Capítulo I

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- Hoy no puedo, tengo una reunión con un nuevo cliente, por favor Anna diles que me disculpen y que luego yo les llamo, muy bien gracias.- Sara no tenía como explicarle a su secretaria el por qué no podía asistir a la reunión porque no sabía, pues su madrastra o su madre como a veces le decía le había pedido de favor que se viera con dicha persona pues nunca le había dicho quién era o que quería de ella y de la revista para la que trabajaba. Esperando por un poco más de quince minutos, estaba por marcharse cuando ya había supuesto que este cliente no vendría, pues se había equivocado, al darse la vuelta se fijó en esos ojos marrones oscuros que nunca había podido olvidar y que si un día le iban a decir que iba a volver a verlo pero jamás habría aceptado un almuerzo y sabía que era él.

Una oleada de sentimientos que estaban enterrados, despertaron de una manera bruta y de sobremanera que no los podía controlar ahora. Claro que sí, él no iba a ser la persona que despertara en ella lo que tanto había muerto por su culpa. Había cambiado y por más que le irritara admitirlo fue por él, simple.

- Sara.

Esa voz que tanto recordaba y ahora volvía, quería correr y no salir hasta saber que ese hombre, se marchara. Pero no podía necesitaba ser responsable y más con su trabajo y no hacerle este desplante a su madre.

Lentamente dio la vuelta en la dirección que la voz le indicaba que estaba él, solo para darse cuenta de su error y que al hacerlo se daba cuenta de que el hombre que se encontraba cara a cara con ella era otro, diferente en todos los aspectos y que estaba totalmente cambiado, otra persona, más atractivo, estaba bien formado se notaba que hacia ejercicio y que hasta su ropa había cambiado. Un traje negro con camisa blanca y corbata roja como la sangre, hechos a medida, solo para un cuerpo esculpido como el de él.

- Si, que qui... que necesitas, me habían dicho que me reuniría con alguien aquí pero nunca que eras tú, al menos puedo saber cómo diste conmigo. Cómo después de tanto tiempo te atreves a buscarme.

- Te puedes sentar, no armes una escena a menos que quieras que nos corran, ya te explicare cómo di contigo cosa que no fue fácil, tu madre no quería decirme nada desde un principio pero cuando le dije que era por motivos de trabajo no se reusó y eme aquí hablando contigo.

- Debió seguir reacia.- su madre siempre había sabido todo de su vida, no quería ocultarle jamás algo como lo que le había pasado con Andrés pero era inevitable revivir ese dolor que tanto daño le hizo.

- Me dejaras decirte por qué vine al menos, es negocio solo eso, después de esto no me volverás a ver nunca como siempre lo quisiste, desde que me dejaste en ese cuarto de hotel recuerdas, donde tantas noches gozamos de tanto placer que me duele recordar y que después de tanto y ahora que te veo sigo recordando como si tú y yo nunca nos hubiéramos separado.

- Por qué me lo recuerdas, a que vienes habla de una vez, no tengo mucho tiempo, tengo otra reunión más importante.

- Bien, hablemos de negocios, necesito que hagas un reportaje de la empresa que acabo de fusionar con la de mi socio, quiere que se haga noticia y recordaba que querías ser reportera y ves no lo he olvidado.

- Me lo parece, bien cuándo quieres que haga la entrevista, necesito que estén los dos no solo tú,...- para que, tanto necesitas esconderte de mí.

- No lo lleves tanto a tu gloria que no necesito hacerlo, sé que puedo, pero a estas alturas es inevitable.

- Pues queda claro entonces, si es necesario que estemos los dos, lo estaremos no te preocupes.

- No lo hago, solo cumplo con mi trabajo y tú cumple con el tuyo y te marchas.

- Está bien si así lo quieres, así lo hare. Pero antes de irme, contéstame algo si puedes, alguien te ha hecho sentir como lo he hecho yo.

Entre Tú y Yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora