Capítulo VIII

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- Señor no puedo dejarlo pasar, la señorita Sara se encuentra en una reunión. Pidió que nadie la moleste, puede esperar si quiere en la sala de espera o irse, fueron órdenes para quien fuera.

- No lo entiende señorita, es urgente, llámele, dígale para algo para venga, esa mujer es todo para mí y necesito hablar con ella. Me llamo Andrés.

- Muy bien, Sr. Andrés se lo reitero, no puedo. Se lo imploro, mi jefe que es el mismo para la señorita Sara se va a molestar conmigo en grandes proporciones si no deja de llamar la atención.

No quería esperar, quería correr hasta el ascensor para ir a las oficinas que conducían a la oficina de Sara, evaluó su situación, si la chica se daba cuenta lo podría echar y eso era lo que menos necesitaba, quería con urgencia hablar con ella.

Aunque su plan fracasara lo haría sin importa qué y cuándo pensaba que iba a suceder, llegaba ella, atravesando con delicadeza, sensualidad, superar a todo lo que pasaba, era atrevida, sonriente, vivaz, ocurrente y muy subjetiva para todo lo que le interesaba, ella siempre lo cautivaría y daría todo porque jamás ocurriera lo del pasado.

No se había percatado de él, y eso francamente le dolía más de lo que quería aparentar. Sin más preámbulos fue hacia ella, hacia el encuentro que determinaría algunas de sus decisiones, arriesgándose a que le echara un vaso de agua o lo que fuera que tuviera a su paso, todo por altanero y prepotente.

- Sara, necesito hablar contigo.

Su cuerpo se tensaba al escucharlo y no era para nada agradable, su cuerpo la traicionaba y ella solo quería sentir odio y resentimiento hacia él.

- Podías mandarme una carta y ahorrarte el venir hasta aquí, sabiendo que no iba a recibirte.

- Pues no lo quería, necesitaba hacer esto.

- Para tranquilizar a tu consciencia y no esperes que sea una pregunta, es un hecho.

- No sabes por lo que he pasado.

- ¿Y tú sí? Sabes lo que yo he vivido, no necesito hacer un reencuentro de mi vida por ahí sigue, persiguiéndome, un pasado que me está matando. Y se está haciendo más permanente. Eres un egoísta por solo pensar en ti. En querer regresar todo a la normalidad.

- Yo no he vivido exactamente diferente a ti, mi padre nos ha manipulado y uso todo lo que tenía a su paso para dañarnos, sé que no se llevaban bien pero no de que él te odiara.

- ¿Por qué me dices eso? Deberías irte, ahora. No soporto tu presencia, me hace daño y decirnos de todo nos hará peor.

- No hasta que me escuches y entiendas que haré todo por nosotros y salvare lo que queda de ello, así te pierda en el proceso.

- No te quiero escuchar, es lo último que te pienso decir. Eres un hombre obstinante, terco, no aceptas un no como respuesta y yo no permito que me acorrales solo para que tengas un resultado nada favorecedor.

- Sara por favor, escúchame. Cuando paso lo que sucedió hace tantos años yo solo quería olvidarte, perderme en lo que sea para no recordarte y perdonarme si después de tanto tiempo soy sincero, no puedo evitar las acciones que llevaron a otros a hacer lo que hicieron, pienso averiguar quién nos causó esto y luego tu darás tu veredicto. Yo, solo quería que lo supieras.

- Una cosa más Andrés, no creo en tus palabras, solo me causaste daño, y según tú alguien hizo todo esto, bien, si descubres quién armo todo esto tal vez, retire mis palabras y te escuche, pero por este momento no me busques ni me llames, ni aquí o en otro lugar.

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⏰ Última actualización: Oct 17, 2015 ⏰

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