Artes secretas de Desius.

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Después de ese fatídico día, Cloudete quiso encontrase consigo misma. Caminó por las destruidas y desoladas calles de Zaurda hasta que buscando entre los escombros logró dar con lo quedaba de la casa del viejo, buscó algo que no hubiese sido destruido, algo que le ayudara con sus estudios del libro de Desius. Levantaba rocas, pero sólo encontraba estropajos o libros rotos; de pronto un relincho exaltó a Cloudete, giró a ver de dónde provenía dicho sonido y vio a su corcel debajo de unos tablones que pudieron ser el pequeño establo donde lo guardaban, ella alegre por ver que no estaba sola en el pueblo corrió hacia el cuadrúpedo y levantó los obstáculos que impedían su salida. Cuando levantó el último tablón vio con tristeza que su compañero de escape se había fracturado dos patas, colocó ambas manos sobre la cabeza del animal y empezó a curar la lesión, el caballo se puso de pie y Cloudete lo tomó del cuello dándole un abrazo, una escena muy tierna.

A medida que transcurría el día, Cloudete ya había recolectado unos cuantos libros que aún podían serle de utilidad, unas bolsas con monedas de oro y unas cuantas runas. Montó en su bello corcel y partió con la mirada fija en el horizonte y sin mirar atrás, cuando partía seguía pensando en algunos momentos vividos, especialmente los más gratos. Ya caída la noche, Cloudete llegó a un pueblo llamado Scale, este pueblo era muy iluminado y se decía que estaba poseído por un demonio, al parecer era un hombre animal, eso significaba que era un invocador de algún demonio más poderoso. Para no llamar mucho la atención, la princesa se ató una manta blanca en la cabeza que le servía de capucha, se ató otra en el cuello para que haga de capa y así siguió hasta que encontró una posada y entró, era muy bonita por dentro, terciopelo por todos lados, cortinas de seda, muebles de cuero rojo, lámparas, candelabros, se parecía mucho a la sala de estar de los criados en la casa de Cloudete, habló con la recepcionista:

-       Buenas noches, quisiera alquilar una habitación. – Lo pidió amablemente.

-       Buenas noches, no hay problema, primero dígame cuanto tiempo se va a quedar. – Un poco incomoda.

-       Eso todavía no lo sé, pero no creo que sea más de un mes.

-       ¡Un mes! No eso va a ser imposible. – Se paró y golpeó el escritorio donde se encontraba con las dos manos.

-       ¿Pero cuál es el problema?

-       No creo que aguantes tanto tiempo niña, déjame decirte algo, acaso sabes ¿por qué las calles de la ciudad están vacías? – En ese momento Cloudete pensó, es cierto cuando vino no encontró a nadie, ni una sola alma.

-       No cuál es el problema.

-       Hay un demonio y lo peor de todo es que secuestra bellas muchachas para hacer sus rituales, creo que está buscando a una que sea virgen, sí tú lo fueras llamarías a su señor y eso sería mucho peor, en caso de que no lo seas, te matará.

-       No le tengo miedo a ningún demonio estúpido, mi maestro me enseñó cómo lidiar con ellos.

-       Jajajaja y quieres que crea que una chiquilla puede acabar con un demonio.

-       No soy una chiquilla cualquiera, soy una maga.

-       Y si así lo fueras, no podrías con él, tres de nuestros mejores magos han muerto en manos de ese demonio.

-       No te preocupes, yo me aré cargo, ahora sólo dame un cuarto que quiero descansar, como es lunes, ese demonio no saldrá hasta el domingo, así que tengo seis días para prepararme y derrotar al demonio.

-       Está bien, no me importa si quieres morir, toma tu llave, el cuarto queda subiendo las escaleras a la mano derecha.

-       Gracias.

Cloudete HeartafiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora