01.

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Ha grandes brincos dejando detrás un largo camino de pastizales, mis tobillos estaban espinados. Cada cinco segundos me inclinaba hasta el suelo a arrancar un diente de león y luego lo soplaba sin memorizar algún deseo en específico, hasta que el proceso me pareció tedioso, tome un puño de aquellos dientes y los metí en la bolsa de enfrente de mi overol.

Sacudí mis calcetas una vez sobre la acera, camine hasta el gran portón de barandado metálico y con mucho esfuerzo lo abrí para adentrarme en el lugar, la vibra dejo de ser la misma después de tanto tiempo, ahora pateaba piedras hasta mi destino en vez mirar por todo el lugar.

-Tu rostro tendrá un encuentro contra el suelo de nuevo.

-Piérdete de aquí Michael.

Paso uno de sus brazos por mis hombros llevándome el paso, tomo uno de los meacamas de mi bolsillo y después lo puso al viento para que se soplara solo, yo solo deje que el guiara por donde pisábamos.

-Te encantara lo que he echo. - susurro muy cerca de mi.

-Lo dudo. - negué, el se rempujo un poco contra.

-Ni siquiera sabes de que estoy hablando. - hablo de nuevo dejando a la deriva sus palabras con decibelios, como siempre bastante relajado y tomando otro diendesillo para dejarlo volar.

Frene un tanto perpleja, las hojas otoñales arremolinadas y acorraladas por el viento en los costados ya no estaban, el pequeño libro característico estaba de un nuevo blanco, el cristal estaba limpio, todo estaba totalmente renovado, incluso la foto descansando sobre la lápida tenia un nuevo marco. Mire a Michael fascinada.

-Te dije que te gustaría. - me dijo levantando sus manos bastante antipático y sonriéndome, después suspiro y miro la lápida frente a nosotros cambiando su semblante totalmente.

Le incline mis cejas hacia arriba y luego le sonreí de lado antes de dar unos cuantos pasos más cerca y echar una mirada melancólica. Había pasado tanto, jamás me acostumbraría a un sentimiento como ese, el más pesado de todos y el que mas consume. Por suerte estaba Michael, quien a pesar de recibir tanta ignorancia de mi parte me hace cubrir una esencia en mi vida con otra y recibir el único dolor que vale la pena; reír hasta que el estomago te arda, si acabando cuentas, el también perdió algo esencial en su vida.

Limpie un par de lagrimas sobre mis mejillas y tome el pequeño ramo de dientes de león de mi bolsita, los acomode un poco y quite el listón que sujetaba mi cabello para enredarlo sobre los tallos de los dientes, me incline hasta la ventanilla y deje el ramo junto a la fotografía de Geordie, ha ella le encantaban, suspire de nuevo y me aleje de la ventanilla para mirar a Michael.

-¿Que sucede? - le dije mirando su semblante, tenía la esquina de su labio levantada y sus cejas juntas mirando hasta algo en especifico, desvíe mi mirada hasta ahí y Michael se me acerco.

-¿Quién es ella?

-No lo se. - me contesto, la chica a unas cuantas lápidas de nosotros miraba una de ellas con una sonrisa bastante gatuna, llevaba una pequeña falda de jeans volada y jalando de ella un par de tirantes, su blusa era de micky mouse, sus calcetas topaban en sus muslos y su cabello estaba en dos coletas de colores diferentes. Se balanceaba de un lado al otro sin dejar de sonreír, como si de esperar su turno en el carrusel se tratara, Michael no dejaba de verla bastante extrañado.

-Como cuando tu ex muere y...

-Michael basta. - le dije a regañadientes por la broma que estaba por echar.

-Se ve bastante macabra Kira. - hablo risueño al inclinarse hasta quedar sentado sobre el mármol, yo seguía queriendo descifrar a la chica.

-¿Le hablamos?

Graveyard | Melanie Martinez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora