05.

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Lo peor no es que crea que puede amigarse de la multicolor, es que cree que puede obligarme a mí a hacerlo. Michael se ha encargado de que cordialmente estemos invitados a una pequeña fiesta no específicamente de buena pinta, no entiendo el porque se empeña en que esa tipa me agrade, me conoce lo suficientemente bien como para atrapar la cuestión sin tener que explicársela fuera de mohines cuando se acerca, su cercanía me incomoda y lo sabe.

—No somos tan libres mi cielo, encárgate de decírselo. — Hable girándome un poco hacia el, la sangre estaba comenzando a irse hasta mi cabeza y eso estaba mareándome, pero me agradaba la sensación, mi cabeza colgaba desde una orilla de mi cama mientras que Michael estaba tirado junto a esta recargándose en ella, tenia una de sus manos descansando en su rodilla y con la otra jugaba con mi cabello, estaba lo suficientemente cerca como para sentir su respiración en mi mejilla.

—Yo me siento bastante libre.

—No quiero ir, y no quiero que vayas tú. — admití mirándolo por un par de segundos.

—No es como que vaya a algún lado sin ti. — Eso era cierto, pero hasta ahora seguía aterrada de que lo hiciera.

—Bien.

—Pero no quiere decir que no vaya a ir. — admitió mirando hacia algún otro lugar con una media sonrisa, lo mire y deje de respirar solo unos segundos para dejar la habitación aún más silenciosa y sintiera la pesadez, sin embargo después de unos segundos soltó una carcajada mientras me miraba de reojo.
—Vamos Kira, ¡será divertido!

—No. — dije sería y me levante de mi lugar obligando a Michael a también hacerlo.

—No me obligues a ir solo.

—No lo harías.

—¿Apuestas? — hablo y me alzo una de sus cejas, lo mire sería, estaba intentando convencerme con la más bueno que tiene, sin embargo no iba a ceder por ninguna razón, no está vez, Michael tiene que despedirse de la multicolor y será ahora o nunca. No desperdiciare un viernes en la noche perdiendo el tiempo con un montón de inadaptados que han de ser, no es como si tuviera algo más interesante que hacer, pero me niego a ir a esa absurda fiesta.

—Mama ¿me dejas ir a una fiesta con Michael esta noche? — hable mientras pisaba el último escalón de la escalera que trote, mamá estaba en la cocina picando algunas verduras, me acerqué hasta la barra y mordí una manzana que estaba en ella mientras esperaba una respuesta de su parte.

—¿Tú? — pregunto de vuelta la boca irónica que se molesta cuando contesto una pregunta con otra.

—No mama, el carro tiene hambre, lo llevaré a comer esta noche.

—¿Michael esta obligándote verdad? — pregunto con un poco de humor entre sus palabras. En efecto, madre.

—No. — conteste mordiendo de nuevo mi manzana. — Es solo que esta siendo una de esas en que me tiro boca arriba sobre mi cama y pienso como es que cuando tenga 80 años estaré arrepentida de todo lo que pude hacer y jamás hice. Esta es mi teoría mama.

—Si fuera tu no pudiera pensar con claridad en todas esas cosas con una cabeza rojiza flotando por mi cuarto.

—¿Quieres que sea más específica? El "jamás hice" se puede convertir en cosas que hice, ya sabes lo que dicen, es mejor arrepentirse de lo que hiciste que de lo que no pudiste hacer.

—¿Y eso significa?..

—Que puedo amarrar unos cuantos edredones y salir por la ventana a media noche. — mordí mi manzana por última vez y la arroje al basurero justo detrás de mama, ella estaba solamente parada ahí sonriendo.

—¿Me atrapaste anoche cierto? — bingo. Ella dejo el cuchillo de lado mientras ambas nos sonreíamos con más humor que sionismo, esta era una discusión muy divertida.

—Bien yo puedo culpar a mi adolescencia desenfrenada ¿cuál es tu excusa? — apoye mis manos en la barra acercándome a ella.

—¿Mi adustez desenfrenada? — pregunto encogiendo sus hombros y ambas soltamos una carcajada. Mire detrás, justo en donde terminó mis sobras de la manzana y ahí seguían las botellas de vino, sentía un pequeño piquete el solo mirarlas ahí, mama había prometido no hacerlo de nuevo, sin embargo anoche terminó con una reserva especial que escondía.

No es un tema tan alarmante en específico solo se trata de un leve vicio, sin embargo a mí me sigue llenando la angustia pues mama siempre ha sido de mis pocas compañías, he conocido en carne propia como un vicio pequeño se convierte en uno grande en bastante corto tiempo, y sinceramente no estoy preparada para que eso ocurra con mama, y no creo estarlo jamás. No puedo culparla, ha estado siendo una excelente madre por el resto del año y alguien necesita premiarla por ser tan fuerte por ambas, sin embargo vienen tomados de la mano el echo de que el alcohol no otorga obsequios y yo necesito un permiso de salida.

—Mama... — Ella agarro aire y lo soltó pesadamente.

—El alacrán no pica por malicia ni deseo, esta dentro de su naturaleza. — hablo resignada y gire la cabeza hacia el llavero.

—Lindo. — conteste, y bese su mejilla antes de tomar las llaves y subir la escalera, casi casi la pude escuchar negar.

—¿Cabeza roja flotante, es enserio?

—Sabia que espiabas. — conteste siguiendo mi camino por el pasillo, él fue detrás de mí.

—¿Y que es eso de el alacrán he?

—Fue un si.

Lo siento! Sé que les prometí mataron pero voy a serles sinceras, estuve bloqueada, no tenía ni idea de cómo proseguir y yo sé que debí prensar en eso antes de intentar hacer un maratón pero soy bastante torpe y ese fue el resultado, lo siento:( pero pronto haré uno, cuando tenga cabeza, gracias por leer💕

Ween.

Graveyard | Melanie Martinez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora