zeke se acercaban a Zaurda. Había un enorme silencio entre ellos, Cloudete miró el libro que tenía en su regazo y leyó la tapa. “Artes secretas de Desius”, abrió el libro y le dio una ojeada a las primeras páginas, en ellas se apreciaba diversas imágenes que simulaban runas muy antiguas, todas en cliptofelixiaco, el problema era que no estaban en su totalidad, lo que hacía difícil su interpretación y lectura. A medida que trataba de comprender las imágenes más se entreveraba, las runas decían cosas como “el poder de los cielos… traerá vida… muerte… caos y locura… filox… fénix” cosas que carecían de sentido alguno, empezó a ordenar los fragmentos en su mente tratando de obtener una oración en esas runas. Hasta que de mucho pensar y razonar, pudo obtener una frase que sí tenía sentido: “El filox traerá la vida y el poder de los cielos descenderá en forma de fénix y causará caos, locura y muerte”, esta frase tenía sentido aunque era algo extraña. Cloudete dejó de leer porque el  viejo  dijo:

-       Cloudete mira. – Señalando hacia la derecha, Cloudete se giró y vio una inmensa mancha de fuego y humo que provenía de Zaurda.

-       Viejo esa es Zaurda, tenemos que apresurarnos y ver qué es lo que está pasando. – El viejo ordenó al conductor del carruaje que apresurara la marcha.

Llegaron en un par de minutos y vieron con unos ojos impotentes como toda la ciudad perecía bajo las llamas. Pero en medio de todo ese caos pudieron distinguir una silueta terriblemente familiar, empezó a acercarse, saliendo de en medio de un mar de fuego, con esa mirada de odio, ese horrible cuerpo; era Grimore.

-       Maldito demonio que has hecho, esta era gente inocente, ¿por qué los metiste en esto? – Dijo Cloudete con furia en su mirada.

-       Ja Ja Ja. ¿Y tú crees que a mí me importa lo que le pase a esta gente? – Cloudete agarró con fuerza su maza y empezó a disparar dragones de luz contra el demonio, el cual los esquivó sin ningún problema.

-       ¡Cloudete!, no dejes que tus sentimientos se mezclen en esto, yo también estoy muy apenado por lo que acaba de pasar, pero no podemos actuar a lo loco, este no es un demonio cualquiera, entiende eso.

Cloudete se calmó un poco y el viejo hizo algo que la bella muchacha jamás había visto. Se puso delante de ella, se quitó el sombrero, la túnica y sacó de su bolsillo una daga hecha con huesos de dragón. Levantó la daga y gritó: Yo te invoco, todo poderoso señor del fuego. El fuego de la ciudad entera se concentró cerca del viejo y este empezó a levitar, un enorme muro de fuego cubrió por completo al hombre y poco a poco empezó a tomar forma de demonio con el viejo en el centro, a Zeke le salía fuego de los ojos, boca, manos, incluso su cabello blanco se hizo de fuego. Empezó a convertirse en un dragón envuelto en llamas y con el viejo hombre en el centro y con una voz que retumbaba en todo el destrozado lugar, dijo:

-       Maldito demonio ahora sentirás la cólera de Zeke. – Todo el fuego del dragón se disparó hacia el cielo, tratando de intimidar al demonio. – Cloudete, no te metas en esto, aléjate lo más que puedas, porque una vez que desate mi poder, no reconoceré el bien del mal y destruiré todo, por favor cuando eso pase… mátame.

La inmensa figura de fuego voló hacia Grimore y Cloudete se quedó parada, seca por la palabra “mátame”, ella no sería capaz de matar a su maestro, él la cuidó todo este tiempo, se convirtió en su segundo padre. En ese momento la bella muchacha derramó una lágrima que descendía por su mejilla, cuando esta pequeña e insignificante gota calló al suelo, Cloudete se desprendió del momento, dejó de escuchar y ver la batalla final de Zeke, empezó a recordar todos aquellos bellos momentos que había vivido con el viejo mago, desde la primera vez que llegó a la humilde posada, como fue entrenando, Deliora, todo estaba frente a ella. Aún con los ojos bien abiertos, ella seguía sin ver, pero me refiero que no veía lo que tenía enfrente, pero estaba mirando muy en el fondo de su alma, viendo las veces, las muchas veces que hizo renegar al viejo, pensaba ¿por qué me porté mal con él?, yo lo quiero mucho, no lo voy a matar, no puedo hacerlo, él me dio esta vida nueva, no, no me niego, me reúso. Entre más lo pensaba Cloudete, su corazón de joven empezaba a dudar, se decía pero, si no mato a mi maestro, él nunca me lo perdonará. En ese momento Cloudete, no, Cloudete no, su alma fue la que se dividió en dos, por un lado la muchacha dulce y tierna, llena de sueños y  ambiciones; y por el otro la mujer correcta y firme a sus principios, era una batalla interna.

Esto no estaba bien, Zeke, tal vez el mago de fuego más poderoso, estaba… estaba, de rodillas frente al demonio Grimore.

-       Ja ja ja, Te lo dije viejo estúpido, nadie puede con el poder de la brujería.

-       ¡No!, la magia es más fuerte, yo lo sé, Cloudete te detendrá y a esa maldita bruja, la borrará de la faz de la tierra. – Zeke giró para ver a Cloudete, no quería que lo viera en el deplorable estado, sólo se hacía el fuerte para que su pupila no piense que su maestro era débil, pero esa imagen partió el corazón de aquel hombre en dos. Cloudete parada allí con la mirada perdida y con una lágrima en su mejilla, sin decir nada, sin moverse, parecía que ni respiraba, estaba muerta en vida, el viejo al ver esto, se paró utilizando ya prácticamente su energía vital, o sus ganas de no sentir un final más trágico que el que estaba viviendo, empezó a caminar lentamente tirando su demacrado cuerpo hacia la luz de su vida, aquella que la había sacado de la soledad, que con un “eres el mejor”, un “upss, se me olvidó” que con algo tan simple como un abrazo o un beso en la mejilla al despertar y que siempre lo recibieran con una sonrisa, esos pequeños detalles llenaron el corazón de un viejo que ya había perdido el sentido a su vida. Estando frente a ella la abrazó y le susurró al oído. – Cloudete, te amo hija.

Habiendo dicho esto, Cloudete regresó de su trance y vio al viejo sonriendo, con los ojos cerrados, y extendido a sus pies, levantó la mirada y vio como el demonio se alejaba riendo y diciendo “mi trabajo ha acabado” regresó la mirada al suelo, se arrodilló tomó la mano del hombre y la luz de la luna llena iluminó a los escombros de todo Zaurda, agachó su cabeza hacia el pecho del viejo hombre, que no borraba esa sonrisa de su cara, y se echó a llorar. Los segundos pasaban y la escena se repetía, hasta que escuchó “no llores más, te dejo el resto a ti”. Cloudete levantó la mirada y vio como el alma del viejo subía hacía el estrellado cielo y riendo dijo “te cuidaré desde aquí arriba, y por lo que más quieras lee el maldito libro” Cloudete rió y se secó las lágrimas miró el cuerpo del hombre y creó una camilla de luz, la cual prendió con su luz destellante y dijo:

-       Viejo, es lo más justo, le daré fin a tu cuerpo material con la magia que me ayudaste a aprender y quiero que sepas que siempre, siempre te lo agradeceré y cuando suba hacia el sagrado paraíso del Hacedor, jugaremos como lo hacíamos en la vieja cabaña. Adiós… mi querido padre.

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Bueno espero que les guste, este es para mi uno de los momentos más tristes de todos, me hizo llorar mientras lo escribía, bueno un abrazo a todos, que lo disfuten =3

Cloudete HeartafiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora