Capítulo 1 ~ Aquel lugar que llamábamos casa

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Fairy Tail no me pertenece

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7 años después~

Normal's POV

Coco recogió la bandeja con la cena de su Rey, aunque a ella le gustaba mejor llamarlo Jellal. Hoy era un día corriente en el castillo. Los capitanes se encargaban de entrenar a sus soldados, el Rey se encargaba de sus asuntos de monarcas y el Consejo se dedicaba a quejarse sobre el hecho de que Jellal no cediera a ninguna puesta de compromiso.

Hasta ahora, los demás Reinos habían temido a Edolas por su ejercito mágico tan poderoso, pero ahora... Ahora todos los Reinos se encontraban débiles y ningún Reino quería sentirse desprotegido con lo que la única opción era unirse ante el enemigo. "¿Es que acaso no se puede llegar a ningún pacto?" preguntaba Jellal perdiendo la cuenta de las veces que había intentado negociar con el Consejo y los numerosos dolores de cabeza que le provocaba. Él solía ser un hombre callado, tampoco le gustaba mucho el ruido, y el Consejo a veces se convertía en algo parecido a un gallinero. 

"El matrimonio es el mejor pacto entre países. Ademas, necesitara descendencia, su Majestad", siempre le recordaban los ancianos. Por ahora, no había habido alerta alguna con ningún Reino, pero entendía que en cualquier momento Edolas podría ser atacada y ahora mismo el Ejercito no se encontraba en sus mejores momentos. Por ello, había hecho varias visitas al Reino del Norte, Invernalia, para entablar amistades con la actual monarca: Ur, la cual tenía una hija llamada Ultear de la misma edad que Jellal. Sin duda, una de las mejores opciones para el compromiso según el Consejo ya que ella también estaba soltera.

Jellal se encontraba satisfecho con los pactos que había conseguido hacer con Invernalia ya que Ur y él habían llegado al acuerdo que no era necesario comenzar una guerra sin ningún motivo ya que supondría la repercusión de muchas muertes. Pero que si algún Reino se levantaba con la intención de acabar con aquella paz, acudirían a la llamada de la guerra. Y ambos lo harían juntos.

Esos pactos callaron durante unos años al consejo sobre las tensiones con otros Reinos, pero parecía que no se callaban respecto al hecho de que a sus 26 años, aun no había contraído matrimonio.

"La estas esperando, ¿verdad?" le preguntaba Coco medio sonriente, al ver como Jellal miraba con ceño fruncido el grosor de la carpeta donde iba guardando todas las cartas de compromiso de las familias nobles y princesas de otros Reinos. Él se limitaba a mirar hacia la ventana y esperar a que Coco lo abandonase.

Coco dio dos suaves golpes en la puerta, y Jellal le permitió el paso. Sentado en su mesa, atendiendo unos últimos asuntos hizo sitio para que Coco le dejara su comida en la mesa.

-Hoy hacen 3 meses que se completó el plan de reconstrucción de todas las ciudades, todas dan la misma respuesta positiva- le informó Jellal orgulloso mientras le mostraba el papel que le había mandado uno de los alcaldes- Al parecer, el indice de pobreza esta disminuyendo.

-Ya era hora, después de tanto trabajo duro- sonrió Coco sentándose en la silla en frente de su mesa. Este gesto nunca lo hubiera tenido con Faust, seguramente se hubiera ganado un castigo... Pero Jellal era algo mas que su Rey, era su amigo.

-¿Alguna novedad?- preguntó Jellal después de una pausa.

Jellal hacia tiempo le había pedido a Coco que si escuchaba alguna novedad importante en el castillo o fuera de él, que no durara en contárselo. Coco solía bromear con lo cotilla que llegaba a ser Jellal a veces, pero comprendía que se preocupaba por la gente que trabajaba con él; por eso cuando la hija del cocinero enfermó un hombre misterioso, "caido del cielo" según dijo el mismo cocinero, pagó las medicinas de la niña.

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