16

84 4 0
                                    

Kyrie:

Te he dado tres meses, te permito que me des la espalda, porque sé que necesitas tiempo para procesar lo que he revelado. Pero debo recordarte, mi amor, que eres mía. Me perteneces. Siempre te poseeré.
Y siempre seré tuyo, ese es el secreto más profundo que poseo.
No conozco tu corazón, pero te estoy mostrando el mío.
Te amo.
No estoy seguro como paso eso, fue inesperado, por decir menos. Esperaba pasar unos días probando la dulzura de tu cuerpo perfecto, pero nunca esperé encontrarme envuelto en la belleza de tu alma. Te lo dije, cuando te confesé mi culpa, sabía que merecías más de mi que una cita sin sentido. Sin embargo, cuando envié a Harris por ti, era en todo lo que pensaba. Ya había luchado por mi deseo hacia ti por siete años. Nunca permití a Harris tomar fotografías reveladoras o indecentes de ti, porque sabía que si tenía un solo vistazo de tu cuerpo desnudo, sería incapaz de hacerte mía. Así que me mantuve alejado.
Por siente años, he luchado en esta batalla.
Mis sentimientos se basan en una sola visión de ti. En el momento que entraste en la oficina de tu padre fue el momento en el que me cautivaste. Lo recuerdo vívidamente. Llevabas un vestido de color verde lima. Llegaba justo por encima de tus rodillas, y se ajustaba a tu cintura. Tenía un corte bajo entre tus hermosos pechos. Se balanceaban y rebotaban cada vez que dabas un paso. Me hipnotizaste. Me sentía como un colegial de nuevo, incapaz de quitarte la mirada, estaba duro como una roca en mis pantalones solo de una mirada. Me miraste y me rechazaste, enfocándote en tu padre. Pero yo era incapaz de salir adelante. En ese mismo momento. Quería ponerte en mi hombro y arrastrarte a mi habitación de hotel. Fantaseaba con rasgar el vestido de tu cuerpo y lamer tu piel perfectamente bronceada, y hacer que te vinieras, y hacerte mía.
Pero eso fue mera lujuria. Poseía más autocontrol que eso. No podía sucumbir a la lujuria, no cuando sabía que merecías más que la lujuria de un hombre como yo.
Sin embargo, nunca pude sacarte de mi mente. Utilice la escusa de cuidar de ti para mantenerte en la periferia de mi vida. Me atormentabas, Kyrie. Todos los días por siete años, me atormentaste.
Sin embargo, cada uno de esos 2,555 días (el día que llegaste en el vestíbulo de mi casa de Manhattan era exactamente siete años para el día de la primera vez que puse los ojos en ti, en esa oficina de Detroit) también me atormentaba con el recordatorio de culpa.
Lo que le pasó a tu padre fue un accidente, pero todavía me siento culpable. No soy un hombre de absolverme a mí mismo con excusas de „‟No quise decirlo‟‟. No espero que me perdones.
Pero espero que lo hagas.
Sí, mi dulce, cariñosa, perfecta Kyrie, te encuentras capaz de hacer algo así, tienes que salir por esa puerta.

Valentine Roth.

AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora